La Gruta de la misericordia - Alfa y Omega

La Gruta de la misericordia

Los enfermos «van a Lourdes con una enorme humildad y confianza. Confían mucho en la Virgen y en Dios, porque sienten que los necesitan. Y tú te contagias». Así cuenta Marta cómo el ser hospitalaria la ayudó a redescubrir la fe. Enfermos, sacerdotes y hospitalarios saben bien que, como dice el Papa, los santuarios son «lugares santos» donde los peregrinos, «con frecuencia, son tocados por la gracia»

María Martínez López

Los santuarios son «meta de muchos peregrinos, que en estos lugares santos, con frecuencia, son tocados en el corazón por la gracia y encuentran el camino de la conversión». Con estas palabras de la bula con la que convoca el Año de la Misericordia, el Papa Francisco les ha puesto en bandeja a los capellanes de Lourdes el tema pastoral para 2016. De hecho –explica el capellán español padre Teótimo González–, ya están trabajando para que los seis millones de peregrinos que lo visitarán escuchen en las oraciones, catequesis y homilías un mensaje de misericordia.

Al santuario, con el plan Ave María

No todos los que quieren peregrinar a Lourdes pueden participar en una peregrinación de una semana. Pensando en ellos y en quienes prefieren viajar solos, Renfe, los autobuses Alosa (del grupo Avanza) y Lourdes Sanctuaries Hotels se han unido para poner en marcha el proyecto Ave María. Este paquete permite viajar al santuario en un fin de semana, aprovechando el AVE desde Madrid, Ciudad Real, Andalucía o Barcelona hasta Huesca, Zaragoza o Toulouse. Desde allí, un autobús María les permitirá disfrutar del paisaje de los Pirineos hasta llegar a Lourdes, donde pasarán dos días en pensión completa. Ave María garantiza que el viaje se realizará sin importar el número de viajeros. Más información: Viajes El Corte Inglés (Tel. 902 30 40 20).

Este mensaje puede partir de la misma historia de santa Bernadette, la niña que recibió las apariciones de la Virgen. «Sin saber todavía que era la Virgen, dijo de la aparición que me miró como se mira a una persona», recuerda el padre Guillermo, consiliario de la Hospitalidad de Lourdes de Madrid. Una niña «enferma y siempre despreciada» sintió, en esa mirada, el amor de Dios, «y la gente notó en ella el efecto que eso tenía en ella». Para extenderlo a todos, María pidió que se construyera «un lugar donde la gente pudiera encontrarse con Dios. Eso», ni más ni menos, «es la Iglesia».

Una Madre que acompaña

Desde las primeras curaciones, los enfermos han sido los principales beneficiarios de la misericordia divina. Sólo una minoría se cura, pero casi todos «encuentran allí –explica el padre Guillermo– la manera de vivir la enfermedad con esperanza, porque hay una Madre que nos acompaña y sufre con nosotros. Esto nos invita a vivir junto a Cristo todas las situaciones; entre ellas, la enfermedad». Ellos, que a veces pueden estar aislados, «sienten también la cercanía de la Iglesia», a través de los sacerdotes y de los hospitalarios. «Por ejemplo, les impresiona mucho que en las piscinas haya voluntarios que les ayudan y rezan con ellos».

Enfermos ante la gruta de la Virgen

Los hospitalarios encarnan la misericordia de Dios para los enfermos… y a la inversa. «Hay hospitalarios que se convierten en Lourdes. Vienen personas alejadas de la fe o en situaciones irregulares, pero que saben que la caridad es algo que todos podemos vivir». Para ellos, el contacto con la fragilidad vivida desde la fe es un revulsivo. El padre Guillermo recuerda a Carmen, una enferma «que siempre me decía: Yo los preparo y tú los confiesas».

Es lo que le ocurrió a Marta López, hospitalaria de Madrid. Había dejado un poco de lado a Dios, pero al terminar la carrera se planteó que tenía que ver en serio si creía o no. Un amigo –hoy su esposo– la invitó a Lourdes para «buscar a Dios en sus obras». La semana allí «fue caótica», pero al volver fue cayendo en la cuenta de cosas: «Me sorprendió mucho ver que, al hacer cosas», como mover o lavar a los enfermos, «que creía que me iban a dar miedo o asco, en vez de preocuparme por eso sólo pensaba en hacérselo fácil a la otra persona»; una entrega que sabe que no salía de ella.

También le impactó la espiritualidad de los enfermos, que «van con una enorme humildad, confianza y apertura de corazón. Hasta se dejan cuidar por alguien no preparado para ello… Confían mucho en la Virgen y en Dios, porque sienten que los necesitan. Y tú ves a la Virgen a través de sus ojos y te contagias. Es un privilegio ir con gente que se admite enferma, y quiere ofrecerle a la Virgen su enfermedad y sus miedos, ¡y darle las gracias!». Desde esa primera vez, hace diez años, Marta sólo ha faltado el año que nació su hijo. Y esa semana «da sentido a todo. Lourdes hace que salga lo mejor de mí, y luego me es más fácil ser madre, amiga, trabajar en equipo… El Papa lo ha dicho muy bien, en Lourdes entras en un lugar de misericordia».

Lourdes, evangelizador

El Año Jubilar de la Misericordia coincidirá, en Lourdes, con la culminación del proyecto Gruta, corazón de Lourdes. Este plan une la necesidad de reconstruir parte del santuario tras las inundaciones de 2013, pero también quiere reforzar el carácter evangelizador del santuario, explica el padre Teótimo González, capellán español. Durante este año y el próximo, «se ha reformado el entorno de la gruta para reforzar el ambiente de oración. El próximo invierno se trasladarán las velas al otro lado del río, para crear una capilla de luz». En la zona exterior de las piscinas, «donde la gente espera mucho tiempo, se va a redistribuir el espacio de forma que permita animar a rezar» mientras se espera.