«¿Qué pasaría si los náufragos fueran ciudadanos españoles?» - Alfa y Omega

«¿Qué pasaría si los náufragos fueran ciudadanos españoles?»

El responsable de Migraciones de la Conferencia Episcopal afea a los partidos políticos que utilicen «a los migrantes como arma arrojadiza»

Ricardo Benjumea
Inmigrantes rescatados por la ONG Open Arms a su llegada al puerto de San Roque, el pasado 30 de agosto. Foto: Reuters/Jon Nazca

«El Gobierno de España no ha estado a la altura de la situación». Este es el demoledor diagnóstico que hace el director del Secretariado de Migraciones de la Conferencia Episcopal (CEE), José Luis Pinilla, sobre la crisis del Open Arms, el gran vodevil mediático del verano.

No todo son reproches. El jesuita valora positivamente que el Ejecutivo en funciones de Pedro Sánchez haya liderado la solución del reparto de las 160 personas rescatadas por la ONG española entre seis países de la UE, pero lamenta «la incongruencia, los cambios de criterio según los tiempos políticos; la actitud fría y calculadora dependiendo de por dónde sople el viento». Y sobre todo no olvida que el Gobierno pretendió «prohibir la labor del Open Arms», hasta el punto de que, si la ONG partió a finales de junio hacia el Mediterráneo central en labores de rescate, fue desafiando una prohibición del Ministerio de Fomento que presupone que «salvar vidas es colaborar con las mafias, y esto es algo que atenta contra las leyes de salvamento marítimo internacional, que obligan a cualquier persona a intentar rescatar a quien se encuentra en peligro de muerte».

La organización fundada por Óscar Camps, con la que la Iglesia mantiene, en palabras de Pinilla, «una relación tremendamente estrecha y cercana», se expuso conscientemente a una multa de hasta 900.000 euros. «Es aberrante que se intente estigmatizar esta labor», abunda el responsable de la CEE. «Y no me refiero solo al Open Arms, sino también al Ocean Viking y a las demás ONG dedicadas a salvar vidas y a trabajar con los migrantes».

«¿Qué pasaría si en lugar de migrantes extranjeros, habláramos de ciudadanos españoles en peligro de muerte? Seguro que nuestra respuesta habría sido muy distinta», afirma, para acto seguido lamentar «el bochornoso espectáculo» durante el debate parlamentario con la comparecencia de la vicepresidenta, Carmen Calvo. «Volvimos a la triste historia de utilizar a los migrantes y los pobres como arma arrojadiza», dice Pinilla.

El responsable de Migraciones de la CEE ha publicado en las últimas semanas en la web de Alfa y Omega cuatro artículos de una serie con la que, desde este departamento, se quiere ir desgranando el mensaje del Papa Francisco de cara a la Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado, que se celebra el domingo 29 de septiembre. Siguiendo las indicaciones que llegan desde Roma, el propósito es «difundir entre las comunidades católicas los mensajes y actuaciones que está promoviendo el Papa», frente a «algunas voces eclesiales poco conocedoras del tema –asegura– que ponen en cuarentena todo lo que él dice, seguramente como una reacción de miedo, por esa cobardía que a veces tenemos cuando se trata de luchar por el Evangelio».

Son mensajes hostiles –reconoce– que «hacen mucho ruido», pero que no deben «eclipsar la respuesta del Pueblo de Dios». «Es una gozada ver cómo la Iglesia, en su inmensa mayoría, está siendo tan sensible», dice. Y alude a iniciativas de «diócesis y parroquias de toda España» que se han movilizado para atender a las personas migrantes. «Esa es la Iglesia real, la Iglesia de a pie de calle, y es importante decirlo, porque esta es una labor muy desconocida».