Voluntarios para «charlar, dar una vuelta o jugar a las cartas» con los mayores - Alfa y Omega

Voluntarios para «charlar, dar una vuelta o jugar a las cartas» con los mayores

La soledad en las personas mayores puede llegar a producir depresión, estrés crónico y ansiedad. La Fundación Amigos de los Mayores de Madrid lucha para que soledad y vejez no vayan obligatoriamente de la mano porque los mayores «aún tienen mucho que ofrecer»

Alicia Gómez-Monedero

«España, es el país donde los mayores se sienten más solos y curiosamente donde están más acompañados», cuenta Enrique Vaquerizo, «es muy común que muchas personas mayores aunque tengan hijos y los vean una vez por semana, no les resulte suficiente». Vaquerizo es responsable de comunicación de la Fundación Amigos de los Mayores. Este verano, la fundación lanzó una campaña para concienciar de la soledad de las personas mayores en vacaciones.

En datos del censo del pasado año, se estima que en Madrid residen más de 150.000 personas mayores que están solas. «Los estudios muestran que las consecuencias físicas y psíquicas de la soledad pueden ser depresión, estrés crónico y ansiedad», explica Enrique. Por eso, esta fundación se encarga de hacer la soledad más llevadera. Cuentan así con varios programas con el fin de acompañar a mayores que se sienten solos «porque esta situación, a veces, no tiene nada que ver con que estén acompañados», cuenta.

Una voluntaria con los abuelos durante las vacaciones de 2014 en Gredos

Unir vidas

La Fundación Amigos de los Mayores pretende concienciar de la necesidad de acompañamiento para aquellas personas que están solas mediante el trabajo de voluntarios. «Tratamos de unir a personas mayores y a personas voluntarias que viven en el mismo barrio», explica el responsable. Así, los voluntarios y los mayores «charlan, dan una vuelta, juegan a las cartas o hacen la compra».

Otro de los programas con los que cuenta la fundación consiste en acompañar a los mayores a hacer gestiones administrativas o a la consulta del médico. El voluntario «recoge a la persona mayor en su casa y al finalizar los recados la acompaña de vuelta», dice Vaquerizo.

Vacaciones para todos

Pero el voluntariado no acaba aquí. En verano se hacen escapadas de fin de semana para que los mayores también disfruten de la época estival. «Vamos a una casa rural en la sierra de Gredos y hacemos paseos, visitas, actividades», cuenta Enrique. Además organizan fiestas que suelen coincidir con Navidad y San Isidro, «invitamos a todos, mayores y voluntarios, para que pasen el día en un hotel merendando, con actuaciones musicales o bailando», relata. «Es una forma de establecer relaciones entre las personas mayores del mismo barrio y de que los voluntarios compartan sus impresiones entre ellos».

También se hace acompañamiento en residencias «tanto en Madrid como en Cantoblanco o en San Fernando de Henares».

Los voluntarios no son solo jóvenes estudiantes o trabajadores, sino también jubilados y en algunos casos «incluso hay voluntarios que superan en edad a la persona que acompañan», dice Vaquerizo, «porque, al final, es una cuestión de actitud».

Voluntarias y abuelas en la fiesta de San Isidro

Con más ganas

Los efectos del voluntariado producen en las personas mayores «más ganas de salir a la calle, más ilusión por la vida, incluso les cambia el carácter», asegura Vaquerizo, «lo que mejora significativamente su calidad de vida».