La mendicidad desaparece en Beneixama - Alfa y Omega

La mendicidad desaparece en Beneixama

La mendicidad en la localidad alicantina de Beneixama, perteneciente a la diócesis de Valencia, ha desparecido tras diversos proyectos, entre los que figuran la apertura de 15 huertos de 300 metros cuadrados, un semillero y un invernadero, «para ayudar a personas en situación económica precaria a cubrir sus necesidades básicas y potenciar su dignidad», según publica en su último número el periódico de la diócesis, PARAULA

AVAN

Uno de los proyectos que impulsa la Cáritas parroquial titulado «Dad y se os dará» consiste en facilitar ayuda a las personas que lo soliciten a cambio de realizar un trabajo o servicio. Entre los trabajos que pueden desempeñar los beneficiarios figuran colaborar en la limpieza y cuidado de la parroquia y sus instalaciones, recoger las basuras de los alrededores del pueblo o de las rotondas, participar en la limpieza de los montes y senderos de la localidad o realizar las podas de los terrenos municipales.

Entre los trabajos ofrecidos figuran colaborar con los servicios sociales del Ayuntamiento, hacer compañía a personas mayores, acompañar a los enfermos al médico o a realizar las gestiones necesarias para personas impedidas.

El programa incluye también trabajos o actividades productivas como poner a producir terrenos no cultivados en Beneixama o pueblos colindantes, colaborar en la recolección de las cosechas de las plantaciones ya existentes para ayudar a sus propietarios, o trabajar en los huertos familiares que ha puesto en marcha la Cáritas parroquial.

A cambio de los trabajos realizados los beneficiarios perciben una compensación económica, equivalente a lo establecido en el salario mínimo interprofesional. La remuneración no es en efectivo, sino que la Cáritas les paga recibos de alquiler, agua, luz o les entrega vales para la compra de comida o medicinas en los comercios de Beneixama o en el economato.

Huertos en un terreno donado por una feligresa

Según explica el párroco, José Limorti, «las horas de las actividades son limitadas ya que el espíritu del programa no es proporcionar un trabajo, sino un medio ocasional de poder hacer frente a una situación especial y momentánea». Igualmente, asegura que como máximo los beneficiarios «pueden realizar 16 horas semanales y añadiendo una más como donativo a Cáritas».

La Cáritas parroquial también ha impulsado en un terreno de 5.000 metros cuadrados donado por una feligresa, la apertura de 15 huertos de 300 metros cuadrados cada uno para que los beneficiarios, además de mantener una ocupación con los huertos tengan alimentos para su consumo. Además de las parcelas para los huertos que llevan el nombre de quien los cultiva, hay una zona común para guardar las cañas y para hacer conservas a leña y otra zona para el estiércol.

Asimismo, una de las huertas es de la propia Cáritas parroquial y los productos que se recogen se venden en el mercado. Con lo obtenido se paga el agua del riego por goteo de todos los huertos que instaló de forma gratuita la Comunidad de Regantes del Valle del Vinalopó.

Economato para 30 familias

El proyecto de los huertos se ha ampliado con la construcción de un semillero y un invernadero con capacidad para 5.000 plantas que crecen a una temperatura uniforme de 24 grados por el día y 9 por la noche. Cuando crecen lo suficiente se plantan en los huertos familiares.

Por su parte, la parroquia acaba de inaugurar un economato del que se benefician 30 familias de Bulgaria, Paquistán, Senegal, Nigeria, Ecuador, Colombia y España residentes en el término. El economato cuenta con 9 voluntarios y 6 colaboradores esporádicos y cada beneficiario dispone de un carnet donde se estipula el dinero que pueden gastar según la unidad familiar y su situación personal y laboral.

Asimismo, la Cáritas parroquial también cuenta con un proyecto educativo en el que una voluntaria da clases de alfabetización y repaso los domingos por la tarde y todos los días en su propia casa.

Igualmente, la Cáritas ha facilitado un carromato acoplado a un triciclo con el que un feligrés de la parroquia, Rafael Sirera, recoge el cartón de las casas, comercios y del polígono industrial y lo lleva hasta un contenedor de reciclaje. Desde el pasado mes de marzo Rafael Sirera que actualmente está en paro ya ha recogido 2.600 kilos de cartón.