La Superiora que lavaba a las enfermas, a los altares - Alfa y Omega

La Superiora que lavaba a las enfermas, a los altares

¿Quién dice que hoy no hay santos? El Papa ha aprobado los Decretos de reconocimiento de nuevos santos y Beatos, entre los que destaca la española María de la Purísima, Superiora de las Hermanas de la Cruz y fallecida hace 17 años, en 1998

José Antonio Méndez
Un momento de la beatificación de María de la Purísima, en Sevilla, en 2010

La Iglesia tendrá una nueva santa española…, y contemporánea: la Madre María de la Purísima, una madrileña de cuna y sevillana de adopción, fallecida hace sólo 17 años: en 1998. Así lo ha autorizado el Papa Francisco, después de aprobar los Decretos de canonización y beatificación que le presentó el cardenal Angelo Amato, Prefecto de la Congregación de las Causas de los Santos.

De este modo, la Iglesia reconoce un nuevo milagro atribuido a la intercesión de la Beata María de la Purísima (en el mundo, María Isabel Salvat Romero), que durante 22 años fue Superiora General de la Congregación de las Hermanas de la Cruz, la institución fundada por la también santa española sor Ángela de la Cruz.

Una vida para los pobres

La fama de santidad de la Madre María de la Purísima está más que acreditada. En primer lugar, por el milagro que la llevó a los altares como Beata en 2010: la curación inexplicable de una niña de La Palma del Condado, en Huelva, que tras nacer con una cardiopatía grave sufrió la desconexión de su marcapasos, una parada cardiorrespiratoria, un edema agudo de pulmón y la falta de oxígeno en el cerebro que le tendría que haber provocado graves secuelas neurológicas. Pero, además y sobre todo, la santidad de la Madre María de la Purísima viene marcada por su vida sencilla y entregada a los más pobres.

La Madre María de la Purísima, junto a san Juan Pablo II, en una visita al Vaticano

A pesar de ser Superiora General de las Hermanas de la Cruz, solía realizar los trabajos más humildes e incluso desagradables. Por ejemplo, cuando visitaba las comunidades de Villanueva del Río y Minas, iba a diario hasta las cuevas para atender a las enfermas que las Hermanas de la Cruz cuidaban allí: donde las lavaba y aseaba, les hacía la comida, les limpiaba la ropa. Además, numerosos testimonios de su Causa de canonización explican que siempre se reservaba para sí los trabajos más duros y penosos, pues su ideal de vida era «trabajar sin figurar», fomentando un clima de confianza y serenidad en sus comunidades.

Junto a ella, el Santo Padre ha aprobado el milagro atribuido a la intercesión de otro Beato, en este caso el italiano Vincenzo Grossi, un sacerdote diocesano nacido en 1845, fundador del Instituto de las Hijas del Oratorio, y fallecido en 1917. Según ha confirmado la Santa Sede al hacer público el Decreto de su canonización, don Vincenzo «fue un ejemplo de amor en la pobreza, que exhortaba a vivir el Evangelio con gozo y sin lamentarse».

Dos mártires jovencísimos

Además, la Iglesia ha aprobado la beatificación de dos jóvenes mártires, asesinados en Laos en 1960, durante la expansión del comunismo en la Península de Indochina. Se trata del italiano Mario Borzaga, sacerdote de los Misioneros Oblatos de María Inmaculada, martirizado con 27 años, y del laico Paul Thoj Xyooj, un catequista laosiano que dio su vida por Cristo con sólo 19 años. Junto a ellos, también será beatificado un sacerdote italiano del siglo XVIII, Giacomo Abbondo (1720-1788), párroco rural «que dio su vida ayudando a los feligreses a redescubrir la belleza y la bondad de Dios», según la Santa Sede.

El sepulcro de la Madre María de la Purísima, en el Casa Madre de las Hermanas de la Cruz, en Sevilla

Otra española, Venerable

El Papa también ha declarado Venerables a siete Siervos de Dios, entre los que destaca la española María Rafaela de Jesús Hostia, religiosa granadina de la Orden de las Hermanas Capuchinas de Santa Clara, abadesa durante casi 30 años y fallecida en 1991. Con ella, también figuran el uruguayo Jacinto Vera, obispo de Montevideo (1813 -1881); Antonio Antic, croata, sacerdote de los Frailes Menores (1893-1965); Juliette Colbert de Falletti, laica francesa, viuda y fundadora de las Hijas de Jesús del Buen Pastor (1786 -1864); la italiana María Brígida Postorino, fundadora del Instituto de las Hijas de María Inmaculada (1865- 1960); y el matrimonio italiano compuesto por Sergio Bernardini (1882-1966) y su esposa Domenica Bedonni de Bernardini (1889-1971).