Un cristiano en el corredor de la muerte: «Dios me conoce y me dará la libertad» - Alfa y Omega

Un cristiano en el corredor de la muerte: «Dios me conoce y me dará la libertad»

Sawan Masih lleva siete meses en el corredor de la muerte de la cárcel de Faisalabad (Pakistán), acusado en falso de blasfemia. Aunque conoce el avance de los extremistas, mantiene la esperanza y reza a diario por los jueces que han de revisitar su caso

Redacción

Sawan Masih, cristiano condenado a muerte injustamente por blasfemia, que desde abril del 2014 está en el corredor de la muerte en la cárcel de Faisalabad, no pierde la esperanza de ser liberado y verse a salvo: lo dice, en una nota enviada a la Agencia Fides, el cristiano Joseph Francis, líder de la ONG CLAAS (Centre for Legal Aid Assistance & Settlement) que sigue y asiste casos de cristianos discriminados y perseguidos en Pakistán. Francis, que se ha entrevistado con Masih en la cárcel, explica que reitera su inocencia, que está decepcionado con el procedimiento de la justicia y que se encuentra muy preocupado por su mujer y sus hijos. «Desafortunadamente, los extremistas se están volviendo muy poderosos, e incluso a veces los tribunales y la policía parecen impotentes, como ocurrió recientemente en el caso de Asia Bibi», explica el letrado.

Masih pasa la mayor parte de su tiempo rezando: cada mañana reza por sus abogados y por todas las víctimas de la blasfemia. Según Francis, «Masih también recuerda a los jueces en su oración diaria, para que Dios aumente su coraje, y sean capaces de aplicar una verdadera justicia en sus decisiones». Confiado en Dios, Masih confía en que se haga justicia y que pronto pueda abrazar a su familia. «Estoy muy agradecido a los que están orando por mí y por mi familia y pido a todos que continúen haciéndolo. Dios me conoce, sabe que soy inocente y me dará la libertad».

Sawan Masih fue acusado de blasfemia en marzo de 2013. Después de su acusación -Masih insiste en que es falsa-, una turba musulmana quemó más de 178 casas del barrio cristiano de Joseph Colony, en Lahore. La primavera pasada llegó la sentencia de muerte por blasfemia, mientras que ningún musulmán ha sido castigado aún por la devastación.

Fides / Redacción