Las cosas que no nos cuentan: el TTIP - Alfa y Omega

Las cosas que no nos cuentan: el TTIP

En el Equipo de Reflexión de Justicia, Paz e Integridad de la Creación, del Área de Justicia y Solidaridad, de CONFER, hemos reflexionado sobre algo relativamente muy poco conocido, el Tratado de Libre Comercio entre EE. UU. y la UE, cuya ignorancia casi mayoritaria nos ha alarmado. A veces parece que la Vida Consagrada no tiene por qué interesarse en cosas que afectan a la vida política. Y, sin embargo, si nos tomamos en serio la vida y el sufrimiento de las personas, no podemos quedar al margen de decisiones globales que de hecho van a afectar al bienestar y a la dignidad de las personas

CONFER

Bien claro lo tiene la Doctrina Social de la Iglesia, para quien el centro de la vida económica, social y política, desde la visión del evangelio, lo constituye la dignidad de la persona. Pero hay que bajar el ámbito de los principios a su aplicación concreta en la vida y la realidad de la vida diaria. El papa Francisco nos puede servir de ejemplo cuando, antes de mirar a los principios, mira a las personas y, al ver cómo sufren las personas (inmigrantes, parados, mujeres, etc.), se pregunta por qué, y acaba concluyendo que «hoy tenemos que decir ‘no’ a una economía de la exclusión y la inequidad. Esa economía mata» (EG 53).

Este es el caso del Tratado de Libre Comercio EE. UU.-UE que queremos sacar a la luz en esta reflexión. Un Tratado de Libre Comercio busca flexibilizar las relaciones comerciales entre países o Estados, en beneficio de todos. Pero es un terreno resbaladizo. En principio, porque hoy en día no hay igualdad entre las partes a la hora de llevar a cabo esta flexibilización y «los fuertes» (EE. UU. en concreto) se «comen» a los débiles.

Lo que llama la atención, en este caso concreto, es el secreto en el que se están realizando las gestiones del Tratado, algo sospechoso pues, como dicen los amigos del juego, «cuando estás jugando al póker, no enseñas las cartas». El evangelio lo dice muy claro: «El que practica lo malo o se acerca a la luz para que no se descubran sus acciones» (Jn 3,20), Todo lo que se sabe sobre el contenido del Tratado se debe a «filtraciones» sobre todo de la Comisión Europea, que es quien lleva la gestión del tema y, según lo que se va viendo, son los intereses económicos de las grandes empresas las que no quieren que se sepan sus intenciones, pues pretenden que las decisiones políticas de los Estados se subordinen a esos intereses económicos y sus beneficios. Para la Doctrina Social de la Iglesia, «todo sistema según el cual las relaciones sociales deben estar determinadas enteramente por los factores económicos, resulta contrario a la naturaleza de la persona humana y de sus actos (Catecismo de la Iglesia Católica 2423)».

En concreto, hay dos instituciones del Tratado que lo quieren hacer efectivo: en primer lugar, el Consejo de Cooperación Regulatoria por el que las empresas multinacionales van a tener poder para poner, quitar, revisar, etc. cualquier norma económica pasada, presente y futura de cualquier Gobierno Soberano en función de sus intereses. Que nada se haga si no les beneficia.

En segundo lugar, la Cláusula de Resolución de Conflictos Inversor–Estado (ISDS), por el que las empresas transnacionales tendrán el poder de demandar a países concretos si, por decisiones políticas, se sienten perjudicadas en sus beneficios, pasando por encima de las decisiones democráticas tomadas por los Estados Soberanos. Los juicios no se harán en los tribunales normales internacionales ya existentes sino en un tribunal privado de tres abogados y por encima de las leyes internacionales.

Todos los logros conseguidos a lo largo de tantos años en los países europeos (sanidad y educación pública, derechos laborales, transgénicos, agrocombustibles, energías renovables, etc.) se medirán a la baja en función de otras legislaciones más laxas existentes es EE. UU., profundizando más y más en los elementos más fundamentales de una economía «que mata» y en la que quien manda es «la idolatría del dinero», supeditando a las personas al beneficio de las empresas y dejando todo en manos de la libertad (absoluta) del mercado.

Existe una Iniciativa Legislativa Popular para frenar las negociaciones desde las instituciones democráticas de la Unión Europea. Para firmar esta iniciativa y recibir más información, éstos son los enlaces: http://stop-ttip.org/sign/

Equipo de Reflexión de JPIC de CONFER