La mano dura no sirve - Alfa y Omega

La mano dura no sirve

Rodrigo Moreno Quicios
Dos integrantes de Unidos Por El Flow. Foto: Unidos Por El Flow

Frente a la apuesta por la vía punitiva frente al problema de las bandas, el proyecto Transgang apuesta «por formar en mediación a los líderes de estas agrupaciones para que resuelvan sus conflictos internos», explica Katia Núñez, investigadora predoctoral y miembro del equipo de la iniciativa.

Transgang, nacido como un proyecto de investigación en la Universidad Pompeu Fabra para descubrir buenas prácticas en la atención a organizaciones juveniles de calle, tiene experiencia en Barcelona, donde sus miembros han realizado procesos de intervención. Han conseguido, por ejemplo, que bandas callejeras enfrentadas se unieran para sacar el disco de hip-hop Unidos Por El Flow. Seguían así la estela de Casa Kolacho, una iniciativa que desactivó con el rap los disturbios de la Comuna 13 de Medellín tras el asesinato de un líder. «A través de las rimas denunciaban todos los casos de violencia y tuvieron una gran acogida entre los jóvenes», recuerda Núñez.

Con una alternativa a la delincuencia, los participantes en Unidos Por El Flow abandonaron sus bandas y conformaron asociaciones como la Organización Cultural de Reyes y Reinas Latinos de Cataluña. Pero esto no les sirvió como defensa cuando, en 2014, una redada de los Mossos d’Esquadra encerró a varios de ellos por sus errores del pasado. «Muchos de los que estaban en proceso de pacificación fueron perseguidos», lamenta la investigadora.

Es una estrategia que Katia Núñez juzga como errónea. «Dime tú cuánto vale un proceso judicial, tiene muchos más costes que poner a trabajar a educadores y subvencionar programas como estos», protesta indignada. La investigadora carga contra los ayuntamientos y les previene: «Se quejan de que no hay dinero pero lo que realmente sale caro es la cárcel. Además, yo no tengo claro que salgan con la idea de no volver a delinquir».

Transgang quiere repetir sus experiencias de éxito en Madrid. «Estamos pensando en hacer cursos formales con apoyo de las universidades y trabajar con todos los chicos que se quieran apuntar», revela Katia Núñez. La experiencia los avala. Ya en 2018, educadores sociales relacionados con el proyecto impartieron un curso de mediación con quince pandilleros. «Fue una buena experiencia porque, cuando conocen las herramientas de la mediación, quieren más», sentencia Núñez.

Aunque, para que sean efectivas, estas sesiones tienen que darse en la calle. «No se trata de meter a los chicos en centros. Tenemos que ir adonde estén, no van a ir ellos adonde estemos nosotros. Te reciben de buena voluntad cuando quieres hacer cosas con ellos», opina la colaboradora de Transgang.