El Papa a las mafias: Conviértanse para no acabar en el infierno - Alfa y Omega

El Papa a las mafias: Conviértanse para no acabar en el infierno

Tres días después de que la mafia asesinara a balazos a un niño de 4 años, junto a su madre y el novio de ésta, el Papa recibió a unos 700 familiares de víctimas de esta organizaciones, muy poderosas en algunas regiones del país. «Gracias por su testimonio, porque no se han cerrado, sino que se han abierto, han salido, para contar su historia de dolor y de esperanza», les dijo Francisco. Y a quienes «no han tenido piedad ni siquiera por un niño», «a los hombres y a las mujeres mafiosas», les exhortó: «Conviértanse: aún es tiempo para no terminar en el infierno»; «lo pido de rodillas. Es por su bien… Ustedes han tenido un papá y una mamá: piensen en ellos. Lloren un poco y conviértanse»

Redacción

El viernes 21 llegaron a Roma de toda Italia más de 700 familiares de las víctimas de las mafias en representación de aproximadamente 15.000 personas que han sufrido el dolor de la pérdida de un ser querido a manos de la violencia mafiosa. En toda Italia, desde 1996, el 21 de marzo, primer día de primavera, se recuerda a las víctimas inocentes de las mafias.

En la tarde del viernes, a las 17:30, el Papa Francisco salió del Vaticano para visitar la Parroquia de San Gregorio VII, donde la Asociación Libera organizó un encuentro en recuerdo de las víctimas de las mafias. Cada año la manifestación principal se lleva a cabo en un lugar diferente, y este 2014 se desarrolla en la ciudad lacial de Latina.

El sábado 22 de marzo se celebraba allí la XIX Jornada de la Memoria y del compromiso, en recuerdo de las víctimas de las mafias, organizada por Libera y Avviso Pubblico, con el lema Raíces de Memoria, frutos de empeño.

La Jornada se celebraba marcada por el asesinato a balazos de un niño de 4 años, junto a su madre y el novio de ésta, delante de sus hermanos de seis y siete años en Taranto, al sur de Italia. A finales de enero, en un ajuste de cuentas de la Ndrangueta (la mafia calabresa), fue asesinado del mismo modo un niño de tres años, junto a su abuelo y la novia de éste, cuando viajaban en un coche.

Palabras del Papa a las víctimas de las mafias

Gracias por haber hecho este alto en Roma, que me da la posibilidad de encontrarlos, antes de la vigilia y de la Jornada de la memoria y del compromiso que vivirán esta noche y mañana en Latina. Agradezco a Don Luigi Ciotti y a sus colaboradores, y también a los Padres Franciscanos de esta parroquia. Saludo además al obispo de Latina, monseñor Crociata, aquí presente. Gracias, excelencia.

El deseo que tengo es el de compartir con ustedes una esperanza, y es ésta: que lentamente el sentido de responsabilidad venza sobre la corrupción, en todas partes del mundo… Y esto debe partir desde dentro, de las conciencias, y de allí resanar, resanar los comportamientos, las relaciones, las elecciones, el tejido social, de tal forma que la justicia gane espacio, crezca, se radique, y tome el lugar de la iniquidad.

Sé que sienten fuertemente esta esperanza, y deseo compartirla con ustedes, decirles que les estaré cerca también esta noche y mañana, en Latina. Si bien no podré ir físicamente, estaré con ustedes en este camino, que requiere tenacidad, perseverancia…

En particular, deseo expresar mi solidaridad a cuantos entre ustedes han perdido a una persona querida, víctima de la violencia mafiosa. Gracias por su testimonio, porque no se han cerrado, sino que se han abierto, han salido, para contar su historia de dolor y de esperanza. Esto es tan importante, especialmente para los ¡jóvenes!

Quisiera rezar con ustedes -y lo hago de corazón- por todas las víctimas de las mafias. También hace pocos días, cerca de Taranto, se ha perpetrado un delito que no ha tenido piedad ni siquiera por un niño. Pero al mismo tiempo recemos juntos, todos, para pedir la fuerza de ir adelante, de no desalentarnos, sino de continuar a luchar contra la corrupción. Y siento que no puedo terminar sin decir una palabra a los grandes ausentes, hoy, a los protagonistas ausentes: a los hombres y a las mujeres mafiosas. ¡Por favor, cambien de vida, conviértanse, dejen de hacer el mal! Y nosotros rezamos por ustedes: conviértanse. Lo pido de rodillas. Es por su bien. Esta vida que ahora viven, no les dará placer, no les dará alegría, no les dará felicidad. El poder, el dinero que ahora poseen de tantos negocios sucios, de tantos crímenes mafiosos, es dinero ensangrentado, es poder ensangrentado, y no podrán llevarlo a la otra vida. Conviértanse: aún es tiempo para no terminar en el infierno. Es lo que les espera si continúan por este camino. Ustedes han tenido un papá y una mamá: piensen en ellos. Lloren un poco y conviértanse.

Recemos juntos a nuestra Madre María para que nos ayude: Ave María…