«La santidad es rebelde, joven e inconformista», afirma el joven actor Alfredo Schoch - Alfa y Omega

«La santidad es rebelde, joven e inconformista», afirma el joven actor Alfredo Schoch

Inmerso en el desafío de representar a uno de los monjes fundadores en Francia de la Orden del Cister (Trapenses), este joven actor re-encontró el sentido de la vida

Portaluz

El pasado 17 de abril, día de San Roberto, se pre-estrenaba en el cine Palafox de Madrid la adaptación cinematográfica de la novela de M. Raymmond, Tres Monjes Rebeldes. Este largometraje es el resultado del Proyecto 3MR, una ilusionante iniciativa que han desarrollado un grupo de jóvenes del Movimiento Apostólico de Schoensttat. Hace unos años, estos chicos descubrieron en la vida de los fundadores de la Orden del Císter (San Roberto de Molesmes, San Alberico y San Esteban) en Francia un mensaje joven, inspirador y motivador para la santidad, por lo que decidieron contar su historia a través del cine.

Alfredo Schoch es uno de estos jóvenes y en entrevista con Revista Buena Nueva (España) narra detalles íntimos de la producción y el impacto que en su vida está teniendo haber interpretando a Mauro, monje y gran amigo del protagonista de la película San Roberto de Molesmes.

¿De dónde surgió la idea del Proyecto 3MR?
Surgió de la manera más tonta posible. Entre 2010 y 2011 varios chicos de la Juventud Universitaria de Schoenstatt nos leímos el libro Tres Monjes Rebeldes de M. Raymmond y nos llamó mucho la atención la historia. Uno de nosotros, Aleix Forcada, estudiaba la carrera de Bellas Artes y tenía que preparar un tráiler cinematográfico. Impactado por la historia, decidió que ésta fuese el motivo de su tráiler, por lo que nos pidió ayuda a los demás. Al ver el resultado, quisimos desarrollar algo más grande, un nuevo proyecto al que dedicarnos y en el que ofrecer algo de nosotros durante nuestras vacaciones. A Aleix se le ocurrió la posibilidad de grabar una película. Comenzamos poniendo al servicio de esta idea los dones de cada uno. Básicamente, la película surgió de la ingenuidad y de la inconsciencia.

¿Y cómo se consigue desarrollar un proyecto cuándo no se sabe ni cómo comenzar?
Al principio no teníamos idea de cómo llevarlo a cabo, ni de los aspectos técnicos, ni de cómo conseguir financiación… ¡de nada! Entonces, lo primero que hicimos fue ofrecérselo a Dios y a la Virgen para que fueran ellos los que lo sacaran adelante, porque teníamos claro que era todo suyo. Aun así, Dios también nos puso varias veces a prueba y nos permitió experimentar el desierto para que perseverásemos. Podríamos decir que el Proyecto 3MR es el resultado de una historia de santidad que nos motivaba, pero también del paso por el desierto.

¿Qué objetivos perseguían con el rodaje de esta película?
Al ver que la historia hablaba de la santidad pensamos en que podíamos evangelizar a través del cine, ya que es un medio que llega a todas las personas. Queríamos que la película contuviese un mensaje y, a la vez, que ese mensaje impregnase todos los ámbitos de nuestra vida para ser coherentes: transmitir una imagen de una santidad que es rebelde, joven e inconformista, una santidad que se vive en comunidad y que consiste en decir que sí a lo que Dios te pone en el corazón. En este sentido, vimos un paralelismo entre la vida de San Roberto y la nuestra. El anhelo de hacer algo grande y ser santos, las dificultades y las pruebas…

¿Qué supuso rodar la película en el Monasterio de Santa María de Huertas?
El rodaje se desarrolló en el Monasterio de Santa María de Huertas (Soria). Allí vive una comunidad de entre unos quince y veinte monjes, por lo que fue muy especial revivir y contar la historia de sus fundadores teniéndoles tan cerca. Sin embargo, tras el primer rodaje hubo un momento de crisis: nos quedamos sin dinero, tuvimos que desechar el ochenta por ciento de lo que habíamos grabado y nos veíamos con pocas fuerzas para seguir adelante. Entonces, tuvimos que relanzar el Proyecto para encontrar nuevos apoyos. Al principio solo participábamos unos veinte jóvenes y terminamos contando con la colaboración de unos sesenta extras, de los cuales la mayoría ni siquiera formaban parte del movimiento de Schoenstatt… incluso personas que no tenían fe. Ha habido muchos que se han sentido impactados por nuestro deseo de hablar de Dios a través de la película. Detrás de este proyecto hay varias historias personales de conversión.

¿Qué mensaje pretende transmitir la película de Tres Monjes Rebeldes?
Quiere mostrar una santidad que es rebelde y muy atractiva, porque supone la lucha por la defensa de unos valores concretos… También muestra que la obediencia puede llegar a tener esencia de rebeldía.

¿En qué fase del Proyecto os encontráis ahora?
…Ahora estamos analizando y rezando qué hacer, viendo las oportunidades que hay… Desde varios lugares del mundo nos están pidiendo verla. Es increíble porque, en este sentido, Dios nos está regalando ver los frutos de Tres Monjes Rebeldes, y esto es algo que no teníamos claro que fuese a ocurrir.

La mayor parte de la producción de la película se ha financiado mediante donativos y colaboraciones, ¿a qué se destinarán beneficios económicos de esta?
…Queremos que los beneficios sirvan para ayudar a la Orden Cisterciense y a alguna organización…

Vivir una experiencia así de Dios, participando en una iniciativa tan original, debe haber sido incluso todo un aprendizaje para vuestra vida cotidiana. ¿En qué te ha afectado formar parte del Proyecto 3MR?
Por supuesto. Formar parte de esto me ha ayudado a ver mi vida cotidiana de una manera diferente. Sobre todo, me ha hecho descubrir que no siempre hay que buscar explicaciones a todo porque Dios siempre está detrás de lo que nos ocurre, tal y como hemos visto con la película. Desarrollar el proyecto no ha sido fácil, pero ves que cuando Dios pone un anhelo en tu corazón, Él mismo se preocupará de que no termine siendo un fracaso. Y aunque a veces pueda parecer un fracaso a ojos humanos, Dios hará que sea un éxito del Cielo. Nosotros lo vimos claro en la historia del propio Roberto de Molesmes. Este santo lo dejó todo por ser monje, renunció a la privilegiada vida de un noble para vivir la pobreza monacal. Pero cuando consigue entrar en el monasterio descubre que ahí no se vive con autenticidad la Regla de San Benito. Y Dios pone en su corazón la reforma para volver a ella. Aunque San Roberto vivió y luchó todo esto, su vida fue un fracaso a ojos de sus contemporáneos: siempre estuvo discerniendo si su anhelo tenía o no el origen en Dios, y encima murió sin ver los resultados de su reforma.

Esto nos puede ocurrir también en nuestras vidas. Por eso, he aprendido que siempre hay que devolverle todo a Dios y dejar en sus manos nuestros deseos, nuestra vocación, nuestro trabajo… Todo para que lo siga conduciendo. Él solo quiere nuestro sí para ocuparse del resto. Esto es algo que hemos experimentado claramente con la película: Dios solo nos pide nuestra fidelidad ante la prueba para dárnoslo todo. ¡Merece la pena apostar por Él!

Entrevista realizada a la Revista Buena Nueva (España)