Papa Francisco: «Padres, estad siempre muy cerca de vuestros hijos» - Alfa y Omega

Papa Francisco: «Padres, estad siempre muy cerca de vuestros hijos»

El Papa ha dedicado la catequesis de esta semana a san José, «modelo de educador» para «los padres, los educadores y los sacerdotes». En el que también es el día del Padre, Francisco invitó a los 60 mil peregrinos presentes en la Plaza de San Pedro a recordar con gratitud a sus propios padres, los que aún viven y los que han muerto, y a rezar un Padrenuestro con ellos

Redacción

«Pido para vosotros la gracia de estar siempre muy cerca de vuestros hijos, dejándolos crecer, pero estar muy cercanos, ¿eh?», les dijo Francisco a los padres presentes en la plaza. «Ellos tienen necesidad de vosotros, de vuestra presencia, de vuestra cercanía, de vuestro amor. Sed para ellos como san José: custodios de su crecimiento en edad, sabiduría y gracia. Custodios de su camino, educadores. Y caminad con ellos. Y con esta cercanía seréis verdaderos educadores. Gracias por todo lo que hacéis por vuestros hijos, ¡gracias!».

El Papa propone a san José como modelo para todos los educadores, para los padres, pero también para «los sacerdotes -que son padres, ¡eh!-», para los maestros y para «los que tienen un papel educativo en la Iglesia y en la sociedad».

Al final de la catequesis, el Papa subrayó que «algunos de nosotros hemos perdido al papá, se ha ido, el Señor lo ha llamado; tantos que están en la plaza no tienen a su papá. Podemos rezar por todos los papás del mundo, para los papás vivos y también por aquellos difuntos y por los nuestros, y podemos hacerlo juntos, cada uno recordando a su papá, si está vivo o está muerto. Y recemos al grande Papá de todos nosotros, el Padre, un Padre nuestro por nuestros papás: Padre nuestro…».

Texto completo de la catequesis del Papa

Queridos hermanos y hermanas, buenos días:

Hoy, 19 de marzo, se celebra la fiesta de san José, esposo de María y Patrono de la Iglesia Universal. Así que dedicamos esta catequesis a él, que merece toda nuestra gratitud y devoción por como fue capaz de custodiar a la Virgen Santa y al Hijo Jesús. Ser custodio es el sello distintivo de José, es su gran misión, ser custodio.

Hoy me gustaría retomar el tema de la custodia de acuerdo con una perspectiva particular: la perspectiva de la educación. Echemos un vistazo a José como el modelo del educador, que custodia y acompaña a Jesús en su camino de crecimiento «en sabiduría, edad y gracia», como dice el Evangelio. Él no era el padre de Jesús: el padre de Jesús era Dios, pero él le hacía de papá a Jesús, le hacía de padre para hacerlo crecer. Y ¿cómo lo ha hecho crecer? En sabiduría, edad y gracia.

Empecemos por la edad, que es la dimensión más natural, el crecimiento físico y psicológico. José, junto con María, se encargaron de Jesús, sobre todo, desde este punto de vista, es decir, lo criaron, preocupándose de que no le faltara nada de necesario para un desarrollo saludable. No hay que olvidar que el cuidado atento y fiel de la vida del niño también dio lugar a la huida a Egipto, la dura experiencia de vivir como refugiados -José ha sido un refugiado con María y Jesús- para escapar de la amenaza de Herodes. Luego, una vez de vuelta a casa y establecidos en Nazaret, hay todo el largo período de la vida de Jesús en su familia. En aquellos años, José enseñó también a Jesús su trabajo, y Jesús ha aprendido a hacer el trabajo carpintero con su padre José. Así José ha criado a Jesús.

Pasemos a la segunda dimensión de la educación que es la de la sabiduría. José fue para Jesús ejemplo y maestro de esta sabiduría, que se nutre de la Palabra de Dios. Podemos pensar en cómo José educó al pequeño Jesús a escuchar las Sagradas Escrituras, en especial acompañándole el sábado a la sinagoga de Nazaret. Y José lo acompañaba para que Jesús escuchara la palabra de Dios en la sinagoga.

Y, por último, la dimensión de la gracia. Dice siempre san Lucas refiriéndose a Jesús: «La gracia de Dios estaba sobre él» (2,40). Aquí, sin duda, la parte reservada a san José es más limitada respecto a los temas de la edad y de la sabiduría. Pero sería un grave error pensar que un padre y una madre no pueden hacer nada para educar a sus hijos a crecer en la gracia de Dios. Crecer en edad, crecer en sabiduría, crecer en gracia. Este es el trabajo que ha hecho José con Jesús: hacerlo crecer, en estas tres dimensiones, ayudarlo a crecer.

Queridos hermanos y hermanas, la misión de san José es sin duda única e irrepetible, porque Jesús es absolutamente único. Y sin embargo, en su custodia a Jesús, educándolo a crecer en edad, sabiduría y gracia, él fue un modelo para todos los educadores, especialmente para cada padre. San José es el modelo del educador y del papá, del padre. Así que encomiendo a su protección a todos los padres, los sacerdotes -que son padres, ¡eh!- y los que tienen un papel educativo en la Iglesia y en la sociedad.

En modo particular quisiera saludar hoy, en el día del papá, a todos los padres, a todos los papás: ¡Os saludo de corazón! Veamos: ¿hay algunos papás en la plaza? Levanten la mano los papás, pero ¡cuántos papás! ¡Felicidades, felicidades en vuestro día! Pido para vosotros la gracia de estar siempre muy cerca de vuestros hijos, dejándolos crecer, pero estar muy cercanos, ¿eh? Ellos tienen necesidad de vosotros, de vuestra presencia, de vuestra cercanía, de vuestro amor. Sed para ellos como san José: custodios de su crecimiento en edad, sabiduría y gracia. Custodios de su camino, educadores. Y caminad con ellos. Y con esta cercanía seréis verdaderos educadores. Gracias por todo lo que hacéis por su hijos, ¡gracias! Y a vosotros, muchas felicidades y buena fiesta del padre, a todos los papás que están aquí, a todos los papás. Que san José os bendiga y os acompañe.

También algunos de nosotros hemos perdido al papá, se ha ido, el Señor lo ha llamado; tantos que están en la plaza no tienen a su papá. Podemos rezar por todos los papás del mundo, para los papás vivos y también por aquellos difuntos y por los nuestros, y podemos hacerlo juntos, cada uno recordando a su papá, si está vivo o está muerto. Y recemos al grande Papá de todos nosotros, el Padre, un Padre nuestro por nuestros papás: Padre nuestro…

¡Y muchas felicidades a los papás!

RV