«Mamá, no lloréis, Jesús me pide la sangre» - Alfa y Omega

«Mamá, no lloréis, Jesús me pide la sangre»

«Mamá, no lloréis, Jesús me pide la sangre; por su amor la derramaré; seré mártir, voy al cielo. Allá os espero»; «Si hablamos es para animarnos a morir como mártires; si rezamos, es para perdonar a nuestros enemigos». Éstas son algunas de las últimas palabras de los Mártires de Barbastro. Las recuerda Ayuda a la Iglesia Necesitada, que organiza el jueves 20, a las 19 h., en el Cine Palafox de Madrid, un pase benéfico de la película Un Dios prohibido

Redacción

Este jueves, 20 de junio, a las 19:00 h., la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada organiza un pase benéfico exclusivo de la película recién estrenada Un Dios Prohibido, en el cine Palafox de Madrid. Del director salmantino Pablo Moreno, la cinta narra los últimos días de las Mártires de Barbastro, un grupo de misioneros claretianos, en su mayoría jóvenes seminaristas, que fueron asesinados por odio a la fe junto con otros fieles al comienzo de la Guerra Civil Española. A continuación, reproducimos varios testimonios que dejaron escritos estos mártires durante su cautiverio, días y horas antes de su muerte:

«Así como Jesucristo en lo alto de la cruz expiró perdonando a sus enemigos, así muero yo mártir perdonándolos de todo corazón y prometiendo rogar de un modo particular por ellos y por sus familias. Adiós». Tomás Capdevila Miró, seminarista, 23 años. + 13 agosto 1936.

«No tenemos miedo, más bien sentimos hambre y grandes deseos de sufrir y ser mártires». Ramón Illa, seminarista, 22 años. + 15 agosto 1936.

«Morimos contentos por Cristo y su Iglesia, y por la fe de España». Manuel Martínez, Hermano coadjutor, 23 años. + 15 agosto 1936.

«Si hablamos es para animarnos a morir como mártires; si rezamos, es para perdonar a nuestros enemigos». Faustino Pérez, seminarista, 25 años. + 15 agosto 1936.

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«¡Viva Cristo Rey! ¡Viva el Corazón de María! ¡Viva la Iglesia Católica! ¡Señor! Perdono de todo mi corazón a todos mis enemigos, y os pido que mi sangre, que sólo por vuestro amor he derramado, lave tantos pecados como se han cometido en este Barbastro mártir. ¡Viva Cristo Rey y el Corazón de María!» Eduardo Ripoll, seminarista, 24 años. + 15 agosto 1936.

«Nos matan por odio a la Religión. ¡Señor, perdónales! En casa no hicimos ninguna resistencia. La conducta en la cárcel, irreprochable. ¡Viva el Corazón Inmaculado de María! Nos fusilan únicamente por ser Religiosos. Mamá, no lloréis, Jesús me pide la sangre; por su amor la derramaré; seré mártir, voy al cielo. Allá os espero». Salvador Pigem, seminarista, 23 años. + 13 agosto 1936.

«Seis de nuestros compañeros son ya Mártires. Pronto esperamos serlo nosotros también, pero antes queremos hacer constar que morimos perdonando a los que nos quitan la vida y ofreciéndola por la ordenación cristiana del mundo obrero, por nuestra querida Congregación y por nuestra queridas familias. ¡La ofrenda última a la Congregación, de sus hijos Mártires!» Mártires de Basbastro, Ofrenda última a la Congregación.