Lejos del mundanal ruido. El nihilismo flemático de Thomas Hard - Alfa y Omega

Lejos del mundanal ruido. El nihilismo flemático de Thomas Hard

Dickens contaba horrores, pero sus novelas estaban atravesadas por el amor a sus personajes y, en definitiva, al hombre. Hardy es exquisito y elegante, pero sus relatos están cubiertos por la tristeza de un nihilismo desencantado. El danés Thomas Vinterberg nos ofrece una sólida versión de una de sus novelas, Lejos del mundanal ruido, escrita en 1874

Juan Orellana
Fotograma de Lejos del mundanal ruido

La literatura decimonónica inglesa siempre se ha llevado bien con el cine. Adaptar una novela de Jane Austen, Dickens, Charlotte o Emily Brontë, o Thomas Hardy es una excelente ocasión para lucimiento de actores, directores artísticos, iluminadores y diseñadores de vestuario y peluquería. Pero también hay que decir que Hollywood, seducido por esos atractivos, suele reflejar de forma mucho más alejada de la realidad los mundos precisos que describen esos autores. Son los europeos y especialmente los británicos, evidentemente, quienes han retratado con más autenticidad –y también con más aguda mirada crítica– la atmósfera de los pequeños mundos de las aristocracias rurales o de la pobreza urbana.

La semana pasada llegó a nuestras pantallas la adaptación de la novela de Thomas Hardy Lejos del mundanal ruido (Far from the madding crowd), que ya conoció en 1967 otra versión, dirigida por John Schlesinger y protagonizada por Julie Christie. En realidad se han hecho casi cincuenta adaptaciones cinematográficas y televisivas de los relatos de Hardy. La más conocida es probablemente Tess, de Polanski (1979), interpretada por Nastassja Kinski. Hardy es un autor oscuro, marcado por un pesimismo antropológico muy amargo, y por un seco ateísmo. Retrata algunos ambientes similares a los de Austen, pero en las antípodas de su mirada. De hecho, la temática de Lejos del mundanal ruido podría resultar muy austeniana: trata de una mujer, Bathsheba Everdene (interpretada por Carey Mulligan), que es deseada por tres hombres: un altivo suboficial (Tom Sturridge), un bondadoso ganadero venido a menos (Matthias Schoenaerts) y un tímido caballero (Michael Sheen). Este argumento de ecos románticos adquiere en la pluma de Thomas Hardy unos perfiles muy trágicos: se convierte en una fábula sobre lo injusto de la vida, las bromas sin gracia del destino, y la tristeza de la existencia en general. Sin embargo, el trabajo actoral es tan extraordinario, y la interpretación de Mulligan tan luminosa, que la cinta se ve con agrado, destacando su elegante clasicismo. Algo curioso, si caemos en la cuenta de que el director es el danés Thomas Vinterberg, fundador del movimiento de renovación estética Dogma 95. Sin embargo Vinterberg siempre se ha visto atraído por historias del lado oscuro como Celebración (1998) o la reciente La caza.

Una escena de Lejos del mundanal ruido

Es interesante comprobar cómo el antagonista de la película no es un personaje, sino la vida. El espectador va empatizando incluso con el dolor del militar, que inicialmente despierta obvias antipatías. Todos parecen, tras una mirada superficial, bailar al ritmo de nuestra heroína, Miss Everdene; pero en realidad todos, incluida ella, están sometidos a la arbitrariedad de un destino caprichoso y, a menudo, cruel.

Lejos del mundanal ruido
Director:

Thomas Vinterberg

País:

Reino Unido

Año:

2015

Género:

Romance

Público:

+7 años