El santo del barracón 26 - Alfa y Omega

El santo del barracón 26

Mañana sábado, 26 de abril, será beatificado el padre dominico Giuseppe Girotti, que recibió la palma del martirio en el campo de exterminio de Dachau y es considerado Justo entre las Naciones por el pueblo judío, gracias a la caridad que demostró hacia los que llamaba Nuestros hermanos mayores

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

El 1 de abril de 1945, la mañana de Pascua, moría en el campo de exterminio de Dachau el padre dominico Giuseppe Girotti, sin apenas haber llegado a los 40 años de edad. Se sospecha que los guardianes del campo le habían administrado una inyección de gasolina, como era costumbre en Dachau; después de fallecer, sus compañeros de cautiverio escribieron sobre su camilla: Aquí dormía san Giuseppe Girotti.

Nacido en 1905 en Alba de Cueno (Italia), en el seno de una familia humilde y trabajadora, ingresó en la Orden de Predicadores y fue ordenado sacerdote el 3 de agosto de 1930. Se especializó enseguida en el estudio de la Sagrada Escritura -en el Angelicum de Roma y en la Escuela Bíblica de Jerusalén-, y sin duda su acercamiento y su amor al pueblo de la Biblia fueron lo que le llevó a arriesgar su vida en los años más duros de la persecución contra los judíos. No en vano, se solía referir a ellos como Nuestros hermanos mayores y Portadores de la Palabra de Dios.

Tras la ocupación alemana de Italia, en septiembre de 1943, el padre Girotti organiza una extensa red de apoyo en favor de los judíos, ayudándoles a buscar refugios seguros y documentos de identidad falsos para huir de Italia. Apenas un año más tarde, en agosto de 1944, es arrestado y enviado a la cárcel, un paso intermedio antes de ser enviado, en octubre, al campo de concentración de Dachau. El sacerdote Angelo Dalmasso, compañero de cautiverio, contó más tarde que el padre Girotti se distinguía por su disponibilidad hacia los demás reclusos y por «llevar la Palabra de Dios» donde quiera que fuera. Ambos estaban recluidos en el barracón 26, junto a otros mil eclesiásticos, y las condiciones del campo hicieron que su salud se resintiera, por lo que fue enviado a la enfermería, de la que no llegaría a salir con vida.

El 14 de febrero de 1995, a los cincuenta años de su muerte, el Estado de Israel le reconoció como Justo entre las Naciones, y se sembró un árbol en su honor en el Sendero de los Justos, en el Memorial Yad Vashem, en Jerusalén. El pasado 27 de marzo, Su Santidad el Papa Francisco autorizó el Decreto de martirio para su beatificación.