Osoro, en los cursos de verano de la UCM: «La democracia es incompatible con el aborto y las desigualdades sociales» - Alfa y Omega

Osoro, en los cursos de verano de la UCM: «La democracia es incompatible con el aborto y las desigualdades sociales»

Al participar en un curso de verano sobre regeneración democrática, organizado en El Escorial por la Universidad Complutense de Madrid, el arzobispo de Madrid y vicepresidente de la CEE ha denunciado la corrupción, las desigualdades sociales, los desahucios y el aborto como realidades contrarias a la vida democrática

José Antonio Méndez

«La democracia es incompatible con un acto de violencia tan irreparable como el aborto, con situaciones de desigualdad social como los desahucios o con el hecho de que haya niños viviendo entre ratas, como pasa hoy en lugares como Madrid». Así lo ha manifestado monseñor Carlos Osoro, arzobispo de Madrid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española, durante su intervención en el curso Regeneración democrática: Constitución, comunicación y consenso, en el marco de los cursos de verano de la Universidad Complutense de Madrid en El Escorial.

Durante su ponencia, monseñor Osoro ha explicado que «una vida democrática cuyo protagonista sea la sociedad civil, siempre tiene que contar con el principio de subsidiariedad» del Estado al servicio de la persona, pues «es lo que impide que la democracia sea monopolizada por los partidos y las instituciones públicas».

Según ha explicado el arzobispo madrileño, para que se dé hoy una regeneración democrática en España es necesario que las instituciones públicas, los partidos políticos y la sociedad civil se planteen tres cuestiones: «Qué peso otorgamos a cada vida humana, en todas y cada una de las etapas de su ciclo vital», «qué lugar ocupan en la política los pobres, y todos aquellos a los que el Papa se refiere como sobrantes humanos», y cómo se ejecutan políticas sociales «que permitan a la gente encontrar un trabajo digno, proteger a la familia y corregir las asimetrías sociales».

«No habrá regeneración sin rearme ético»

Asimismo, ha señalado que «en España no habrá regeneración política sin un rearme ético y moral, que integre en la vida pública y en las instituciones el orden de los valores». Porque desde la doctrina de la Iglesia, «la democracia no es sólo una forma de organización política, sino una opción ética que salvaguarda la dignidad de la persona».

El vicepresidente de la CEE ha advertido de que «el relativismo ético es una de las amenazas más peligrosas para la democracia», pues no reconoce un orden de valores objetivos, y «una democracia sin valores, rápidamente se convierte en un totalitarismo visible o encubierto, como demuestra la Historia: no hay que olvidar que Hitler fue elegido democráticamente». Además, ha denunciado que también «la corrupción es una de las deformaciones más graves de la democracia».

Introducir el perdón en la política

Monseñor Osoro también ha explicado que una de las grandes aportaciones de la Iglesia a la regeneración en España es su visión de la dignidad humana pues «la visión cristiana no de la sociedad no supone someter a los que no creen, sino blindar la dignidad de la persona para que no quede al albur de ningún contexto». Algo que se ve especialmente en la atención de la Iglesia a los pobres y excluidos, «que son un bofetón a nuestra conciencia moral y política». «El cristianismo da a los pobres un estatuto humano; los excluidos son considerados por la Iglesia como sacramento y criterio para el juicio final».

Por eso, ha pedido «introducir la cultura del perdón en la vida política y en la vida pública» de España, y generalizar una regla de convivencia basada en cuatro puntos: «no juzgar, perdonar, no condenar, y darse».

Colaboración Iglesia-Estado, sin intromisiones

Asimismo, ha brindado la colaboración de la Iglesia «para contribuir al bien común», y ha recordado que las relaciones Iglesia-Estado deben darse «desde la independencia, pero también desde la colaboración», que huya «del cesaropapismo y del neoconfesionalismo, pero también de la beligerancia contra todo lo religioso», pues «nadie tiene por qué eliminar la libertad de los creyentes para poder ejercer públicamente sus derechos y mostrar en público su fe». Por ejemplo, «si nadie se opone a que en una universidad haya pistas de pádel, piscinas, salas de yoga o espacios de expresión artística, no entiendo por qué no puede haber espacios para la participación y celebración de la dimensión religiosa».