Navarro-Valls, el español que revolucionó el Vaticano - Alfa y Omega

Navarro-Valls, el español que revolucionó el Vaticano

Un libro recuerda al corresponsal de ABC, primer portavoz no italiano de la Santa Sede

ABC
Foto: De San Bernardo

Joaquín Navarro-Valls escribió su nombre en la historia cuando, en 1984, se convirtió en el primer portavoz no italiano de la Santa Sede, un cargo que ocupó hasta 2006, tocando los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, con los que tuvo «línea directa». Ahora, casi dos años después de su muerte, un libro recupera su figura, la de un español universal que también brilló como corresponsal de ABC en Italia y Medio Oriente. «Navarro-Valls, el portavoz» (Rialp), que reúne veinte testimonios de sus amigos, se presentó ayer en la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, en un acto en el que participaron Manuel Pizarro, presidente de la Academia; Bieito Rubido, director de ABC; Cristina López Schlichting, directora del programa Fin de semana en la cadena COPE, y Rafael Navarro-Valls, vicepresidente de la Academia, hermano de nuestro protagonista y coordinador del libro.

El director de ABC comenzó recordando cómo, en 1977, el director de ABC de entonces, Guillermo Luca de Tena, «se dio cuenta de que aquel médico, aquel psiquiatra, también tenía madera de gran corresponsal». En ese puesto no tardó en darse a conocer como gran profesional. De hecho, en 1983 lo nombraron presidente de la Asociación de la Prensa Extranjera en Italia. Casi nada. «Hubiera seguido muchos años en ese cargo de no ser porque un buen día Juan Pablo II lo llamó para pedirle sugerencias de mejora en la comunicación del Vaticano», recordó. «Pensé que iba a ser solo una hora, pero fueron 22 años en el Vaticano», le confesaría el propio Navarro-Valls a Juan Vicente Boo en una entrevista de 2011 publicada en ABC, que se recoge al final del libro.

Personaje histórico

Durante su trabajo como portavoz, según apuntó Bieito Rubido, Navarro-Valls colaboró en hitos de la historia reciente, como la visita de Juan Pablo II a Cuba en 1988 o, algo antes, la que Mijaíl Gorbachov hizo al Vaticano, la primera de un mandatario de la Unión Soviética allí. «Se convirtió en mucho más que un portavoz. Fue diplomático, consejero y amigo personal de un Papa tan gigante, de un Papa santo», subrayó.

Por su parte, López Schlichting dedicó su tiempo a ensalzar la figura de Navarro-Valls como un gran comunicador, que con Juan Pablo II revolucionó la forma en la que se conectaba la Iglesia con el mundo. Además, incidió en que siempre se mostró como un «varón normal». «Esta característica a veces está ausente en la Iglesia. Los jóvenes entonces notábamos que un señor normal estaba al lado del Santo Padre. Desde el punto de vista visual, era una novedad. Era un gran cristiano y un hombre de una fe profunda», afirmó, antes de decir, entre risas, que también era un «dandi».

Y tanto. Rafael Navarro-Valls trufó su intervención de anécdotas. La más memorable: el día que su hermano le salvó la vida en una jornada de pesca submarina, cuando lo liberó de los tentáculos de un pulpo inmenso. Fue una de las tantas aventuras de un hombre que lo fue todo y que supo de todo, y que se marchó de este mundo por culpa de un cáncer agresivo. Cuentan que lo hizo sin hacer ruido, y que su habitación se convirtió en una especie de velatorio que nadie se perdió.

Bruno Pardo Porto / ABC