Monseñor Munilla: Si los terroristas no piden perdón, «nos vamos a encontrar con una paz meramente estratégica» - Alfa y Omega

Monseñor Munilla: Si los terroristas no piden perdón, «nos vamos a encontrar con una paz meramente estratégica»

Antes de reivindicar los derechos de los presos de ETA, «es necesario partir de una inequívoca condena de los actos terroristas que han cometido», porque lo contrario sería invocar «la justicia para amparar la injusticia o para ofender a las víctimas de esos presos ETA», ha dicho el obispo de San Sebastián, monseñor Munilla, en una entrevista a COPE Donostia. Sin una petición de paz y un arrepentimiento por parte de los terroristas, dice también, habrá «una paz meramente estratégica, que es compatible no ya con asesinatos, pero sí con odios, ofensas, exclusiones»

Redacción

«Un teletipo aislado puede generar una imagen distorsionada de la realidad», responde el obispo de San Sebastián, preguntado sobre la adhesión de algunos colectivos cristianos a la manifestación a favor de los presos de ETA del día 11 de enero. «Estos colectivos son grupos minúsculos -afirma-. Ahora bien, dicho esto, ¿qué les dice el obispo? Que para tener autoridad moral en la reivindicación moral de los derechos humanos de los presos -que es indiscutible que los tienen, como todos los seres humanos-, es necesario partir de una inequívoca condena de los actos terroristas que han cometido, porque lo contrario sería una falsedad», estarían invocando «la justicia para amparar la injusticia o para ofender a las víctimas de esos presos ETA». «Hay que comenzar por condenar el terrorismo de una manera inequívoca», afirma.

La Iglesia reconoce y trabaja por los derechos humanos de «todos los presos sin distinción», también los de ETA, a través de la pastoral penitenciaria, añade monseñor Munilla. «Ahora bien, cuando estos colectivos le piden a la Iglesia que tome posturas en temas debatidos como las sentencias judiciales, o las políticas penitenciarias, tienen que tener en cuenta que el cometido de la Iglesia no es el de tomar postura política sobre cuestiones que pueden tener opciones diversas igualmente legítimas. Por poner un ejemplo, la Iglesia no está para pronunciarse sobre si la doctrina Parot tiene o no carácter retroactivo. A Dios lo que es de Dios».

Preguntado sobre la posible aportación de los obispos en un posible desarme de la banda terrorista, el obispo de San Sebastián afirma que «la aportación de la Iglesia en general y de los obispos en particular es la de subrayar una serie de principios evangélicos que, por otra parte, no son un patrimonio exclusivos de los creyentes, sino que forman parte de la ley natural y hasta del mismo sentido común, aunque, como suele decirse, el sentido común muchas veces no es el más común de los sentidos». El primero de esos principios es el de la humildad, del que «se deriva necesariamente el arrepentimiento por los crímenes cometidos y la petición de perdón. Esta forma de ver las cosas por parte de la Iglesia, el reconocimiento del mal causado que han realizado en su conjunto los presos de ETA», dice, en referencia al comunicado de los presos de la banda, «nosotros pensamos que es claramente insuficiente». Puede incluso «ser carente de valor ético moral», o caer en un «actitud soberbia», a menos que «se profundice más» en esa línea, porque, junto al reconocimiento del daño causado, se lanza el mensaje de que no tuvieron «más remedio que hacerlo», que hicieron «lo que tenían que hacer».

«Frente a los que piensan que el arrepentimiento y la petición de perdón son unos conceptos específicamente religiosos y que, por tanto, no son extensibles a toda la sociedad -añade-, me atrevería a decir que la calidad del proceso de pacificación en el que estamos inversos va a depender de la cantidad y de la calidad de los arrepentimientos. De lo contrario, nos vamos a encontrar con una paz meramente estratégica, que es compatible no ya con asesinatos, pero sí con odios, ofensas, exclusiones».

Ley del aborto

Preguntado sobre el anteproyecto de ley del aborto, monseñor Munilla reconoce que, comparado con la ley anterior, en la que «se hablaba del aborto como un derecho», se produce un claro avance, puesto que ahora «se habla de la despenalización en algunos casos», e incluso se elimina el de la malformación del feto. «Obviamente, esta ley es más restrictiva que la anterior, pero desde nuestro punto de visa, no podemos estar plenamente satisfechos, porque entendemos que el principio de defensa de la vida no puede tener excepciones, y existe el riesgo de que, al aplicar esta ley, se produzca un coladero. Porque esta ley mantiene un supuesto que parece que es muy peligroso, que tiene un gran riesgo de una aplicación abusiva, que es el de la salud psicológica de la madre».

A juicio del obispo, «hay una gran falsedad cuando se habla del aborto como derecho de la mujer, cuanto todos sabemos que detrás de la mayoría de los abortos suele haber presiones del varón. Hay que deshacer falsos mitos: el aborto ligado al feminismo, al progresismo… Estos días he visto en Youtube una intervención del Presidente de Ecuador, Correa, un hombre de izquierdas, haciendo un discurso totalmente antiabortista, y él decía: Según esta manera de pensar que tenemos, si Pinochet hubiese sido abortista, entonces, habría sido de izquierdas, ¿no? Y si el Che Guevara hubiese sido antiabortista, habría sido de derechas. Es absurdo que liguemos el aborto al feminismo o al progresismo. ¡A ver, que estamos hablando del valor de la vida! La clave está, creo, que en la promoción de la maternidad. Creo que la mayor dignidad de la mujer consiste en que dignifiquemos su maternidad, que tengamos una sociedad que la tutele, que exista una conciliación de la maternidad con el trabajo y que nunca se oponga la dignidad de la mujer a la del niño que lleva dentro de ella».

Cuando se aprobó el anteproyecto, fue trending topic en twitter #mibomboesmio. Monseñor Munilla -cuenta- lanzó entonces el hashtag #esuntuenti: un tú en ti. «No podemos hablar de un niño como mi bombo; tiene una vida, una dignidad. Decir que el feto es parte de mí no tiene identidad propia, es una afirmación acientífica. Tenemos que defender la dignidad del nasciturus. La Iglesia desgasta su palabra y a veces su prestigio por defender este principio inviolable, que es el derecho a la vida de los más débiles», concluye.