«Soy anciana como este árbol, pero puedo seguir dando muchos frutos» - Alfa y Omega

«Soy anciana como este árbol, pero puedo seguir dando muchos frutos»

Se quedó viuda, con una hija discapacitada a su cargo y padeció una ligera depresión, pero en un viaje a Tierra Santa, se dio cuenta de que, a pesar de su avanzada edad todavía tenía mucho fruto para dar…

José Calderero de Aldecoa

Don Juan Carlos Domínguez, rector de la residencia para sacerdotes Altomonte, envió al Centro Académico Romano Fundación (CARF), para que fuera publicado en su último boletín, el testimonio de una persona mayor que tras un viaje a Tierra Santa se dio cuenta de que todavía tenía tiempo suficiente para dar mucho fruto.

«Tras muchos años de feliz matrimonio, en el que había nacido siete hijos, mi marido falleció dejándome el recuerdo inolvidable de tantas cosas vividas juntos. Me quedaba en casa sólo la última hija, nacida con una discapacidad mental, de manera que, aunque ya tiene cuarenta años, cuidarla constituye mi tarea fundamental», explicaba la anciana.

Pero a pesar de tener todavía a una hija en casa, la muerte de su marido y la delicada situación de su hija le sumió en una pequeña depresión. En estas circunstancias decidió peregrinar a Tierra Santa con su hija. «Durante los primeros días del viaje la tendencia depresiva parecía aumentar, hasta que un día, estando en el Monte de las Bienaventuranzas, una rama baja de árbol me golpeó en la cara». Fue entonces cuando todo cambió: «Me giré y vi un tronco de oleandro añoso y retorcido por la edad, pero increíblemente lleno de flores. En aquel momento todo cambió y pensé así debe ser mi vida, soy ya anciana, como este árbol a través del cual Dios me ha hablado».

Esta anciana, benefactora del CARF, entendió que «las flores y los frutos que yo debo seguir dando serán, además de cuidar a mi hija hasta que Dios me dé vida y salud, ayudar, con todos los medios materiales y espirituales de que dispongo, a la formación de seminaristas y sacerdotes, de los que comprendo que depende el futuro de la Iglesia y de la sociedad entera».