Anastasio Krecki: soldado en la I Guerra Mundial, sacerdote mártir en la Segunda - Alfa y Omega

Anastasio Krecki: soldado en la I Guerra Mundial, sacerdote mártir en la Segunda

En la I Guerra Mundial, unos 70 seminaristas de Pelplin (Pomerania, actual Polonia) fueron reclutados por el ejército alemán. Los que volvieron al seminario al acabar la guerra se convirtieron en una de las mejores hornadas de sacerdotes de la región. Entre ellos se encontraba el padre Anastasio Krecki, que, después de un ministerio totalmente entregado a sus fieles, fue fusilado por los nazis en 1939. Su causa de beatificación se estudia en Roma

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En 1915, el segundo año de la I Guerra Mundial, fueron reclutados 68 seminaristas del seminario mayor de Pelplin, y el siguiente año lo pasaron en el frente. No todos los presentes decidieron retomar el camino al sacerdocio, porque no sólo las balas enemigas hicieron estragos entre ellos…

Sin embargo se podría esperar que aquellos que regresaron y volvieron a reafirmar su sí llegarían a ser realmente hombres de Dios, endurecidos por las combates tanto del frente como los de la vida y que su vocación sería tratada con seriedad y con hombría. Propiamente de estos teólogos oficiales, suboficiales y soldados han surgido aquellos sacerdotes que hoy se cuentan entre los mejores de la historia de la diócesis de Chelmno y de la zona de Pomerania. Entre ellos se encontraba Anastasio Krecki.

En la catedral de Pelplin el 12 de enero de 1919 el obispo Rosentreter celebró para aquellos seminaristas que fueron soldados una solemne misa de bienvenida. El primer año de posguerra fue una dura prueba. Polonia renacía como nación después de una guerra que provocó el desmoronamiento al mismo tiempo de los imperios centrales de Alemania y Austria, y el de la Rusia zarista; imperios que por 123 largos años se habían repartido el territorio polaco como botín de guerra.

Las fronteras occidentales se establecieron en el tratado de Versalles (1918) y las orientales con el tratado de Riga (1921), luego de la victoria del Mariscal Pilsudski en el Vístulla contra los Rusos de Lenin. También en 1921, un plebiscito en la Alta Silesia, había agrandado el territorio polaco. Y en 1923, los Aliados Occidentales habían reconocido oficialmente las fronteras definitivas de la nación.

Seminario cerrado por el hambre y el frío

El seminario de Pelplin no estaba ajeno a esta coyuntura histórica, y pesaba en los mismos seminaristas el tema de la pertenencia a la recién recuperada zona de Pomerania y esto se traducía en ásperas discusiones. Por otra parte el riguroso invierno de ese año hizo que, ante la carencia de alimentos y de combustible, el seminario se cerrara desde la Navidad de 1919 hasta la Pascua de 1920.

El 20 de marzo de 1920, ocho teólogos soldados se presentaron ante el Obispo para recibir la ordenación sacerdotal, la primera desde el traslado de la sede episcopal de la diócesis a Pelplin en una Polonia independiente. La mitad de ellos morirían en el trágico otoño de 1939. Reseñaremos la historia del padre Anastasio Krecki, cuyo proceso de beatificación se encuentra en fase romana.

Promotor clandestino de la cultura polaca

El sacerdote Anastasio Krecki nació el 15 de abril de 1888 en la aldea de Czyczkowy. Era hijo de un agricultor Esteban y Xaviera Janikowski. A los doce años de edad, ingresó al Collegium Marianum de Pelplin, donde estudió hasta 1907. Luego estudió en el colegio secundario de Chojnice, donde se unió a la organización filomata Tomasz Zan (una organización secreta que promovía los valores y la identidad polaca). Después de graduarse entró en el Seminario Mayor de Pelplin, sin embargo los estudios filosóficos y teológicos fueron interrumpidos por la I Guerra Mundial. El seminarista Anastasio Krecki fue reclutado en el ejército alemán. Después de la guerra, continuó sus estudios, que completó el 20 de marzo de 1920, día que fue ordenado sacerdote.

La primera parroquia donde ejerció su ministerio sacerdotal como vicario fue Starogard. A partir de 1922 cumplió la misma función en Tylowo cerca de Zarnowiec hasta 1926. Durante algunos meses de 1927 administró la parroquia de Kartuzy, y desde el 14 de julio de ese año fue designado párroco de la parroquia Santa María Magdalena en Strzelno; incluyendo entre otras las localidades de Rozewie, Jastrzebie Górne y Karwia.

Gran pastor y organizador de la vida cultural

Como párroco, demostró ser un excelente pastor y organizador de la vida cultural, social y económica. Enriqueció al templo parroquial con nuevas campanas y un órgano. También se desempeñó como inspector de la educación religiosa en las escuelas. En 1928, se produjo un incendio en Strzelno. El párroco, con el fin de brindar ayuda a los damnificados, cuyos bienes fueron destruidos por el fuego, solicitó un préstamo al Banco Agrícola de Gdynia. En 1933, fundó la Brigada de Bomberos Voluntarios, y en Lebcz inició una Cooperativa Lechera.

En los años 1931-1934, construyó la casa parroquial, que rápidamente se convirtió en el foco de la vida social, cultural y religiosa. Era la sede de los jóvenes de la Acción Católica. Allí también funcionaba el coro, la banda de música y una escuela de teatro. Incluso después de la II Guerra Mundial, esta casa fue adquirida por el Estado en 1950, y se convirtió en la Casa Rural de la Cultura. Desde el 27 de octubre de 1985 lleva el nombre de Anastazy Krecki.

Quería que los jóvenes aprendieran alguna profesión, de allí que organizó para las chicas, con ayuda de su hermana, cursos de bordado casubio, corte y confección y cocina. También se organizaban exposiciones y durante todo este tiempo, en la parroquia, se promovía la cultura regional, procurando consolidar las convicciones patrióticas y los fuertes lazos de pertenencia.

Tras la invasión, fiel a su parroquia

Alguien capaz de hacer tanto tenía que ser un hombre de gran espíritu. Los testimonios mencionan al padre Anastasio Krecki como un hombre que vivía con Dios. Era excepcional, muy modesto y pobre. Conducía una vieja bicicleta, porque no podía permitirse una nueva. Se ha dicho de él que era un sacerdote por vocación, un sacerdote de carne y hueso. En otro palabras, un hombre de Dios, un sacerdote hecho y derecho.

Cuando se enteró del estallido de la II Guerra Mundial, no cambió en nada su comportamiento, se mantuvo tranquilo. Se sintió muy unido principalmente con su parroquia, y a pesar de las amenazas, aseguró a sus feligreses que permanecería con ellos. La Gestapo de Wejherowo lo arrestó alrededor del 11 de septiembre de 1939. Después de una semana en la cárcel fue puesto en libertad, pero no se dejó intimidar.

Visitó las localidades de su extensa jurisdicción parroquial, celebrando la Eucaristía clandestinamente como en la época de las catacumbas. Una de las últimas misas que celebró fue en octubre en el pueblo costero de Karwia, en un apartamento privado.

El 24 de octubre fue arrestado de nuevo. El último camino de su vida lo condujo a través de la cárcel de Wejherowo, luego al campo de tránsito para prisioneros civiles en Nowy Port, y de nuevo a Wejherowo, finalmente al bosque de Piasnica, donde fue asesinado en una ejecución masiva entre el 29 de octubre y el 11 de noviembre.

En el otoño de 1939, sus compañeros de curso también encontraron el final en las fosas de la muerte: los párrocos del decanato de Starogard: Marian Felchnerowski de Kasparus y Aloysius Wróblewski de Pogódek y del distrito de Torun; Stanislaw Glowczewski-Kossak, párroco de Kaszczorek. El menor de los nueve hermanos del padre Anastasio, Bernardo, párroco de Królów Las fue asesinado a mediados de octubre en el bosque de Szpegawsk.

Gerardo Rodríguez / Aleteia