Familias en salida - Alfa y Omega

Familias en salida

Ser conscientes de la grandeza de ser familia, vivir la fe en el día a día y salir del hogar para anunciar el amor de Dios a los demás. Estos son los tres momentos de la vida familiar que propone Acción Católica General en su encuentro Evangelizar en familia

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Un encuentro de jóvenes y familias de Acción Católica

«La familia es el lugar donde una persona aprende a vivir, donde se aprende a amar, a respetar al otro, a hacer un proyecto común, a ser solidario y preocuparse por los demás, y lo que es fundamental para nosotros: a vivir el Evangelio. Si eso no se da en ese primer círculo donde aprendemos a socializar, difícilmente se puede dar en otros contextos como una asociación o un partido político», explica a Alfa y Omega Antonio Muñoz, nuevo presidente de Acción Católica General, que este fin de semana organiza, en San Lorenzo de El Escorial, el encuentro Evangelizar en familia.

Hemos sido creados para amar

Tres son los momentos de la vida familiar en los que quiere incidir Acción Católica durante este año, en el que la familia está cobrando un especial protagonismo en la Iglesia: darnos cuenta de la grandeza de la vocación familiar, vivir la fe en familia, y salir del hogar para anunciar el amor de Dios a los demás.

La vocación al amor debe ser «el eje conductor de toda la pastoral familiar», señala Ramón Acosta, experto en familia de la Delegación de Familia de Málaga, quien hablará sobre este primer momento de la vida en común. «Esta llamada supone reconocer lo que hemos recibido gratis y prepararnos para darlo a otra persona. Cada uno de nosotros quiere ser feliz, pero esa felicidad se concreta en un camino específico, se va plasmando al conocer a la persona por la que vamos a dar la vida».

Para Ramón Acosta, la vocación familiar «es un itinerario que recorremos día a día y que permitirá a nuestros hijos descubrir más tarde su propia vocación al amor, conyugal o virginal». Esto no es proponer «un modelo utópico e irreal de vivir, no es cumplir un ideal, sino reconocer un don y ponerlo en practica». Por eso, ante las personas que han experimentado una ruptura o viven en una situación familiar irregular, «lo primero que debemos hacer es acogerlas, ponernos en su lugar, recordarles que tienen una puerta abierta, porque la Iglesia tiene el deber de dar esperanza a la gente. No estamos para cerrar puertas ni para combatir nada, sino para proponer cosas bonitas».

Una fe para cultivar

Dentro de estas cosas bonitas está la vivencia de La cotidianidad de la fe en familia, sobre la que hablará José Ramón García, presidente de ACG Madrid. «En lo cotidiano debemos procurar una presencia constante del Señor en nuestras vidas, tanto el matrimonio en sí como cada uno de los esposos por separado. Si es así, es relativamente sencillo que los hijos vean a Dios en la relación de sus padres y en su familia. Se trata de ayudarse mutuamente, de poner al Señor en medio de la toma de decisiones importantes, porque Dios camina con nosotros y nosotros le ofrecemos nuestras vidas, y también le pedimos lo que necesitamos», explica.

Un encuentro de jóvenes y familias de Acción Católica

Para José Ramón García es esencial «darnos cuenta de que Dios te ha dado a tus hijos para hacer mejor este mundo». Y esta es «una labor cotidiana, del día a día, que consiste en cosas muy sencillas: vivir los acontecimientos familiares como unas celebraciones especiales, donde lo importante no es sólo la fiesta sino darle un tono de alegría y agradecimiento a Dios; vivir en profundidad los ciclos litúrgicos del año; también la Misa dominical, ir juntos en familia, prepararla y celebrarla como una fiesta; ofrecer cada día y dar a todo un sentido trascendente: ante la enfermedad, pedir por los familiares y por los que sufren, y recibir las buenas noticias con agradecimiento. En definitiva, que el Señor esté en medio del hogar».

En esta vivencia cotidiana de la fe en familia, juega un papel fundamental el matrimonio, porque «la fe se transmite mejor cuando uno la vive bien; es más sencillo cuando el matrimonio la vive de manera profunda».

Familias en misión

«La Iglesia está pidiendo a las familias ser auténticos agentes de evangelización, como si fueran las 99 ovejas que salen, acompañando al pastor, a buscar a la oveja perdida», declaraba no hace mucho a Alfa y Omega monseñor Vincenzo Paglia, presidente del Consejo Pontificio para la Familia, que cerrará el encuentro el domingo con una intervención sobre Familias en salida desde las parroquias.

«La Iglesia ve claramente que para evangelizar es fundamental la familia», señala el presidente de ACG, Antonio Muñoz. Por ejemplo, «no basta con que desde la parroquia se diga: Haced cada uno lo que podáis. También necesitamos hacer cosas como comunidad, y eso pasa por la familia. Porque en sí misma, por cómo vive, una familia puede transmitir a otros una forma de vivir distinta».

Además, «debemos intentar que el amor que vive el matrimonio no se quede en los hijos, sino darnos cuenta de que hoy en día la familia tiene una capacidad enorme para transmitir la fe. Porque si la familia es la primera célula de la sociedad, entonces una sociedad nueva pasará por la familia. Y en ese ámbito la Iglesia tiene mucho que proponer».