Europa, entre el «orgullo» de su historia y el reto de «globalizar la solidaridad» - Alfa y Omega

Europa, entre el «orgullo» de su historia y el reto de «globalizar la solidaridad»

«Tenemos muy en consideración la enorme herencia que han implicado para la identidad europea los valores de las religiones que en este continente se han desarrollado y, en particular, la cristiana». Con estas palabras, el ministro de Asuntos Exteriores de España en funciones, Josep Borrell, ha abierto la mesa redonda Europa es necesaria en el Círculo de Bellas Artes, enmarcada en el Encuentro Internacional Paz sin Fronteras, organizado la Comunidad de Sant’Egidio y el Arzobispado de Madrid

Carlos González García
Foto: Carlos González

Tras agradecer a la Comunidad de Sant’Egidio «esta increíble sesión de trabajo», Borrell ha destacado el papel de los europeos, reconociendo que «tenemos que recuperar una cierta cuestión de orgullo y una satisfacción de pertenecer a este continente y a esta civilización». Y aunque la Unión Europea «se fundó sobre la memoria de la guerra, de las dictaduras y del Holocausto; y, sobre eso, hemos creado una memoria colectiva», también «hay que recordar los aspectos positivos de nuestra memoria». En este sentido, ha subrayado que «hay que recordar, sobre todo a los jóvenes –para los cuales estos acontecimientos son cada vez más lejanos– que Europa es un continente donde se vencieron los totalitarismos y se les devolvió a los ciudadanos la dignidad de vivir en libertad en un Estado de Derecho». Un detalle «indispensable», tal y como ha abundado, «para un mundo de paz y libertad».

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«La solución a los problemas de Europa se encuentra en más Europa»

También ha aportado su sentir Markus Dröge, obispo de la Iglesia evangélica de Berlín, que ha asegurado que «Europa tiene una tradición de esperanza muy particular, con un futuro de paz que es capaz de moverse y de ir hacia delante». Y «si la esperanza quiere encontrar un futuro hoy, puede nacer de nuevo y volver el espíritu de su esperanza inicial». Confiado en estas palabras, que giraban en torno a la idea de que «la paz mundial está unida a la humanidad», Dröge ha puesto hincapié en la idea de que «las iglesias tienen que seguir contribuyendo a ello».

Afirmación que el historiador y miembro de la Comunidad de Sant’Egidio Agostino Giovagnoli ha refrendado de principio a fin. Con la unidad de Europa en el centro de su discurso, ha señalado que «tenemos necesidad de Europa porque conviene». Mientras que la globalización «empuja a condiciones de abajamientos de los salarios, de los trabajadores etc., Europa nos ayuda a ser lo contrario». El profesor ha incidido en la necesidad de estar unidos por valores y no por interés. «Es necesario –ha continuado– hacer esta batalla, y la globalización no debe llevarnos a tomar decisiones equivocadas. Europa no es perfecta, pero la solución a los problemas de Europa se encuentra en más Europa y no en menos Europa». Una hoja de ruta con un solo camino: «Compartir hace que los problemas se pueden resolver, y solo los estados juntos pueden hacerlo con la globalización de la solidaridad, que es lo contrario a la globalización de la indiferencia».

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«Europa es un ejemplo»

El orientalista y politólogo francés Olivier Roy ha aportado, también, su punto de vista sobre la necesidad de volver a los valores en el continente europeo. «En Europa hay un debate entre los valores» y, por ello,«es necesario pensar en el lugar de las religiones». Roy ha recordado a los Papas san Juan Pablo II y Benedicto XVI, quienes «señalaron que la cultura de Europa es pagana». Consciente de aquellas palabras, ha destacado que «la secularización ha ganado» y «la cuestión es que hoy los grupos religiosos tienen que volver a entrar en el discurso sobre los valores: es necesario este debate y eso es lo que hay que hacer hoy».

A su lado, Juan-Dominique Durand, historiador y político francés, ha defendido que «Europa es un mosaico de pueblos con variedad de culturas, pluralidad de lenguas y diversidad de modos de vida», y ha apelado al «sentido de la verdad objetiva, de la responsabilidad personal y de la libertad», tan necesario para la Unión Europea. Comunidad «significa puesta en común», palabra que «viene del cristianismo, como la Comunidad de Sant’Egidio». La palabra comunidad «crea relaciones fuertes» y «la Unión Europea es una comunidad, con sus problemas pero con su fuerza y su solidez, porque los enlaces creados son difíciles de romper». Construir la unidad de Europa «es complejo», ha concluido, «pero es una extraordinaria idea humana porque Europa es un ejemplo».

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Sant’Egidio: «Una lengua que habla de Evangelio»

Finalmente y en esta misma línea, Adam Michnik, historiador y miembro de la Comunidad de Sant’Egidio en Italia, ha insistido, de nuevo, en la necesidad de que «regrese el cristianismo del Concilio Vaticano II». Además, ha apuntado que «el populismo pone en peligro a Europa» y ha lamentado las críticas al Papa, a veces incluso dentro de la Iglesia.

Frente al «anticlericalismo salvaje» que a su juicio impera en algunos lugares de Europa, Michnik ha abogado por un continente con un «lenguaje cristiano, abierto y sin desprecio», en línea con el que emplea la Comunidad de Sant’Egidio. Un idioma que, tal y como ha confesado, «habla de Evangelio».

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Un encuentro fraterno en torno a la fe

Cuando se cumple el 80º aniversario del inicio de la II Guerra Mundial, Madrid se convierte en la capital de la paz al reunir a más de 300 personalidades civiles y religiosas, de más de 80 nacionalidades, para abordar cuestiones como las migraciones, el cuidado del medio ambiente o la presencia de la religión en sociedad. El programa completo se puede consultar en la página web del Encuentro Internacional Paz sin Fronteras.