Siria, de un santuario a un vía crucis para los cristianos - Alfa y Omega

Siria, de un santuario a un vía crucis para los cristianos

Siria, que en su día «era un santuario para los cristianos que huían de la persecución en Irak», hoy es escenario de un vía crucis que dura ya más de dos años. Así lo afirma el Patriarca grecocatólico de Damasco, Gregorio III, en el prólogo al informe ¿Perseguidos y olvidados?, presentado en el Reino Unido por Ayuda a la Iglesia Necesitada. Este documento subraya, además, un dato alarmante: en dos de cada tres países donde ya había una persecución religiosa preocupante, ésta se ha recrudecido en los últimos tres años

María Martínez López

La persecución religiosa de los cristianos ha empeorado de forma significativa en los últimos tres años. Así lo revela un informe de Ayuda a la Iglesia Necesitada, del Reino Unido, que se presenta los años en que la fundación pontificia no elabora a nivel mundial su Informe bienal sobre libertad religiosa. En 20 de los 30 países que ya suscitaban «gran preocupación», la persecución se ha recrudecido, en la mayoría de ellos de forma significativa. La situación sólo ha mejorado en cuatro de ellos, entre los que se encuentran Laos y Cuba.

El país que suscita más preocupación es Siria, donde los cristianos son especialmente vulnerables a la situación de conflicto armado y además, en algunas zonas, son el objetivo principal de los rebeldes islamistas. En su prólogo al informe, el Patriarca greco-católico de Damasco, Gregorio III, subraya que todos los sirios están viviendo un vía crucis «duro, sangriento y doloroso» desde hace más de dos años.

El papel de un pequeño rebaño

El Patriarca Gregorio recuerda que, «hasta 2011, Siria era un santuario para los cristianos que huían de la persecución en Irak. Nuestro país era un faro de esperanza para el cristianismo en Oriente Medio. Ahora, de repente, los cristianos iraquíes que vinieron a nuestro país han vuelto a huir». Subraya que «el significado de la presencia, papel y misión de este pequeño rebaño es estar con y para el gran rebaño, para que tengan vida y la tengan en abundancia».

Por ello, el patriarca llama «al diálogo, la reconciliación y el mutuo respeto por y entre las partes implicadas, y que la crisis se resuelva por medios pacíficos». También resalta la necesidad de conocer «los hechos y cifras de la persecución», para «comprender la compleja mezcla de cuestiones» que influyen en ella.

Tras la primavera árabe

El informe analiza el período transcurrido desde la primavera de 2011, poco antes del comienzo de la primavera árabe, y hace hincapié en que esta oleada de revueltas ha supuesto un invierno para los cristianos. La persecución desatada en estos países -bombas en las iglesias, ataques contra tiendas y casas de cristianos, secuestro de mujeres y sacerdotes y amenazas públicas- y la consiguiente emigración, «hacen surgir graves preguntas sobre la supervivencia a largo plazo del cristianismo en regiones donde, hasta hace poco, la Iglesia era numerosa y jugaba un papel importante en la vida pública».

El temor latente es que en países como Egipto llegue a ocurrir lo que sucedió, una década antes, en Irak. Ya son 200 mil los cristianos que han dejado el país desde la caída del Presidente Mubarak en febrero de 2011. Y las esperanzas de los cristianos después de la caída de Mursi, en julio de 2013, desaparecieron pronto, después de que, al mes siguiente, casi 80 iglesias y otros edificios de la Iglesia fuera atacados en una única oleada.

Pero no ocurre sólo en los países de la primavera árabe. Este período «ha visto un resurgir sin precedentes en el fundamentalismo islámico, que busca específicamente erradicar la presencia del cristianismo en cualquier lugar donde haya fieles». Los ataques que hasta recientemente eran «pocos y esporádicos, ahora son comunes». El informe subraya sobre todo la virulencia con la que este fenómeno se está produciendo en África. Pocas zonas del continente «quedan ya libres de la amenaza de los movimientos militantes islámicos, cuyo objetivo es el dominio pancontinental». De hecho, el riesgo es similar al de lugares con una larga historia de fundamentalismo islámico, como Pakistán y Afganistán. Ha ocurrido sobre todo en Nigeria, país donde vivían 791 de las 1.201 cristianos asesinados por su fe entre octubre de 2011 y de 2012. Pero también preocupan Sudán, Tanzania y Mali.

Países comunistas

En cuanto a la persecución de los cristianos en los países comunistas, Corea del Norte se lleva la palma. La subida al poder de Kim Long-un no ha supuesto una mejora, sino que, «más bien ha empeorado las cosas». En este país, donde se calcula que hay 500 mil cristianos, sólo hay cuatro templos reconocidos y, si alguien es sorprendido rezando, corre el riesgo de ser ejecutado.

También ha empeorado la situación en China, donde el régimen comunista ha recrudecido su actitud para castigar el incumplimiento de las restricciones legales a la práctica de la fe. En 2012, hubo 130 casos de persecución, que afectaron a 5.000 personas; un 40 % más que el año anterior.

Por último, el informe recuerda también la situación de los países donde partidos nacionalistas persiguen a los grupos que no pertenezcan a la religión mayoritaria, como el budismo en Sri Landa y Burma, o el hinduismo en la India.