Carmen y Felipe, cincuenta años de matrimonio: «Hemos sido más felices que nadie» - Alfa y Omega

Carmen y Felipe, cincuenta años de matrimonio: «Hemos sido más felices que nadie»

Historias como la de Carmen y Felipe hablan de entrega y fidelidad, de amor sencillo y bueno que se muestra en lo cotidiano. Al echar la vista a atrás, reconocen que «nuestra mayor alegría ha sido…

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Cincuenta años separan estas dos imágenes

Carmen y Felipe: ¡cincuenta años de matrimonio! Todo un récord…
C.: No ha sido fácil, sobre todo al principio. Antes de casarnos, Felipe tuvo que marcharse tres años a Alemania para buscar trabajo, y yo me quedé aquí esperándole.

Entonces no había tantas posibilidades para comunicarse como ahora.
C.: Nos escribíamos cartas. ¡Era lo que había!

¿Siempre tuvisteis claro en esos años que queríais casaros?
F.: Sí. Yo creo que antes se entendía el torrao como algo más tranquilo. Se pensaban más las cosas, el poder adquisitivo era menor. Y además aquí el trabajo antes estaba muy mal.

¿Para el noviazgo hay que tener cabeza?
F.: ¡Yo creo que es fundamental!

Carmen, ¿mereció la pena esperarle tres años?
C.: Sí, claro que sí. Él me escribía y me decía que me fuera a Alemania con él, pero yo no me veía allí. Y además le dije que si encontraba una chica alemana mejor, que se casara (risas). Y entonces él se vino a por mí.

F.: Hombre, yo tenía allí trabajo, una casa de dos pisos, un buen sueldo… ¡El cielo y la tierra! Pero no la tenía a ella. Claro que la echaba de menos. Entonces pedí la cuenta a mi jefe, y él no se lo podía creer. «Tú mucho loco», me decía en español. Tenía de todo, pero yo le contestaba: «Pero si no tengo más que esto».

Hoy muchos matrimonios rompen, sobre todo al principio de la vida en común. ¿Cómo lo vivisteis vosotros?
C.: Nosotros fuimos muy felices. Habíamos estado tanto tiempo separados que nos echábamos de menos. No teníamos mucho dinero y no íbamos al teatro o al cine. Lo que hacíamos era pasear por el barrio, luego nos íbamos a casa, cenábamos… Éramos más felices que nadie.

¿Pero se puede ser feliz simplemente dando un paseo con tu mujer o con tu marido?
C.: Claro que sí. Si os queréis, claro que sí.

Y si no sientes ese amor, ¿qué pasa? Muchas parejas rompen porque dicen no sentir nada…
F.: El problema es que no hay educación. En todo.

C.: Hoy los chicos se juntan, se van a vivir juntos, y al cabo de un año se separan.

¿Por qué creéis que pasa eso?
C.: Porque no se quieren. La gente quiere mucha juerga (risas).

Dicen que el amor tiene parte de sacrificio, de esfuerzo, de aguantar un poco…
C.: Claro, él tiene que aguantarme a mí, y yo tengo que aguantarle a él. Desde el principio nos hemos ido sacrificando en el dinerito, en ir administrándolo, en no darte caprichos, en pagar el colegio de tus hijos… Pero como lo quieres, haces un esfuerzo. ¡No te vas a ir con otro!

¿Qué consejo daríais vosotros a una pareja de novios que está pensando en casarse? ¿Qué habéis aprendido en estos cincuenta años?
C.: Pues que intenten llevarse bien, que aguanten un poco las cosas del otro, y que, si algo no te gusta, en vez de enfadarte te callas y luego, cuando estés más calmado, le dices: «Pues yo pienso que esto es así o así».

F.: Yo les diría que aguanten lo que tengan que aguantar. Yo, por ejemplo, aguanto que hable ella todo el rato (risas).

Y también habrá habido momentos muy buenos. ¿Cuál es la mayor alegría que habéis tenido?
C.: Nuestra mayor alegría ha sido sencillamente poder vivir juntos tantos años, porque hay muchos que no han podido celebrar sus Bodas de Oro. Nosotros hemos sido muy felices.

¿Volveríais a casaros?
C.: Yo sí.

F.: Y yo también.

Echando la vista atrás, ¿podéis decir que Dios ha sido bueno con vosotros?
F.: (Señalando un crucifijo) ¡Pero si ese pobre hombre es lo mejor del mundo!

C.: Sí, es verdad, Él nos ha ayudado mucho.

Historias como la de Carmen y Felipe hablan de entrega y fidelidad, de amor sencillo y bueno que se muestra en lo cotidiano. Al echar la vista a atrás, reconocen que «nuestra mayor alegría ha sido sencillamente poder vivir juntos tantos años». Con sus dos hijos y cuatro nietos, celebrarán sus Bodas de Oro en la Eucaristía que monseñor Carlos Osoro presidirá el domingo en Madrid con matrimonios que cumplen veinticinco ó cincuenta años de vida en común.