La transparencia le sienta bien a la Iglesia - Alfa y Omega

La transparencia le sienta bien a la Iglesia

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La Iglesia atendió en 2013 a 4.200.000 personas en centros como este comedor de las Siervas de Jesús, en Madrid

En un nuevo ejercicio de transparencia, la Conferencia Episcopal Española (CEE) presentó, el pasado jueves, su Memoria anual de Actividades, con datos de 2013. Respondió así un año más al compromiso asumido con el Gobierno de informar acerca del uso que la Iglesia da al dinero asignado voluntariamente por los contribuyentes en la Declaración de la Renta, cifra que ese año ascendió a casi 247 millones de euros (o sea, el 35 % de las Declaraciones presentadas). La partida procedente de la Campaña de la Renta supuso el 23 % de los ingresos de la Iglesia. El resto provino de donativos, colectas y otros recursos propios, dato que sirve de recordatorio de que marcar la X es un gesto necesario pero no suficiente.

La Memoria, sin embargo, es mucho más que un balance de ingresos y gastos. Año a año, la Conferencia Episcopal perfecciona su metodología y presenta un cuadro más completo de la realidad de la Iglesia en España, con datos auditados externamente para garantizar la fiabilidad de las cifras. Con todo, la información será siempre, por necesidad, incompleta. La Iglesia en España está conformada por unas 40 mil entidades con personalidad jurídica, entre diócesis, parroquias (23 mil), congregaciones, asociaciones, Hermandades…, entidades de todos los tipos y tamaños, muchas de las cuales ni de lejos llevan un registro exhaustivo de toda su actividad.

Las estadísticas dejan claro que España no se entiende sin la fe católica. Por poner algún ejemplo, 10 millones de personas asisten regularmente a Misa, en 2013 fueron bautizados 255 mil niños, un millón y medio de alumnos estudiaron en centros escolares católicos… La repercusión en todos los ámbitos de la vida social española es enorme. A modo de epílogo, se ha incluido un estudio sobre el impacto económico de las catedrales, que la empresa de consultoría y auditoría PwC ha estimado en una aportación anual al PIB español de 411 millones de euros.

Resulta especialmente llamativo en la Memoria el fuerte aumento de la actividad asistencial y caritativa para responder a las necesidades provocadas por la crisis económica, de nada menos que el 76 % en los últimos 4 años. En 2013, la Iglesia atendió a unas 4.200.000 personas (casi uno de cada 10 habitantes de España) en sus comedores sociales, albergues, roperos, centros y programas de promoción de la mujer…, labor que hubiera sido imposible sin un ajuste drástico del gasto en otras partidas y sin el trabajo de cerca de 80 mil voluntarios.

Son cifras que producen legítimo orgullo entre los católicos. Pero sería estéril quedarse ahí. Conocer esta realidad debe servir de acicate para mantener el compromiso por parte de todos, y para animarnos también a seguir acercándonos con la mano tendida al resto de la sociedad. Los católicos queremos servirla, no dominarla. A cambio, sólo pedimos poder vivir nuestra fe en libertad. No aislados del resto, sino en medio del mundo, trabajando codo con codo con todas las personas de buena voluntad por un mundo más fraterno y más justo.

Hemos querido en Alfa y Omega que otras personas, a veces en las antípodas de la Iglesia, valoren los datos de esta Memoria. Las respuestas no pueden ser más alentadoras, lo cual nos deja dos mensajes muy claros. El primero, que la transparencia le sienta bien a la Iglesia. Pese a todos nuestros pecados y limitaciones –que nunca deberíamos tener miedo de reconocer–, la Gracia opera en la Iglesia, que sigue mostrando al mundo el rostro de Jesucristo.

La segunda enseñanza es que el camino de la misión es vivir con autenticidad el Evangelio. Pasar por el mundo haciendo el bien a los demás es la más eficaz carta de presentación del Evangelio, y el mejor modo –el único tal vez– de romper barreras y prejuicios para poder llegar a todos los hombres y mujeres en todos los rincones de la sociedad.