Monseñor Arrieta: «La ley del secreto pontificio está un poco pasada» - Alfa y Omega

Monseñor Arrieta: «La ley del secreto pontificio está un poco pasada»

El secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos anuncia una revisión de las leyes de la Iglesia para incorporar las disposiciones del motu proprio Vos estis lux mundi. De entrada se amplía la definición de los abusos, más allá de que la víctima sea un menor o un «adulto vulnerable»

Ricardo Benjumea
Juan Ignacio Arrieta, el viernes, al presentar el motu proprio en la Oficina de Prensa de la Santa Sede

El motu proprio del Papa Vos estis lux mundi «no es una ley penal, no contiene normas nuevas». Tampoco hay «normas nuevas». Se trata simplemente de «una ley de procedimiento para asegurar que las denuncias son recogidas con seguridad, de modo fiable, y transmitidas a quien debe investigarlas y juzgarlas». Así lo reiteró en La Linterna de la Iglesia de Cope el secretario del Pontificio Consejo para los Textos Legislativos, el español Juan Ignacio Arrieta.

Sin embargo, el documento va mucho allá del simple compendio de la normativa ya existente que se había anunciado durante la celebración del encuentro de presidentes de episcopados de todo el mundo para abordar el escándalo de los abusos sexuales. Así lo reconoció también este obispo de la prelatura del Opus Dei, encargado de presentarlo el jueves junto al arzobispo maltés Charles Scicluna.

Un ejemplo: se considera pornografía infantil aquella en la que aparecen menores de hasta 18 años, elevando de facto la edad desde los 16, como había anunciado Francisco que haría. Hay además en Vos estis lux mundi disposiciones con consecuencias jurídicas contundentes, como la obligación para sacerdotes y religiosos y religiosas de informar de posibles casos de abusos que lleguen a su conocimiento, o plazos y procedimientos muy estrictos que deberán seguir los obispos durante las investigaciones, cuyo incumplimiento motivará sanciones contra ellos.

Para concretar todos estos aspectos, la Congregación para la Doctrina de la Fe «está preparando un vademécum», aclaró Arrieta. Simultáneamente, su propio dicasterio está concluyendo un proceso de «revisión» iniciada «hace bastantes años» de «toda la parte penal del Código de Derecho Canónico», cambios –aclaró– que no solo afectarán a los abusos sexuales.

Una de de las reformas más notorias afectará a la «ley del secreto pontificio», que «está ya un poco pasada», según el secretario de Textos Legislativos. «Hay aspectos del secreto que ninguna ley humana puede a un sacerdote liberarle de las obligaciones morales y sacramentales», matizó, en referencia al secreto sobre las confesiones. Pero dejando a un lado este asunto, que «no se toca», se prevé actualizar esta figura, tal como varios participantes solicitaron durante el encuentro de presidentes de episcopados de febrero.

Se actualiza también la propia definición del delito de abusos sexuales. «La nueva ley ha ido efectivamente mucho más allá que la ley de los delitos graves, una normativa que hasta ahora afectaba a los clérigos con respecto a menores», incluyendo también a los llamados «adultos vulnerables». Todo lo demás quedaba genéricamente incluido como faltas contra el sexto mandamiento. El motu proprio del Papa, sin embargo, incorpora estas nuevas categorías de víctimas.

«Los curas y las monjas deben cumplir las leyes»

Preguntado acerca de la obligación que contempla el motu proprio de colaborar con las autoridades civiles en la investigación de estos delitos, Arrieta aclaró que «lo que dice es que los obispos, los curas y las monjas, como ciudadanos que son de sus países, tienen obligación de cumplir las leyes». En algunos lugares –prosiguió– «hay obligación de denunciar» para cualquiera que tenga conocimiento de estos casos, mientras que en otras legislaciones quienes deben denunciar «son las familias y las víctimas, pero no un tercero».

Estas diferencias legislativas y culturales son las que explican que el Papa haya dispuesto que «tienen que intervenir las conferencias episcopales, para que modelen, “declinen”» las nuevas normas «según las necesidades de cada país, porque la iglesia esta en cinco continentes», donde «las problemáticas son bastante distintas».

También habrá necesariamente en la atención que se exige prestar a las víctimas, ya que –aclaró– un episcopado como el de Sudán no dispone los mismos medios que el de Estados Unidos.