Qué hacer sin la risa, cuando ya no esté - Alfa y Omega

Qué hacer sin la risa, cuando ya no esté

Jaime Noguera Tejedor

«Me intriga pensar qué voy a hacer sin la risa cuando ya no esté», dice la autora, que escribe en primera persona para narrar la muerte de su marido. ¿Quién no estará, su marido o la risa? La novela nos habla del valor de la memoria y de la experiencia del amor: conyugal, parental, fraternal, y de la fuerza de los vínculos que crea la amistad. Mediante la experiencia, la memoria conecta constantemente la inteligencia con la vida y hace que ni la reflexión, ni la especulación, ni el razonamiento se desvinculen de la vida. Stephen se está muriendo. Lea decide, de acuerdo con él, documentar, organizar y sistematizar el pasado y el presente para iluminar los recuerdos en el futuro. Por eso, ordenador en ristre, le acompaña momento a momento y cuenta lo que él piensa, rememora y siente. Va colocando las piezas del puzzle de su vida: las cartas que su hermano, que murió de niño, cruzaba con sus padres, los encuentros y desencuentros familiares; rellena el espacio de las elipsis emocionales, comprende mejor al hombre al que ama, al padre de sus hijos.

Hay una historia paralela, la del fotógrafo Francesc Boix, que necesita también documentar los horrores de las guerras que marcaron su vida: la civil española, la Segunda Guerra Mundial, los horrores de los campos de concentración. La memoria como guardiana y espejo de la realidad.

Mediante el recurso al flash back, la novela se construye como un buen guión cinematográfico, yendo y viniendo de la reconstrucción de las experiencias de Boix a la vivencia de los momentos, perfectos en ocasiones, finales con Stephen y con sus hijos.

«Conocer aplaca la ansiedad». Por eso, Lea quiere saber y ayudar a saber qué ocurre, cómo debe actuar, qué puede esperar de los que le rodean y de todos los implicados en cada paso, sea emocional, sea procedimental, sea administrativo. Conocer el amor te ata al amor. Estamos ante una novela de amor, radical, tremendamente humana, nada ñoña, que te toma de la mano y te implica en la secuencia de lo que está ocurriendo.

No se trata de un ejercicio de realismo, sino de un proceso real: como en un baile, bien ceñidos, los protagonistas se van acompañando, cada vez más lentamente, cada vez más ajustados, cada vez más suyos. Y más tuyos. El amor es la conexión y el vínculo con el que se estrecha la totalidad de las cosas que ves desde tu butaca cuando lees, y cuando saltas a la parte de dentro de la pantalla como un participante más de este libro, coral, personal y emocionante.

El jardín de la memoria
Autor:

Lea Vélez

Editorial:

Galaxia Gutenberg (Círculo de lectores)