Entre el hoy y mañana - Alfa y Omega

Alguien definió Lilongwe como la ciudad que no se sabe dónde empieza ni dónde acaba; así es la capital de Malawi, el corazón caliente de África, como califican a este país: casas y casas sin orden que no logran poner límites a la ciudad. Y es aquí donde se sitúa nuestra misión de Amai María, en el Área 49, un área en alza con la construcción del estadio en la 48 y por la nueva carretera hacia el aeropuerto.

Amai María acoge a un grupo de chicas jóvenes que realizan sus estudios de secundaria. La mayoría de ellas vienen desde otra de nuestras misiones, a 45 kilómetros de la capital, donde llegaron siendo bebés tras la muerte de su madre. Han vivido en la misión de Chezi hasta que finalizaron la primaria y, después, se han venido a Lilongwe para continuar sus estudios.

Son el futuro de este Malawi perdido en la inmensidad del continente africano. La mujer mantiene el rumbo en esta cultura chewa donde el vínculo materno prevalece sobre el paterno, la mujer es motor y es esperanza. Ellas lo saben, saben que en la educación, en la formación, se juegan su mañana, y lo aprovechan con el apoyo de quienes desde fuera del país las ayudan aún sin conocerlas.

Estos días han vuelto a sus raíces aquí en la capital. Un cúmulo de circunstancias han dejado a la misión sin agua por unos días y ellas, el futuro de este país, no han dudado en poner en práctica algo que se aprende sin ser enseñado: ir al pozo. Y allí se reunieron para sacar agua, para lavar la loza, la ropa. «Estamos de vuelta en el pueblo», decían entre risas y bromas. Ninguna se quejó, ninguna dijo nada… acarrearon el agua hasta la casa, llevaron platos y vasos y entre medias comentaron como les está yendo en los exámenes.

El mañana no empaña este hoy ni oculta sus raíces: son lo que son, y han llegado hasta aquí con esfuerzo y ayuda, con decisión, con la esperanza de que todo lo que llegue será mejor y porque será mejor están dispuestas a luchar por ello.