«Hay que recordar a Oswaldo Payá» porque «el pueblo cubano tiene los mismos derechos que todos» - Alfa y Omega

«Hay que recordar a Oswaldo Payá» porque «el pueblo cubano tiene los mismos derechos que todos»

Este miércoles se celebró en la ermita de la Virgen de la Caridad del Cobre, en Miami, el funeral en memoria de los líderes opositores cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepero, con motivo del tercer aniversario de su trágica muerte. Alfa y Omega reproduce en exclusiva fragmentos de la homilía pronunciada por el padre Rumí, rector del santuario

Redacción

La nueva etapa de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos marcó con fuerza la conmemoración del tercer aniversario de la muerte de los opositores cubanos Oswaldo Payá y Harold Cepero, el 22 de julio de 2012. Apenas dos días después de que ambos países reabrieran sus respectivas embajadas, el santuario de la ermita de la Virgen de la Caridad del Cobre acogió este miércoles una Eucaristía por los dos disidentes.

La presidió el rector del santuario, el sacerdote cubano Juan Rumín Domínguez. En la homilía, reconoció que «hoy vemos acontecimientos que nos asombran, que nos indignan y que nos preocupan. Sentimos preocupación por un pueblo que merece vivir en libertad porque ha dado su sangre por la libertad, como la dieron hace tres años hoy Oswaldo Payá y Harold Cepero».

«Tenemos que pedir al Señor que nos siga fortaleciendo en este tercer aniversario —añadió el sacerdote— para mantener vivo el legado de sus vidas heroicas. Hace un rato me preguntaba un periodista: ¿Por qué es importante recordar ese legado? Y la respuesta es simple: hoy más que nunca tenemos que insistir, tenemos que recordar que el cubano tiene derecho a todos los derechos, porque nos tratan de imponer un “cambio-fraude” que niega esos derechos. Hay que recordar el legado de Oswaldo Payá y de Harold Cepero, para que nadie olvide que el pueblo cubano no es inferior a ningún otro: tiene los mismos derechos a la libertad, la justicia y el progreso que tienen todos los pueblos del mundo; esos derechos deben ser respetados, y este es un reclamo que no puede ser postergado».

«Un cambio-fraude no es un cambio verdadero»

En este contexto en el que se espera una ligera reapertura de Cuba, el sacerdote insistió en que «hay que hablar de la verdadera libertad, porque nos tratan de presentar un cambio económico, una relación de negocios, como preludio de la libertad; algo que yo no he visto, algo que nadie ha visto, algo que no ha sucedido en ningún lugar porque un cambio-fraude no es un cambio verdadero», como ya había advertido, antes de su muerte, Payá. «¡Cuánto molestaba Oswaldo cuando advertía, precisamente, contra el cambio-fraude!».

El rector de la ermita recordó que, a finales de mayo, el presidente de Estados Unidos Barack Obama visitó la ermita. «Doy gracias a Dios por haberme permitido decir al presidente: “¡Ojalá que todas estas negociaciones conduzcan a la verdadera liberación del pueblo cubano”». También —añadió más adelante– «pude señalarle al Presidente Obama ese mar donde tantos cubanos han perdido la vida en busca de libertad… Pude recordarle el dolor y el sufrimiento con que se levantó esta ermita y pude hablarle de la “verdadera liberación” del pueblo cubano».

Oswaldo Payá soñaba con la liberación de Cuba, recordó el padre Rumín. «Yo lo conocí, me familiaricé muy joven con el Proyecto Varela», una iniciativa puesta en marcha en 1998 por el Movimiento Cristiano de Liberación que lideraba Payá, con el apoyo de la Iglesia, para promover reformas democráticas a través de las iniciativas ciudadanas previstas en la Constitución. Recogieron más de 25.000 firmas (se requerían 10.000), aunque no fue aceptado.

Por eso, el sacerdote recordó «con dolor a sus detractores de entonces, los que preguntaban: ¿Por qué no está en prisión?… ¿por qué no ha pagado las consecuencias de la Primavera Negra? [las oleadas de detenciones de disidentes en 2003, entre los que había 25 miembros del Proyecto Varela, N. d. R.] Habrán visto ya que le tenían reservada la Primavera Roja, el derramar su sangre por el bien de su pueblo».

«La Palabra de Dios nos ilumina»

Sin embargo, «en medio de estas preocupaciones la Palabra de Dios nos ilumina. Vemos cómo el pueblo de Dios, habiendo sido rescatado de la opresión, caminando por el desierto rumbo a la tierra prometida, se rebela contra Dios. Se rebela porque tenían hambre, porque habían perdido la esperanza. Pero aún medio de su alejamiento, el Señor los mima. Y así es el Señor siempre: Dios no nos abandona. Nosotros hemos recibido su espíritu en el bautismo, estamos provistos de la fortaleza del amor de Dios».

«Aunque ahora nos parezca que las circunstancias no son favorables, la fe y la esperanza, puestas en acción, pueden cambiar las circunstancias». Por eso, invitó a los presentes a renovar «esa fe y esa esperanza que algunos pierden en el camino, porque han sido muchas las dificultades y los sinsabores. Recordemos que el Señor no defrauda a su pueblo y, por la intercesión de María, la Virgen de la Caridad del Cobre, Él nos concederá la fortaleza necesaria para perseverar y alcanzar nuestros derechos, para ver en Cuba frutos de justicia, de libertad… la justicia y la libertad por las que han muerto tantos cubanos, por las que muchos fueron fusilados».

«Hoy damos gracias a Dios por su vida y por la de Harold Cepero. Que Dios renueve en nosotros esa esperanza que Oswaldo quiso poner en el corazón de cada cubano. Que no se nos olvide nunca que poseemos la mayor dignidad, la de ser hijos de Dios. Que Él nos ayude a escuchar hoy el mensaje liberador de un hombre como Payá, un hombre que al igual que el sembrador del Evangelio que acabamos de escuchar, esparció la semilla de la verdad. Que lo escuchemos, para que esa semilla produzca sus frutos…».

Un santuario en el exilio

El santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre en Miami se puso en marcha después de que en 1961 se celebrara la primera Misa en torno a esta Virgen, Patrona de Cuba. Desde entonces, ha sido el centro espiritual de los disidentes residentes en Florida. «Es bueno —había subrayado su rector al comienzo de la homilía— que nos reunamos hoy en este santuario donde tantas lágrimas se han vertido y donde tantas esperanzas se han forjado a los pies de la Madre de Cuba, la Santísima Virgen María de la Caridad del Cobre, presente siempre en todos los avatares de nuestra historia».

La Virgen de la Caridad ha estado «presente también en el exilio desde que comenzaron a llegar los primeros desterrados tras haber perdido la libertad en la patria bajo un régimen canalla, opresor y dictatorial… presente en los momentos de mayor persecución, cuando muchos escondían la estampita de Cachita; presente siempre convocando» al pueblo a una «fe y esperanza que ni la violencia del sistema ni el odio de los que lo dirigen, pudieron arrancar de corazón de los cubanos. Fe y esperanza que nosotros no podemos perder».

El padre Rumín terminó sus palabras pidiendo «que Dios salve a Cuba, que mantengamos nuestra esperanza contra toda esperanza. Que el ejemplo de Oswaldo y Harold y de todos los que han iluminado la lucha de los cubanos por sus derechos permanezca vivo. Que la semilla por ellos regada produzca frutos en Cuba y en el exilio. Que mantenga firmes a su familia y a sus compañeros, y a todos nosotros en la renovación de nuestra fe, la renovación de la esperanza».

J. M. Ballester Esquivias y María Martínez López