Monseñor Barrio pide un trabajo digno para las gentes del mar - Alfa y Omega

«La fiesta de la Virgen del Carmen, es una buena ocasión para que todos nosotros contribuyamos a dar un nuevo impulso al Apostolado del Mar con nuestra acción para que toda la familia marinera esté muy unida, remando todos al unísono y en la misma dirección y respondiendo cada día mejor al compromiso cristiano. La Virgen del Carmen os lo recompensará con creces». Así se expresa en una Carta Pastoral con motivo de la popular fiesta de la Virgen del Carmen y dirigida a los hombres y mujeres de la mar, el arzobispo compostelano, monseñor Julián Barrio. En su escrito, el arzobispo recuerda a la familia marinera que «somos conscientes de que quienes trabajan en el mar, tienen una vida sacrificada y llena de riesgos, no siempre bien valorados. Deseamos que los Organismos del Estado y de la Comunidad Europea garanticen las condiciones de un trabajo digno, más humano y debidamente remunerado a todos los marineros».

Carta pastoral en la Virgen del Carmen 2015

«!Oh gran amadora del Eterno Dios, Estrella luciente, amparadnos vos»

Queridos miembros de la gran familia del mar:

Con esta invocación de Santa Teresa de Jesús con que nosotros nos dirigimos a la «GRAN AMADORA DEL ETERNO DIOS», Madre de todos los hombres, comienzo esta carta que como todos los años dirijo a la gran familia de las gentes del mar con motivo de la festividad de vuestra querida Patrona, la Virgen del Carmen.

La imagen que figura en el cartel anunciando la fiesta de este año, es la Virgen del Carmen, Reina de las Huertas, que fue coronada hace un año, como Excelsa Titular de la Ciudad de Almería y su provincia. La devoción que nos infunde a todos los que la contemplamos nos lleva a recordar la oración de San Simón Stock: «Flor del Carmelo, Viña florida – esplendor del Cielo – Virgen fecunda, singular – ¡Oh Madre tierna – a los carmelitas proteja tu nombre – Estrella del Mar!».

«Hágase en mí según tu palabra»

Reina y Señora de toda lo creado, la proclamamos en uno de los misterios del Rosario. María, la esclava del Señor, es la hija predilecta de Dios Padre, ante el que manifiesta su plena disponibilidad: «Hágase en mí según tu Palabra». Como hijos suyos debemos asumir el encargo sagrado y grandioso de custodiar la creación. Ella supo transformar un establo de animales en la casa de Jesús con unos pobres pañales y una inmensa ternura. Acogió la voluntad de Dios, dando su consentimiento pleno a las palabras del Arcángel.

Como Madre de todos, es signo de esperanza para los pueblos que en medio de tantos sufrimientos esperan que se viva en plenitud la fraternidad como garantía de la justicia. Ella está pendiente de nosotros y nos acompaña por la vida, y con su cariño materno derrama incesantemente su amor misericordioso, abriendo nuestros corazones a la fe y al amor de Dios. Cuando Cristo sufría en su carne el dramático encuentro entre el pecado del mundo y la misericordia divina, pudo ver a sus pies la consoladora presencia de su Madre y del apóstol Juan junto a la Cruz. En ese instante sublime, antes de dar por consumada la misión que el Padre le había encomendado, Jesús le dijo a María: «Mujer ahí tienes a tu hijo», y dirigiéndose al discípulo amado, le dice: «Ahí tienes a tu Madre». Estas palabras pronunciadas por el Señor a modo de testamento, convierten a María en la Madre de todas las criaturas humanas y en la gran intercesora de todos sus hijos. Dios es nuestro Padre y María nuestra Madre.

Desde aquel momento, María cumple el encargo que le hace el Señor, manteniendo juntos y en oración a los apóstoles hasta la venida del Espíritu Santo, que colma de sus dones a la Iglesia naciente y le da fuerza, sabiduría y valor para salir a anunciar el Reino de Dios.

Impulso al Apostolado del Mar

La fiesta de la Virgen del Carmen, es una buena ocasión para que todos nosotros contribuyamos a dar un nuevo impulso al Apostolado del Mar con nuestra acción para que toda la familia marinera esté muy unida, remando todos al unísono y en la misma dirección y respondiendo cada día mejor al compromiso cristiano. La Virgen del Carmen os lo recompensará con creces.

Somos conscientes de que quienes trabajan en el mar, tienen una vida sacrificada y llena de riesgos, no siempre bien valorados. Deseamos que los Organismos del Estado y de la Comunidad Europea garanticen las condiciones de un trabajo digno, más humano y debidamente remunerado a todos los marineros.

Oración a la Virgen y Madre María

Con mi recuerdo orante para quienes han perdido su vida en el mar, finalizo esta carta con la oración que el Papa Francisco dedica a la Santísima Virgen, en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium (la Alegría del Evangelio):

«Virgen y Madre María, tú que movida por el Espíritu Santo acogiste al Verbo de la vida en la profundidad de tu humilde fe, totalmente entregada al Eterno, ayúdanos a decir nuestro ‘sí’ ante la urgencia más imperiosa que nunca, de hacer resonar la Buena Noticia de Jesús.

Tu llena de la presencia de Cristo, llevaste la alegría a Juan el Bautista, haciéndolo exultar de gozo en el seno de su madre. Tú, estremecida de gozo, cantaste las maravillas del Señor. Tú que estuviste plantada ante la Cruz con una fe inquebrantable y recibiste el alegre consuelo de la resurrección y recogiste a los discípulos en la espera del Espíritu para que naciera la Iglesia evangelizadora. Consíguenos ahora un nuevo ardor de resucitados para llevar a todos el Evangelio de la vida que vence a la muerte…

Estrella de la nueva evangelización, ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión, del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y el amor a los pobres, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz. Madre del Evangelio viviente, manantial de alegría para los pequeños, ruega por nosotros. Amén. Aleluya».

Con san Juan Pablo II, también yo os digo: «Que la Virgen del Carmen, cuyas imágenes se asoman a las rías que hacen la belleza de esta tierra gallega, os acompañe siempre. Sea ella la estrella que os guíe, la que nunca desaparezca de vuestro horizonte. La que os conduzca a Dios, al puerto seguro».

Con mi afectuoso saludo y bendición en el Señor,

+ Julián Barrio Barrio. Arzobispo de Santiago de Compostela