Enrique Alarcón: «El dolor no podemos quitarlo, pero sí podemos hacer al discapacitado feliz» - Alfa y Omega

Enrique Alarcón: «El dolor no podemos quitarlo, pero sí podemos hacer al discapacitado feliz»

La Fraternidad Cristiana de Personas con Discapacidad (Frater), forma parte de la Federación de Movimientos de Acción Católica de la Iglesia de España y de la Fraternidad Cristiana Intercontinental de Personas con enfermedades crónicas y discapacidades físicas. El presidente de la Frater de Albacete, Enrique Alarcón, quedó a los 20 años con casi un 90 % de discapacidad. En la fraternidad descubrió a Dios

Diócesis de Albacete

Enrique, ¿Qué es la Frater? ¿Cuál es su lema?
Es un movimiento cristiano para personas con discapacidad y para personas enfermas, que se sitúa dentro de la discapacidad física, orgánica y sensorial. El lema fundamental que tenemos está inspirado en las Bienaventuranzas, y surge de la debilidad humana, del dolor, del sufrimiento, del abandono que se experimenta en la discapacidad y en la enfermedad muy grave. Es Levántate y anda, porque entendemos que la debilidad es nuestra fuerza, que a pesar de todas las dificultades y limitaciones, es ahí donde experimentamos cómo el Señor Jesús nos invita a liberarnos de todo aquello que paraliza nuestra existencia, de lo que nos impide andar como seres completos, aunque nuestros pies no tengan movilidad alguna.

Porque vuestras capacidades son mucho mayores que vuestras limitaciones.
Así es. Pensamos que las capacidades que tiene un ser humano superan todo tipo de limitaciones, por eso es posible devolver la dignidad a una persona, ya tenga una grave enfermedad o discapacidad, y sobre todo, porque quien tiene una gran discapacidad o enfermedad no es un pobrecito digno de lastima, sino que está llamado a ser un ser humano completo, digno de amor, necesitado de cariño y con derecho a la felicidad.

Y también la alegría no puede faltar.
Sí, es uno de los elementos principales. El padre François, el fundador de la fraternidad en el año 1942, decía que debemos huir de las alegrías falsas, que la fraternidad debe ser una comunidad donde se experimenta la profunda y verdadera alegría, que es la que damos a los demás para que les podamos ayudar, y lo que a su vez les lleva a ellos a darse a los demás, para que experimenten también la alegría profunda.

Y la Frater en Albacete, ¿Cuándo os reunís y dónde?
Tenemos un grupo de formación y vida que nos reunimos dos veces al mes. También un equipo organizativo, y en la convivencia general nos podemos juntar hasta unas treinta personas. Pero ahora, desde aquí, quiero invitar y llamar a todas las personas y familias que tengan una discapacidad física, orgánica, sensorial: que sepáis que nos podéis visitar en las reuniones generales de convivencia que tenemos todos los sábados últimos de cada mes, en la Parroquia de Fátima. Allí os esperamos.

Por vuestra experiencia, una vez que se entra en la Frater la gente ya no quiere abandonarla.
Sí, porque las personas van experimentando poco a poco parcelas de felicidad y encuentran el sentido de su vida. Yo puedo contarte mi experiencia. Tengo 58 años. A los 20 tuve un accidente de tráfico y me quedé con una lesión de tetraplegia, con casi un 90 % de discapacidad. En esos momentos en los que estaba totalmente perdido, sin saber qué hacer en la vida, porque todo se te rompe, conocí a la fraternidad: van a mí, me llaman y me dicen: queremos visitarte, somos la Frater. Yo no sabía, ni me sonaba lo que era eso, pero con ellos descubrí muchísimas cosas: que mi vida tenía sentido, que podía ser feliz y que podía hacer mucho.

De hecho, hoy tienes una familia, hijos y estás trabajando, a pesar de tu discapacidad.
Sí. Yo tampoco tenía cercanía a la fe, y descubrí a Dios: Dios te libera, te marca para ser feliz, para vivir la alegría y también te exige un compromiso: te llama a estar con el otro, con el que sufre. Y eso es lo que hacemos en la Frater, lo que nosotros llamamos los contactos personales: es ir allí donde el sufrimiento impide que la persona renazca, es decir, vuelva a nacer. El dolor no podemos quitarlo, para eso está la farmacia y la medicina, pero el sufrimiento sí que podemos hacer que desaparezca y que en su lugar se genere lo que es la alegría y la felicidad. Así lo estamos viviendo.

Para quienes quieran pertenecer a la Frater, o bien colaborar como voluntarios —se tenga o no discapacidad, pues hacen falta personas que puedan dedicar un poco de su tiempo—, pueden llamar a los números de teléfono 967 66 03 22/628 28 15 05, o bien contactar por correo electrónico: frateralbacete@live.com, o en Facebook.