El Papa denuncia la «discriminación laboral de la mujer» - Alfa y Omega

El Papa denuncia la «discriminación laboral de la mujer»

En su primer encuentro en Turín, con representantes del mundo del trabajo, el Papa ha pedido a empleados y empresarios ser «artesanos del futuro», con una economía que no se base en «el capital y la producción sino en el bien común»

RV

El primer encuentro del Papa Francisco en Turín ha sido con representantes del mundo del trabajo: una trabajadora, un agricultor y un empresario, que contaron sus experiencias al Pontífice. El Papa ha recordado después a todos que el trabajo «no sólo es necesario para la economía, sino para la persona humana, para su dignidad, su ciudadanía y su inclusión social». El Obispo de Roma instó a decir «no» a fenómenos como la idolatría del dinero, la mafia o la corrupción, tan extendida «que parece una actitud».

«No, a una economía que descarta a quienes viven en la pobreza absoluta pero también a los niños, los ancianos y ahora también a los jóvenes. ¡Lo que no produce se excluye a modo de usar y tirar! Estamos llamados a decir No a la idolatría del dinero, que nos impulsa a entrar, a cualquier precio, en el número de los pocos que, a pesar de la crisis, se enriquecen sin tener en cuenta a muchos que se empobrecen, a veces hasta el hambre. Estamos llamados a decir No a la corrupción, tan difundida que parece una actitud, un comportamiento normal. Pero no con palabras, sino con hechos. No, a los acuerdos mafiosos, a las estafas, a los sobornos y este tipo de cosas», ha señalado el Papa.

Ante esta situación, «global y compleja», el Pontífice ha explicado que «no sólo se puede esperar la recuperación» sino que «es fundamental y es necesario que toda la sociedad, todos sus componentes, colaboren para que haya un trabajo para todos y sea digno del hombre y de la mujer». Pero esto «implica un modelo económico que no sea organizado en función del capital y de la producción sino del bien común».

En su mensaje, Francisco también ha abordado el tema de los derechos de las mujeres, que «deben ser protegidos con fuerza porque ellas, que también portan el mayor peso en el cuidado de la casa, de los hijos y de los ancianos, son aún discriminadas en el trabajo».

Y ante fenómenos como el desempleo y la crisis económica, Francisco ha pedido no culpar a los inmigrantes de que «aumente la competencia» porque «ellos son víctimas de la desigualdad, de esta economía que descarta, y de las guerras». El Papa animó asimismo a «invertir con valentía en la formación, tratando de cambiar la tendencia que ha visto caer en los últimos tiempos el nivel medio de educación y a muchos jóvenes abandonar la escuela». Y ha abogado por «un pacto social y generacional basado en la solidaridad y que recupere la confianza entre jóvenes y adultos».

Y ha concluido con un mensaje de ánimo y esperanza para todos los trabajadores y empresarios: «¡Ánimo! No significa paciencia, resignaos. No, no, no significa esto. Al contrario, significa: sed osados, sed valientes, ¡id adelante! ¡Sed creativos! ¡Sed artesanos todos los días, artesanos del futuro! Con la fuerza de aquella esperanza que nos da el Señor que jamás defrauda, y que también necesita de nuestro trabajo».