El Papa presenta a la beata Guadalupe Ortiz como ejemplo de «santidad de la normalidad» - Alfa y Omega

El Papa presenta a la beata Guadalupe Ortiz como ejemplo de «santidad de la normalidad»

«Animo a todos los fieles de la Prelatura a que aspiren siempre a esta santidad de la normalidad, que arde dentro de nuestro corazón con el fuego del amor de Cristo, y de la que tanto necesita hoy el mundo y la Iglesia», escribe Francisco en un mensaje leído al término de la beatificación por el vicario auxiliar del Opus Dei, Mariano Fazio

Agencias

El Papa ha dirigido una carta con motivo de la beatificación de Guadalupe Ortiz de Landázuri, celebrada este sábado 18 de mayo en Madrid, en la que pone de modelo a esta mujer del Opus Dei como ejemplo de persona que supo poner sus «cualidades humanas y espirituales al servicio de los demás, ayudando de modo especial a otras mujeres y a sus familias necesitadas de educación y desarrollo».

En la carta, leída por el vicario auxiliar del Opus Dei, Mariano Fazio, al término de la ceremonia de beatificación, celebrada en el recinto de Vistalegre, el Papa se une a la «alegría» y «acción de gracias» de los participantes «por este testimonio de santidad, vivido en las circunstancias ordinarias de su vida cristiana».

Francisco añade que Dios «nunca abandona a su Iglesia, ni siquiera en los momentos más oscuros, y con amor de esposo sigue suscitando en ella ejemplos de santidad que embellecen su rostro». «Nos llenan de esperanza y nos señalan con claridad el camino que hemos de recorrer».

«Guadalupe Ortiz, con la alegría que brotaba de su conciencia de hija de Dios, aprendida del mismo san Josemaría, puso sus numerosas cualidades humanas y espirituales al servicio de los demás, ayudando de modo especial a otras mujeres y a sus familias necesitadas de educación y desarrollo. Y todo esto lo realizó sin ninguna actitud proselitista sino sólo con su oración y su testimonio», prosigue el Papa.

«Animo a todos los fieles de la Prelatura, así como a todos los que participan en sus apostolados, a que aspiren siempre a esta santidad de la normalidad, que arde dentro de nuestro corazón con el fuego del amor de Cristo, y de la que tanto necesita hoy el mundo y la Iglesia», concluye.

La Eucaristía de beatificación fue presidida por el prefecto de la Congregación para la causa de los Santos, el cardenal Becciu, y concelebrada por los cardenales Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, y Ricardo Blázquez, presidente de la CEE y arzobispo de Valladolid, junto al prelado del Opus Dei, Fernando Ocariz, y unos 200 sacerdotes, en un altar presidido por la imagen de la Virgen de Guadalupe, patrona de México, país al que la nueva beata estuvo muy ligada, ya que trabajó allí durante seis años.

El cardenal Becciu la calificó como «un modelo de virtud y fortaleza de fe», «un don para la Iglesia» y «un ejemplo valioso a seguir.