La Iglesia en Venezuela pide un Gobierno inclusivo de transición - Alfa y Omega

La Iglesia en Venezuela pide un Gobierno inclusivo de transición

En una visita a Europa para transmitir a los representantes públicos de la UE la visión de la Iglesia de Venezuela sobre el «momento crítico» que vive su país, el cardenal Baltazar Porras advierte de que «toda solución pasa por una salida concertada entre el chavismo y los otros sectores de la población»

María Martínez López
«Todas las instituciones están destruidas, no hay libertad de expresión y últimamente hay un crecimiento de la represión», denuncia el cardenal Porras. Foto: AFP/Matias Delacroix

Venezuela está viviendo «un momento crítico». El Gobierno de Nicolás Maduro «solo se mantiene por el apoyo militar», y «hasta dentro del propio chavismo se tiene la percepción de que el régimen y su camarilla más cercana» no aportan «absolutamente nada» a la solución del conflicto; «al contrario, empeoran la situación», denuncia el cardenal Baltazar Porras, arzobispo de Mérida y administrador apostólico de Caracas.

¿Cuál es su propuesta? «Tiene que haber una salida sin este pequeño grupo», afirma a Alfa y Omega, durante la visita que realizó la pasada semana a España. Lejos de los «extremismos de un lado y de otro», Porras cree que «toda solución pasa por una salida concertada entre el chavismo y los otros sectores de la población».

«Sigue» vigente, asegura, la necesidad de elecciones libres y democráticas, el encargo que recibió Juan Guaidó al tomar posesión como presidente encargado hasta la convocatoria de esos comicios. Pero las palabras del cardenal sugieren que los tiempos podrían alargarse, mientras se llevan a cabo importantes medidas como «sanear» el Tribunal Supremo o el Consejo Nacional Electoral, que hoy son «tentáculos del Gobierno».

Sin Maduro, pero con miembros del chavismo. Porras reconoce que no toda la oposición ve clara esa solución. «Pero indudablemente se tiene que dar. Y no solo con los más moderados, sino con quien toque», sin obviar que esas personas «tendrán sus responsabilidades y tendrán que responder por ellas. En el espíritu que habla el Papa de perdón y reconciliación, es la única manera» de llegar a una solución real. Una solución, además, que «estamos convencidos» de que puede permitir avanzar hacia la reconciliación y la reconstrucción del tejido social del país. «No se trata de pasar página ni de volver al pasado, sino de encontrar un sentido social y de respeto a todos», sin poner etiquetas. «Todos somos necesarios», afirma, consciente de que aunque el rechazo a Maduro es masivo (en torno al 80 %), el chavismo sigue teniendo partidarios.

Peticiones a Europa

El cardenal Porras está visitando España para participar del 19 al 21 de mayo en un encuentro de Cáritas de Latinoamérica y el Caribe, previo a la asamblea general que se celebrará en Roma del 23 al 28. Pero, aprovechando su estancia en Europa, tenía previsto visitar también Alemania con el rector de la Universidad Católica Andrés Bello, el jesuita Francisco José Virtuoso, para encontrarse con representantes del Gobierno y de varios grupos políticos. La comunidad internacional ve en la Iglesia un referente en el conflicto venezolano, y no es raro que el cardenal protagonice encuentros de este tipo con dirigentes políticos.

El cardenal Porras en la entrevista. Foto: Comunicación SM

Los mismos días que la UE aborda la cuestión venezolana, y una semana después de que el Grupo Internacional de Contacto formado por la UE y países de América Latina aprobara iniciar una misión de alto nivel en Venezuela, el administrador apostólico de Caracas pide a los 52 países que reconocen a Guaidó un paso más. «No basta», dice. «Guaidó no tiene suficiente poder internamente. Se necesita una ayuda. No queremos que sea de tipo militar ni una invasión», sino orientada a un cambio «de la forma más pacífica posible».

Concreta su petición, en primer lugar, en el envío de ayuda humanitaria (en lo que va de año, la UE ha prometido en varias ocasiones el envío de 50 millones de euros). Pide también «no dar cabida sin más a los negocios del Gobierno [de Maduro], como están haciendo Turquía, Rusia, China y el mundo islámico, que lo oxigenan y le permiten sobrevivir». Por último, reclama que no se vendan armas al régimen chavista. A pesar de que el Consejo Europeo aprobó en 2017 un embargo que prohibía suministrar material militar a Caracas, España aprobó el año pasado la venta de repuestos para carros blindados por 20 millones de euros.

Gobierno facineroso

En sus encuentros políticos, el administrador apostólico de Caracas también pretende presentar la visión de la Iglesia sobre la situación política del país, ya que «la percepción que hay en Europa es ligeramente distinta».

Valora su preocupación por los derechos humanos. Pero le interesa aclarar, en primer lugar, que «Guaidó no se “autoproclamó” presidente, sino que la Constitución permite» que jurara como presidente encargado, «en el ejercicio del único poder legítimo que tiene el país»: el de la Asamblea Nacional.

Por otro lado, insiste en que «no estamos ante un Gobierno de izquierdas» al que se opone un movimiento social de derechas, como creen «algunos grupos de izquierda de Europa. Sí, tiene un lenguaje que está muy cercano a Cuba y al marxismo. Pero se ha convertido en un Gobierno populista, que los analistas han calificado de facineroso por sus vínculos con el narcotráfico y el terrorismo. Esto le da a nuestra situación un carácter que va más allá de ser un problema interno». «Venezuela es sede de células de Hizbolá, del ISIS, y de grupos terroristas colombianos», abundó en el encuentro IV Conversaciones PPC, al que asistió durante su estancia en España.

A esto se suma que el Gobierno –denuncia Porras– «se ha apoderado de todos los poderes públicos. No existe división de poderes, y eso genera corrupción» y que la población vea sus necesidades más básicas desatendidas y vulnerados sus derechos humanos. «Todas las instituciones están destruidas, los servicios están prácticamente por el suelo, las empresas privadas han desaparecido», al igual que la clase media; «no hay libertad de expresión y últimamente hay un crecimiento de la represión y las torturas».

El ministerio de la reconciliación

El duro diagnóstico del más cercano colaborador del Papa en el país (lo nombró administrador apostólico para sortear el derecho de veto que el Gobierno venezolano tiene en el nombramiento del arzobispo de la capital) no es óbice para que tenga abiertos diversos canales de comunicación informales con miembros del Gobierno. Y los contactos «aumentan cuando la crisis se agudiza». Prueba de ello son las declaraciones de monseñor Mario del Valle Moronta, obispo de San Cristóbal, que la semana pasada reveló que algunos altos dirigentes del Gobierno «tocaron a las puertas de la Conferencia Episcopal para saber si tenían derecho de asilo» en caso de que cayera el Ejecutivo. Como único comentario, el cardenal afirma que «el papel que le ha tocado a la Iglesia desde siempre es proteger al que es más vulnerable. Y no es fácil, te llevas palos de un lado y de otro».

A pesar del fracaso de la Mesa de Diálogo en 2016, la Iglesia nunca ha dejado de intentar aportar su granito de arena para una solución política. Aunque ahora lo hace por vías más discretas. «Uno de los problemas de la situación venezolana es que todo pretende solucionarse delante de una cámara», apunta Porras. «Más que mediar (el mediador actúa como protagonista) –explica–, tratamos de ser una balanza entre las partes. Buscamos que se entiendan y lleguen a un consenso mínimo». En sus conversaciones con miembros del Gobierno, más que en medidas concretas («no nos toca eso a nosotros») se centra en «el respeto a los derechos humanos» y en la llamada «permanente» a evitar un enfrentamiento armado y la represión violenta. «Este ministerio de la reconciliación es lo más difícil –afirma, como coda, al terminar la entrevista–. Nadie quiere perdonar ni reconocer su responsabilidad. Es hermoso, pero muy duro. Es lo que nos tocó».

«Tenemos que ser constructores de esperanza»

Alejandra llegó a España desde Venezuela hace tres años, recién acabada la carrera de Periodismo. Había conseguido una beca para un curso extra de intercambio académico. Durante los primeros meses de su estancia aquí «la situación allí se agravó tanto» que nunca utilizó su billete de vuelta. Ahora, encadena cursos de posgrado a la espera de poder solicitar el permiso de residencia. No es un caso único. Aunque la mayor parte de los entre cuatro y cinco millones de venezolanos (de una población de 30 millones) que han dejado el país se ha repartido por América del Sur, también llegan cada vez más a España. En 2018, fue el grupo de extranjeros que más creció, un 38,6 %. Y solo en los dos primeros meses de 2019, los venezolanos presentaron casi 6.000 solicitudes de asilo en nuestro país.

El jueves, Alejandra se encontró por sorpresa con Andrea y Erika, dos compañeras de carrera que también han acabado en Madrid, la última hace solo tres semanas. Las tres coincidieron en el encuentro Entre ucabistas, organizado por la Universidad Católica Andrés Bello, de los jesuitas, en la Universidad de Comillas. Un acto que, más allá de lo formal, estuvo lleno de abrazos y efusivos saludos. «Es una manera de conectar con tu gente, con personas que siente igual que tú y comparten tu formación», comenta Andrea. También destaca la importancia de, «en la medida en que podamos», enviar ayuda a casa. De hecho, el objetivo de Entre ucabistas era recaudar fondos para apoyar los programas educativos y sociales de la universidad.

«Si la universidad necesita ayuda, lo mínimo que podía hacer era coger un AVE y venir a colaborar», resalta Juan Aranda, otro inmigrante venezolano. Hace cuatro años él y su mujer cambiaron la Valencia de Venezuela, ciudad costera también famosa por sus naranjas, por su homónima española. «Ya había pasado por dos raptos por extorsión económica, mataron a mi suegro…», contaba a Alfa y Omega al lado de su antiguo socio en Venezuela, también emigrado. Su aportación «no es toda la que esperaría dar», reconoce. Pero lo hace satisfecho de poder devolver parte de lo mucho que ha recibido.

Además de colaborar, Entre ucabistas fue una ocasión para recibir y darse ánimos. En el encuentro participaron el rector de la UCAB, Francisco José Virtuoso, que hizo balance de la situación del país, y el cardenal Baltazar Porras. Este animó a no dejarse «aplastar» por esta realidad y a «crear oportunidades para superarla. Tenemos que ser constructores de esperanza. No estar de brazos cruzados» esperando «una solución de la que no seamos protagonistas», sino «trabajar para que la Venezuela que esperamos pueda ser pronto una realidad».

El cardenal también subrayó que España «se ha comportado y se comporta muy bien» con los inmigrantes venezolanos. Algo que confirman tanto Juan como Alejandra. Ella en concreto se muestra «muy agradecida». «Para ningún inmigrante es fácil. Y obviamente te toca maniobrar y buscar oportunidades. Pero los españoles han sido muy abiertos».

M. M. L.