La Marcha por la vida planta cara al frío con el apoyo del Papa - Alfa y Omega

La Marcha por la vida planta cara al frío con el apoyo del Papa

La ola de nieve y frío que ha azotado esta semana la costa Este de Estados Unidos puede haber deslucido en apariencia la gran Marcha por la vida de este miércoles. Pero la falta de asistencia quedó compensada por el apoyo explícito del Papa Francisco

María Martínez López

Los once millones de seguidores que tiene el Santo Padre en distintos idiomas en Twitter pudieron leer, el miércoles, alguna de las versiones de su tuit de apoyo a la manifestación, que en inglés decía: «Me uno a la Marcha por la vida en Washington con mi oración. Que Dios nos ayude a respetar toda vida, especialmente la más vulnerable». Este mensaje del Papa se produce pocos días después de que también hiciera llegar su apoyo, a través del Nuncio, a la Marcha por la vida que se celebró el domingo pasado en París.

Cada año, cientos de miles de asistentes asisten a la Marcha por la vida. Están acostumbrados a hacer frente al frío para defender al no nacido, pues la convocatoria se celebra siempre el día 22 de enero, aniversario de la sentencia Roe vs. Wade, que liberalizó el aborto en el país. Pero el caso de este año ha sido excepcional, pues las nevadas y heladas han obligado a suspender muchos vuelos y viajes en autobús.

El mal tiempo incluso impidió la participación de varios obispos en la Marcha: el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Joseph Kurtz, que había mostrado su deseo de participar para defender a las personas como su hermano, que tiene síndrome de Down; y monseñor Charles Chaput, arzobispo de Filadelfia.

Congelados, pero «por la mejor causa del mundo»

Aun así, varias decenas de miles de personas salieron a las calles. Armados con todo tipo de prendas de abrigo, los manifestantes no dejaron que el frío les alejara de su objetivo. «Quizá nos estamos congelando, pero nos estamos congelando por la mejor causa del mundo», subrayó el Presidente del Fondo de Educación y Defensa de la Marcha por la Vida, Patrick Kelly, al comienzo de la misma.

La noche anterior a la Marcha, se celebró la tradicional Vigilia Nacional por la Vida -ya van 35 ediciones-, a la que en años anteriores han asistido unas 10.000 personas. La Vigilia dura toda la noche, y casi 2.000 personas pasaron esas horas rezando en el templo, o durmiendo en el recinto adyacente.

El traje nuevo del emperador

En la Misa que abrió la Vigilia, el cardenal Sean O’Malley, Presidente del Comité de Actividades Provida de la Conferencia Episcopal, comparó a los defensores del aborto con el protagonista del cuento El traje nuevo del emperador. «El traje nuevo, hoy, se llaman derechos reproductivos, interrupción del embarazo, elección, y otros muchos subterfugios que disfrazan la realidad y la brutalidad que es el aborto. La voz de la Iglesia es como el niño que anuncia ante el mundo que ese traje nuevo es una mentira, una patraña, un engaño. La Iglesia, con el candor de un niño, debe proclamar esta verdad incómoda. El aborto está mal. No matarás».

El movimiento provida -añadió- «necesita ser la cara misericordiosa de Dios para las mujeres que se enfrentan a un embarazo difícil. Juzgar o condenar no es parte del Evangelio de la vida. Nunca debemos permitir que esa mujer perciba al movimiento provida como una panda de fariseos mojigatos y enfadados con piedras en las manos».

A la mañana siguiente, unos 25.000 jóvenes participaron en el rally y Misa por la vida para jóvenes organizada por la archidiócesis de Washington. Se trata sólo de dos de los muchos eventos organizados en las horas previas a la Marcha oficial, entre los que también se encuentran conferencias, debates y exposiciones.

Una «sagrada responsabilidad»

Con todo, la implicación de la Iglesia en esta gran campaña por la vida va más allá: la Conferencia Episcopal Estadounidense convocó una novena de oración, penitencia y peregrinación desde el pasado sábado hasta este domingo. Dentro de ella, se animaba a organizar, durante el fin de semana, celebraciones de envío para los fieles que iban a acudir a la Marcha. El arzobispo de Nueva York, el cardenal Timothy Dolan, celebró una de estas Misas. Tras ella, subrayó que «en cualquier parte donde la dignidad de la vida humana esté amenazada», los fieles tienen la «sagrada responsabilidad» de hablar y acudir en ayuda de las personas amenazadas, especialmente de los no nacidos.

Con una participación de entre 300.000 y medio millón de asistentes en los últimos años, la Marcha por la vida es la principal manifestación anual que acoge la capital de Estados Unidos. Otro elemento clave de su valor es la constancia: a pesar de la poca afluencia de los primeros años, la Marcha se ha celebrado sin interrupción durante 41 años. A ella se han sumado, además, eventos similares como la Caminata por la Vida, en San Francisco, hace diez años; y otra Marcha que ha comenzado este año en Chicago.

La fuerza del movimiento provida en EE. UU.

Dentro de esta masiva afluencia, juegan un papel importante las diócesis, parroquias, colegios y universidades católicas, que en ocasiones incluso suspenden las clases el día de la Marcha. Estos estudiantes tienen que viajar más de mil kilómetros y buscar formas de financiarse el viaje, pero suponen el rostro más joven y alegre de esta convocatoria.

También es habitual en la Marcha la presencia de políticos, especialmente miembros del Partido Republicano. Su portavoz en el Congreso, Eric Cantor, subrayó que «vosotros sois el arma no tan secreta del movimiento provida. Los que tenemos cargos públicos tenemos suerte de poder levantarnos sobre vuestros hombros».

Estos intrépidos manifestantes son un síntoma de la fuerza del movimiento provida estadounidense, que va dando sus frutos. Coincidiendo con la Marcha, una entrevista encargada por los Caballeros de Colón reveló que el 62 % de los encuestados cree que el aborto es un mal moral, y que el 84 % piensa que el aborto debería estar más restringido, incluido un 11 % que opinan que no se debe permitir nunca.