Los obispos venezolanos hacen frente a las «calumniosas» críticas internas contra el sustituto de la Secretaría de Estado - Alfa y Omega

Los obispos venezolanos hacen frente a las «calumniosas» críticas internas contra el sustituto de la Secretaría de Estado

Redacción

La Conferencia Episcopal Venezolana ha tildado de «calumniosas» una serie de acusaciones dirigidas en contra de monseñor Edgar Peña Parra, sustituto de la Secretaría de Estado de la Santa Sede y originario de la Arquidiócesis de Maracaibo, Venezuela.

Las denuncias provienen de sectores eclesiales que buscan «socavar la credibilidad en el Papa Francisco, creando dudas al hacer ver que su magisterio y acciones quedan marcados por no escoger adecuadamente a sus colaboradores».

A continuación les ofrecemos el comunicado íntegro:

1.— La Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana siente la obligación de alertar al pueblo católico y a la opinión publica nacional e internacional, sobre una serie de afirmaciones calumniosas, en contra de uno de los colaboradores mas cercanos al Santo Padre Francisco, S. E. Mons. Edgar Peña Parra, Sustituto de la Secretaria de Estado y oriundo de la importante Arquidiócesis de Maracaibo, Estado Zulia, Venezuela.

2.— Responsablemente afirmarnos que se trata de una persona ampliamente conocida y apreciada por el Episcopado Venezolano, por el mundo eclesial de nuestro país, por su entorno regional y familiar en Zulia, así como en los lugares donde ha prestarlo su servicio diplomático, lo que nos permite dar un testimonio y un aval sobre su persona y su servicio a la Iglesia.

3.— Han aparecido señalamientos y algunas denuncias a nivel internacional en su contra, manifestando que han sido corroboradas nacional y localmente en su país de origen, cosa que ha causado sorpresa y malestar al mundo católico de la Arquidiócesis de Maracaibo, así como en Venezuela, donde es conocido y apreciado por los importantes trabajos eclesiales y humanitarios realizados durante treinta años en distintas partes del mundo, al servicio de la Santa Sede. Incluso algunos señalamientos no coinciden ni en fechas, ni en presencia física donde dicen que ocurrieron los hechos.

4.— Los difusores actuales en Europa y en otras partes del mundo, que han propagado estos infundios, bajo la apariencia de servir a la verdad, esconden otros propósitos. No sólo atacan a una persona, con ello pretenden denigrar la institución y socavar la credibilidad en el Papa Francisco, creando dudas al hacer ver que su magisterio y acciones quedan marcados por no escoger adecuadamente a sus colaboradores.

5.— Quienes así actúan, desde prolongadas posiciones de bienestar y privilegio, pretenden desautorizar a quien ha señalado con claridad que el empobrecimiento de las mayorías y la destrucción de la casa común hunde sus raíces en una economía desbordada y carente de humanidad. Esto los liga a determinados grupos que buscan desconocer el valor moral del magisterio pontificio, pues sus intenciones son otras. Hiere, mas aún, que a ellos se suman factores internos que se prestan para tales propósitos de forma irresponsable y distan mucho de las exigencias éticas que deben relucir en cualquier creyente. El Papa Francisco nos ha enseñado que las diferencias se resuelven con el diálogo, a través de la cultura del encuentro, no con medios denigrantes.

6.— Nos toca en nuestra calidad de creyentes, recurrir a la oración sincera, a la misericordia que comparte las luces y sombras, sin rehuir a que se investigue y aclare, con pruebas contundentes y no simplemente con afirmaciones sin pruebas, cualquier hecho que perjudique la dignidad del ser humano y a la Iglesia corno servidora de la humanidad. Requerimos, además, de un serio discernimiento para no dejarnos engañar por quienes no buscan la verdad ni la trasparencia, sino otros fines.

7.— Ratificamos nuestra adhesión sincera y diáfana al Santo Padre Francisco, a su persona y a su ministerio, y lo acompañamos en el dolor que hiere, pero no doblega, ante el anuncio gozoso del Evangelio y el coraje de asumir las reformas que permitan tener una solvencia moral mayor a quien ha tornado en serio los desafíos para superarlos. “Seamos realistas, pero sin perder la alegría, la audacia y la entrega esperanzada. iNo nos dejemos robar la fuerza misionera!” (EG 109).

8.— Como Conferencia Episcopal pedimos al Señor y a la Virgen que bendiga el ministerio de nuestro hermano arzobispo, S. E. Mons. Edgar Peña Parra, y le conceda la paz y serenidad para que su entrega de cada día sea mas gozosa para bien de todos, y continue ayudando, en colaboración con el cardenal Pietro Parolin, al Santo Padre Francisco en su misión de ser luz y sal en medio de un mundo transido de situaciones que requieren sanar heridas y abrir caminos de paz y entendimiento.