Nigeria, donde el perdón es más fuerte que las bombas - Alfa y Omega

Nigeria, donde el perdón es más fuerte que las bombas

Para un cristiano, vivir en Nigeria supone en muchos casos peligro de muerte. Saben que son objetivo terrorista. Sus iglesias son atacadas con coches bomba. Pero en medio de la inestabilidad del país, los cristianos son los verdaderos protagonistas del perdón y de la paz. Sólo necesitan de nuestra ayuda para reconstruir sus iglesias, becar a sus seminaristas y sostener a sus sacerdotes. Los cristianos de Nigeria son los beneficiarios de la campaña de Navidad de Ayuda a la Iglesia Necesitada

Raquel Martín
Una niña católica nigeriana, rezando

Chioma Dike perdió a su marido y a sus tres hijos un día de Navidad, el 25 de diciembre de 2011. Ella se salvó porque se quedó en casa preparando la comida. El resto de su familia fue a misa a la Iglesia de Santa Teresa de Madalla y, a la salida, explotó un coche bomba. 45 personas murieron y 81 quedaron gravemente heridas, algunas de por vida. «Tengo el corazón roto, pongo todo en manos del Señor. Sólo Dios puede consolarme. Nunca perderé la fe en Dios», asegura esta madre de familia a Ayuda a la Iglesia Necesitada, con una entereza difícilmente explicable.

Chioma Dike, que perdió a toda su familia en la Navidad de 2011, cuando los terroristas de Boko Haram atentaron contra la iglesia de Santa Teresa, de Madalla

Como Chioma Dike, los cristianos en Nigeria han sufrido el dolor de la persecución en su propia carne. Desde 2011, más de 800 han sido asesinados por su fe, y se han producido 430 ataques a iglesias cristianas. Nigeria es hoy uno de los países del mundo más letales para los cristianos. Cada domingo, se juegan la vida al ir a misa.

En Nigeria, aproximadamente la mitad de la población es musulmana, la otra mitad, cristiana, y casi un 10 por ciento, animista. Ciertamente, la historia de este país africano, rico pero con mucha población pobre, ha estado plagada de conflictos, tensiones sociales, corrupción… Sin embargo, la escalada de violencia que está protagonizando el grupo terrorista Boko Haram, con la pretensión de islamizar el país, no tiene precedentes.

Ante el brazo de Al-Qaeda

Este brazo de Al-Qaeda en Nigeria quiere implantar la sharia en todos los Estados del país. Boko Haram significa La educación occidental es pecado y, por ello, combate con la violencia contra todo aquello que no sea estrictamente nacido del Corán, ya sea contra los cristianos, el actual Gobierno no islámico, instituciones sociales e internacionales, policía, ejército, escuelas, universidades, entidades bancarias…, e incluso los creyentes musulmanes más moderados.

Estos musulmanes terroristas han declarado la guerra, pero, por parte del otro bando -los cristianos-, la respuesta es el perdón y el deseo de construir una Nigeria en paz, en la que puedan convivir católicos, protestantes y musulmanes juntos.

Iglesia de Santa Teresa, de Madalla

«Pueden destruir nuestros edificios y templos, pero no destruirán nuestra fe». Son palabras del arzobispo de Jos, monseñor Ignatius Ayau Kaigama. Donde la Iglesia es más perseguida, es más sólida y más consciente de su misión en el mundo.

La Iglesia, sanadora

Nigeria necesita que los cristianos permanezcan en el país. Son un instrumento de unidad y pacificación en este inestable país africano. Ellos, por su parte, necesitan reconstruir sus iglesias destruidas por los atentados, sanar sus heridas gracias al consuelo de sus sacerdotes, llevar a sus hijos a catequesis para aprender el perdón y el amor, que sólo es posible en estas circunstancias gracias a Jesucristo.

Por ello, Ayuda a la Iglesia Necesitada ha querido dedicar este año su Campaña de Navidad a sostener a la Iglesia en Nigeria. Es una Iglesia muy dinámica y joven, que ostenta el mayor número de seminaristas de todo el continente africano: un total de 5.000. Así habla Hezekiah Kovona, uno de los 327 jóvenes del seminario de San Agustín, en Jos: «Nosotros queremos ser sacerdotes. En Nigeria los extremistas siguen el camino de la violencia, pero nosotros queremos seguir el camino del Señor».

Seminaristas del Seminario de San Agustín, en la ciudad de Jos

Génesis, otro seminarista, comenta que «mucha gente, e incluso nuestras propias familias, nos preguntan a veces por qué arriesgamos nuestras vidas como sacerdotes, pero nosotros no tenemos miedo. Debemos la supervivencia a Dios». Estos cristianos cargan con la cruz de la persecución. Pero saben que el perdón es un arma mucho más poderosa que la bomba más potente.

Al servicio de estos pobres que lloran buscando consuelo y que son atacados por llevar el nombre de Cristo, trabaja esta fundación pontificia. Esta Navidad, pide ayuda para la construcción de iglesias, becas para la formación de seminaristas, proyectos de catequización y sostenimiento económico de sacerdotes con estipendios de misas. Nigeria necesita la presencia cristiana para mirar con esperanza el futuro, ¿por qué no ayudarles?