En el caso Beatriz «se está manipulando a la opinión pública» - Alfa y Omega

En el caso Beatriz «se está manipulando a la opinión pública»

Varias entidades provida españolas han denunciado la manipulación que el lobby abortista está realizando en el caso de Beatriz, la joven salvadoreña a la que este grupo de presión lleva semanas intentando conseguir un aborto. Este viernes se ha propuesto realizarle una cesárea la semana que viene, una medida compatible con la defensa de la vida de ambos

María Martínez López
Manifestantes ante la Corte Suprema de Justicia de El Salvador piden que se permita abortar a Beatriz

Beatriz, la joven salvadoreña a la que la Corte Suprema de El Salvador denegó un aborto esta semana, dará a luz la semana que viene mediante una cesárea. Varias entidades abortistas han hecho bandera del caso de esta mujer, que padece lupus e insuficiencia renal, y además espera un hijo con anencefalia -ausencia de un cerebro completo-, por lo que es previsible que muera poco después de nacer. En El Salvador, el aborto está totalmente prohibido, y en su fallo del miércoles pasado, la Corte Suprema -a la que había solicitado amparo Beatriz– subrayó que «los derechos de la madre no pueden privilegiarse sobre los del nasciturus ni viceversa».

A la espera de que se conozcan más detalles, la solución, anunciada tanto por la propia Beatriz -en declaraciones a la agencia Reuters– como por la Ministra de Salud del país, María Isabel Rodríguez, se asemeja más a la postura de los provida que a la salida defendida por los abortistas. En efecto, adelantar el parto en un momento -27 semanas de gestación la semana próxima- en el que el feto ya tendría bastantes esperanzas de sobrevivir -sin contar con su enfermedad-, en vez de matarlo en el vientre, permite intentar salvar la vida tanto de la madre como del hijo, y podría llegar a demostrar que la prohibición del aborto es compatible con una atención adecuada a casos incluso tan dramáticos como este. Queda por valorar, sin embargo, si dado que la situación de Beatriz es estable, no habría sido mejor esperar a que el embarazo hubiera avanzado más.

Las autoridades salvadoreñas han tenido que hacer frente, en las últimas semanas, a una gran presión por parte de diversas entidades, entre ellas Amnistía Internacional. También la Corte Interamericana de Derechos Humanos, a petición de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, emitió el jueves, tras conocerse la sentencia de la Corte Suprema, medidas provisionales en las que exigen al Estado salvadoreño que adopte «de manera inmediata las medidas necesarias para proteger la vida, integridad personal y salud» de la mujer.

Emotividad para evitar el debate racional

Varias entidades provida españolas han criticado duramente la actuación de las entidades abortistas en este caso. El Presidente del Foro Español de la Familia, Benigno Blanco, ha denunciado que «se está manipulando a la opinión pública internacional, aparentando un riesgo de muerte inminente que parece no existir». La Corte Suprema de El Salvador -aclara- ha considerado que la amenaza para la vida de Beatriz es «una posibilidad de futuro», pero no se ha podido acreditar un peligro cierto e inminente.

Se trata -añade Benigno Blanco- de «una estrategia de comunicación que se repite una vez y otra -desde hace décadas-, tanto en Europa -en Irlanda acaba de desarrollarse una campaña similar-, como en los países de otros continentes que mantienen leyes protectoras de la vida: se busca un caso duro, de drama personal para, explotando la sensibilidad y emotividad general a fin de evitar un debate racional, proponer legalizar el aborto presentando a los defensores de la vida como carcas, oscurantistas, inhumanos y opuestos a la vida de la embarazada». Por ello, esta entidad pide a los partidarios del aborto, tanto en El Salvador como en España, que respeten a Beatriz y dejen de manipular su drama para conseguir objetivos ideológicos.

Se pueden aplicar tratamientos agresivos

A continuación, el Foro de la Familia aclara cuál es, en casos así, la postura de los grupos provida: «Acabar directamente con la vida del no nacido no es aceptable éticamente nunca, sea cual sea la finalidad subjetivamente perseguida». Con todo, «si de verdad se diese el supuesto de tener que elegir entre una vida y otra, esta conducta nunca ha sido sancionable penalmente en ningún país civilizado». Del mismo modo, «si de verdad el lupus y demás circunstancias médicas de la madre aconsejan tratamientos agresivos para su curación, es legítimo y ético aplicar estos tratamientos aunque su efecto indirecto pueda ser la muerte del niño». Por otro lado, «el derecho a la vida del niño aún por nacer no disminuye porque padezca enfermedades o discapacidades, por graves que éstas sean» y aunque -como parece ser el caso esta vez- «su esperanza de vida tras el nacimiento sea mínima».

Conviene recordar que, al ser la anencefalia la falta de un cerebro completo -no la falta completa de cerebro-, puede darse con distintos grados de gravedad. En un informe elaborado en 1994, la American Medical Association afirmó que el 10 % de los bebés anencefálicos sobreviven más de una semana, y reconocía que con tratamiento médico adecuado, seguramente podrían sobrevivir más. De hecho, en esa misma época aún vivía Bebé K, que vivió dos años y medio con esta anomalía.

Otros casos de manipulación

También la plataforma Derecho a Vivir se ha pronunciado al respecto. Su portavoz, la doctora Gádor Joya, ha explicado que «según el comité médico que ha examinado a Beatriz, la enfermedad que padece no obliga a poner fin a su embarazo, sino a extremar los cuidados médicos para preservar su vida. Yo misma he atendido a mujeres afectadas de lupus que han dado a luz». También ha querido llamar la atención sobre el hecho de que «los abortistas se presentan como los defensores de la libertad de Beatriz, pero cada día que pasa se hace más extraño que nadie haya visto su cara. Parecería que la tienen como secuestrada».

No faltan ejemplos de hasta dónde puede llegar el lobby abortista en su afán por manipular situaciones dramáticas con tal de lograr sus objetivos. En el año 2003, ayudaron a escapar de Costa Rica a un hombre de quien la policía sospechaba que había abusado de su hijastra Rosita, de nueve años, y la había dejado embarazada. Tras una campaña similar a la de Beatriz, consiguieron que Rosita abortara en Nicaragua. Cuatro años después, la menor se quedó embarazada de nuevo, y se demostró que el autor de los abusos había sido, en ambos casos, su padrastro. La campaña de actuación de los abortistas hizo posible que los abusos se prolongaran cuatro años.