Málaga: La humanidad que se cierra a la trascendencia - Alfa y Omega

Michael (Roberto Enríquez) y Vera (Ana Wagener) se han separado. Ella intenta rehacer su vida en los brazos de otro hombre, y él se ha sumergido profundamente en alcanzar el triunfo laboral. Parece que ella le ha olvidado definitivamente, pero Michael todavía guarda un poso de afecto y el deseo de que la ruptura sea temporal. El vínculo que les queda es su hija de siete años, Rebekka, fruto de sus años felices, y hoy fruto de disputas. Vera ha planeado un viaje a Málaga con su novio. Michael tiene un congreso que se vaticina como su gran oportunidad. ¿Dónde queda Rebekka? No encaja en sus planes y, ante la enfermedad de su niñera de confianza, deciden dejarla ese fin de semana bajo el cuidado de Álex (Críspulo Cabezas) un desequilibrado adolescente de 19 años.

La tensión que se vive en esa casa alcanza el patio de butacas. Los primeros minutos se oyen tímidas risas entre el público, pero el drama está asegurado. Ante nosotros aparecen personajes cotidianos marcados por la desilusión de un matrimonio fracasado, de un éxito laboral que no plenifica, de relaciones extraconyugales vacías… Son un hombre y una mujer del siglo XXI que se buscan a sí mismos egoístamente y se olvidan de que su hija es, literalmente, la víctima de tanto narcisismo. El tercer personaje, interpretado espléndidamente por el protagonista de Barrio de León de Aranoa, es un adolescente perdido enfermizamente en el arte cinematográfico, sin rumbo moral, sin equilibrio afectivo, que no es capaz de perfilar la realidad y la ficción.

Queda otro personaje, Rebekka, que está ausente durante toda la obra pero tiene mucho más protagonismo de lo que parece. La niña de siete años encarna la inocencia, el sufrimiento, la debilidad de quien recibe el mal por ser el más indefenso, la injusticia.

La directora Aitana Galán consigue sacar lo mejor de tres grandes y conocidos actores (Ana Wagener con Goya incluido) que no necesitan más que una silla y una cómoda para llenar un escenario que llega a ser claustrofóbico, denso e incómodo. Hay pinceladas de Ibsen, correspondencias antropológicas con el cine de Haneke, notas de existencialismo… Expone una humanidad cerrada a la transcendencia. Málaga hace un retrato del lado más mezquino del ser humano, y es legítimo porque es real, pero se olvida de que la humanidad no son sólo tinieblas, y por tanto presenta una visión sesgada del hombre contemporáneo.

El Teatro del Arte continúa sin bajar el listón en su cartelera y acoge una obra de gran altura interpretativa que no deja indiferente al espectador porque más que responder, provoca preguntas dirigidas a la esencia de lo que el hombre puede llegar a ser.

Málaga

★★★☆☆

Teatro:

Teatro del Arte

Dirección:

Calle San Cosme y San Damián, 3

Metro:

Antón Martín, Atocha

Hasta el 3 de marzo