Documento sobre la oración: «Espíritu abierto y criterio para discernir» - Alfa y Omega

Documento sobre la oración: «Espíritu abierto y criterio para discernir»

El obispo de Tortosa y presidente de la Comisión para la Doctrina de la Fe de la CEE, monseñor Enrique Benavent, explica los términos del nuevo documento de los obispos sobre la oración cristiana

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Foto: CNS

El documento Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo que acaban de publicar pone cautelas a la hora de asumir elementos de tradiciones ajenas al cristianismo. ¿Qué se puede salvar y qué no? ¿Con qué elementos positivos se puede contar?
Todo cristiano, a la hora de rezar y encontrarse con Dios, necesita un ámbito de silencio interior que le permita apartarse de las distracciones, y eso lo contemplan muchas tradiciones religiosas, que tienen metodologías muy detalladas que incluyen posturas corporales y técnicas para preparar ese encuentro. Eso puede ayudar a nuestra oración, por lo que hay que tener un espíritu abierto y un criterio para saber discernir.

Por el contrario, ¿qué elementos son incompatibles?
Aquí conviene distinguir entre técnicas y métodos. El método es una concepción global que comprende un punto de partida y una meta a la que llegar: cómo entiendo la felicidad o cómo entiendo a Dios y al hombre. En este sentido no se puede asumir un método en su totalidad si presenta una idea del ser humano y de Dios que no coinciden con la fe cristiana y con nuestra antropología, o si tiene un concepto de felicidad que no sea la salvación que nos trae Jesucristo, porque si no al final eso puede acabar apartando al creyente de la fe.

También mencionan la necesidad de la Iglesia y de los sacramentos…
La oración del cristiano es la oración del Cuerpo de Cristo, que es la Iglesia, nunca es una oración meramente individual. Y sobre los sacramentos, hay corrientes misticistas que defienden que un hombre espiritual no necesita sacramentos, pero los grandes místicos y santos de la historia de la Iglesia han fundado siempre su santidad en los sacramentos.