Nuevo presidente de la Acción Católica General en España: «Todo en la Iglesia es servicio» - Alfa y Omega

Nuevo presidente de la Acción Católica General en España: «Todo en la Iglesia es servicio»

Antonio Muñoz Varo (Málaga, 1977) es el nuevo presidente de la Acción Católica General en España. Casado y padre de 3 hijos, este matemático dejó su trabajo hace dos años para ponerse al servicio de la Iglesia en su atención a los laicos

Ana María Medina

¿Cómo has recibido ser elegido presidente?
De un modo u otro, se puede decir que llevo toda la vida en esta historia. La vinculación a la Acción Católica me viene de familia, pues mis padres pertenecieron a la HOAC (Hermandad Obrera de Acción Católica) y yo mismo he trabajado en el movimiento Junior (con niños). Me vine a Madrid con mi familia hace ya casi dos años para coordinar, como liberado, el sector de adultos de la Acción Católica General. Ese fue el momento más emocionante y difícil, pues supuso cambiar el trabajo, mover a los niños, dejar al resto de la familia… Una vez aquí, aclimatados, teniendo estos dos cursos de experiencia, asumir la presidencia no supone un cambio drástico.

¿Qué supone esta nueva responsabilidad?
Todo en la Iglesia debe entenderse desde el servicio. Cada uno, desde lo que hace, aporta su granito de arena y lo importante es trabajar juntos, viviendo la comunión. La tarea en sí es lo de menos. En este campo concreto me toca coordinar, representar y difundir un proyecto renovado que quiere responder a necesidades que hoy nos encontramos en nuestras parroquias y diócesis. La Acción Católica es el instrumento que crea la propia Iglesia para articular al laicado habitual de nuestras parroquias, es decir, que desde Madrid nosotros no determinamos lo que en Málaga se debe hacer; simplemente tratamos de apoyar a las distintas diócesis generando materiales formativos comunes, facilitando reflexiones en común, etc. La Acción Católica General no desarraiga a los laicos de su comunidad parroquial, sino que los articula diocesanamente aportando dinamismo, madurez, responsabilidad y protagonismo.

En Málaga fuiste responsable, entre otras cosas, de la pastoral juvenil de la Diócesis. ¿Cómo te ha servido para el servicio que ahora se te encomienda?
Muchísimo, mi experiencia vital ha sido fundamental, me ha configurado como persona y como creyente. He tenido la suerte de trabajar en Málaga en diferentes ámbitos: catequesis, pastoral juvenil, con itinerarios de formación de adultos… tanto a nivel parroquial como dentro del organigrama diocesano. Nuestra diócesis es muy rica; muchas de las cosas que he trasmitido por aquí nacen de lo que he aprendido de tanta gente buena de Málaga y de planteamientos diocesanos que hemos desarrollado todos estos años.

¿Cuáles son los retos a los que os enfrentáis en la actualidad desde AC?
Principalmente, ayudar a la formación en las parroquias de un laicado maduro en la fe y que actúe con dinamismo misionero. Queremos facilitar que los laicos puedan conformar grupos parroquiales de vida cristiana donde recorrer un itinerario de fe sin cortes, desde niños hasta adultos; grupos cuyo punto de convergencia no sea una función pastoral específica, sino pequeñas comunidades que permitan compartir la fe, revisar la vida con la mirada de Dios y tomar impulso para ser sal en el mundo, fermento en la sociedad. Para ello hemos elaborado pautas y materiales en colaboración, a nivel de Conferencia Episcopal, con Catequesis, Juventud, Familia… Por otro lado, es muy importante trabajar en red, para dar equilibrio a la relación parroquia-diócesis. Nuestro acción eclesial no puede depender de personalismos o estar tan expuesta a condicionantes coyunturales. Conectar unas parroquias con otras evita que se aíslen en sí mismas y permite desarrollar planteamientos a medio-largo plazo. Además, en una sociedad marcada por la movilidad, un planteamiento formativo común para el laicado, impulsado por la propia diócesis, facilita que las personas no vean interrumpido sus procesos al cambiar de parroquia a otra. Ahora mismo, estamos elaborando materiales formativos para niños y jóvenes, organizando un encuentro junto con pastoral familiar cuyo lema es «Evangelizar en familia», y preparando cursos para catequistas, animadores de jóvenes y de adultos sobre el acompañamiento en la fe de grupos parroquiales.