Jóvenes que no se dejan robar la esperanza - Alfa y Omega

Jóvenes que no se dejan robar la esperanza

Todo parece invitarles al carpe diem, al sálvese quien pueda, pero muchos jóvenes toman en su lugar la opción de intentar cambiar el mundo

Alfa y Omega
Foto: Hannah Herbst

Han llegado a la edad adulta en la resaca de una grave crisis económica mundial y con nubarrones que amenazan una nueva sacudida. Viven en un sistema económico injusto, denostado por amplias mayorías sociales, pero frente al que no parecen atisbarse alternativas realistas en un mundo postideológico. De ahí que no sorprenda que miren la política con indisimulado desapego. Y por si fuera poco, han interiorizado el mensaje de que, con alta probabilidad, vivirán peor que sus padres; ya, por lo pronto, sufren unas condiciones laborales que les hurtan la estabilidad mínima necesaria para emprender proyectos de futuro. Así que todo parece invitarles al carpe diem, al sálvese quien pueda. Pero su respuesta no es esa. Al menos, no en un abrumador número de excepciones.

Ha pasado ampliamente inadvertido el festival Unleash 2019, que, ya en su cuarta edición, ha reunido en Madrid a jóvenes emprendedores de todo el mundo que han puesto de forma altruista sus creaciones para mejorar el mundo. Se han presentado sorprendentes innovaciones con amplio potencial de mejorar la vida de los más pobres y vulnerables, desde brazos robóticos fabricadas con una impresora 3D (invento de un joven madrileño a raíz de una experiencia de voluntariado en Kenia), a una turbina que genera electricidad a partir de las olas del mar, desarrollada por una norteamericana de 19 años que ha renunciado a lucrarse económicamente con los frutos de su investigación. Resume el espíritu de la iniciativa un joven de Ghana que llegó a España en precarias condiciones y ha fundado una ONG par ayudar a otros chicos en su país: «No esperes a ser presidente del gobierno para cambiar el mundo».

Ese es también el espíritu que quiere promover el Papa con su convocatoria a jóvenes empresarios, economistas y activistas que se celebrará en marzo en Asís. Francisco repite continuamente frases como «No se dejen robar la esperanza», insistiendo en que el cambio es realmente posible y en que el enemigo que batir es la resignación. Se precisa, eso sí, una conciencia de fraternidad, de vivir todos en una misma «casa común». Palabras que a menudo el mundo escucha con escepticismo, pero que encuentran gran receptividad en muchos jóvenes.