El Papa y el yerno de su amiga comunista, juntos en el Vaticano - Alfa y Omega

El Papa y el yerno de su amiga comunista, juntos en el Vaticano

El Papa Francisco se encontró, el jueves por la tarde con dos hermanos argentinos, Carlos y Rodolfo Luna, exiliados en Suecia. La peculiaridad del encuentro radica en que la esposa de uno de ellos, Estercita, ya fallecida, era la hija de la señora Ester, la jefa de Jorge Mario Bergoglio durante la etapa en la que trabajó en un laboratorio químico, simpatizante del comunismo y activa organizadora de la asociación Madres de la Plaza de Mayo. Fue asesinada por la dictadura militar argentina de 1977

Cristina Sánchez Aguilar

Ya lo dijo el Papa en sus conversaciones con Sergio Rubín y Francesa Ambrogetti, que luego reprodujeron en el libro El Jesuita. «Esther Balestrino de Careaga me enseñó la seriedad del trabajo. La quería mucho. Realmente, le debo mucho a esa gran mujer». Paraguaya simpatizante del comunismo, sufrió el secuestro durante la última dictadura argentina de una hija y un yerno, lo que hizo que participase de forma activa en la asociación Madres de la Plaza de Mayo. «Luego fue raptada y asesinada», recuerda el entonces cardenal Jorge Mario Bergoglio, quien también rememora la ayuda prestada escondiéndola en la biblioteca del colegio Máximo de Buenos aires, en un período en el que estaba bajo vigilancia militar.

Con su yerno, exiliado en Suecia, y otro compañero argentino, se encontró el Papa en la tarde del jueves. Al país sueco agradeció el Santo Padre su humanidad y hospitalidad con los refugiados políticos: «Me viene la historia de acogida del pueblo sueco y la experiencia de ustedes, en un momento donde los refugiados son mala palabra. Tenemos tantos refugiados… pero nadie los quiere. Tal vez el mensaje es que la salvación de un pueblo también es hermanarse con aquellos que están sufriendo el exilio de su patria. Porque Dios bendice. Eso es ser hermano».

Tras recordar el millón de refugiados existentes en El Líbano, y el hecho de que tantos países cierren sus fronteras, el Papa volvió a destacar la hospitalidad de Suecia, donde se organizan cursos para que los recién llegados aprendan el idioma, los ayudan económicamente y los encaminan para que se sumen a la sociedad.

También el Papa Francisco recordó a los cuatro millones de inmigrantes que hay en Argentina, donde la mayoría son paraguayos y bolivianos. Hizo un especial hincapié en la mujer paraguaya, «la mujer más heroica de América. Después de la guerra quedaban ocho mujeres por hombre. Y optó por tener hijos. Para salvar la Patria, la lengua, la cultura y la fe. Yo desearía que algún día el Comité del Premio Nobel, lo otorgase ¡a la mujer paraguaya! ¡La propongo!».