Tienes la opción de ver Gran Hermano - Alfa y Omega

Tienes la opción de ver Gran Hermano

Javier Alonso Sandoica

Siempre queda la opción de ponerte a ver Gran Hermano, que acaba de arrancar nueva temporada, pero te aviso de que todo lo que allí se te ofrece, como decía Tony Soprano a su psiquiatra, es «un globo que pasa». Y no estamos para vaciarnos. Por eso te propongo poner el listón cinco centímetros más arriba. Déjame proponerte un libro de filosofía, que la filosofía no es una asignatura, sino la posición más auténtica del hombre en la vida: preguntarse por qué, cómo es posible, la sorpresa de las flores y los gatos, por qué vivo y respiro. Los interrogantes nacen antes que la necesidad de comer, porque comer sacia, pero la urgencia de hallar sentido en la vida no se agota.

Acantilado ha editado este año un libro magnifico, El camino hacia la forma, de Jordi Pons, un estudio sobre la realidad y su Misterio desde tres miradas, la de un poeta (Goethe), un músico (Anton Webern) y un teólogo (Von Balthasar). El libro es una escuela de saber mirar cuanto existe, un desarrollo de la intuición del esplendor del ser, del que hablaba Santo Tomás.

Balthasar es muy insistente con su tesis: a Dios se le encuentra por el camino de la belleza. En griego kalós (belleza) se relaciona etimológicamente con kaléo (llamar). La belleza es una llamada al corazón del hombre que le grita percutivamente: «soy gratuita, porque mi Autor es pura gratuidad».

El segundo movimiento del concierto Emperador de Beethoven es un regalo sin pretensiones. Como decía Anton Webern de la séptima sinfonía de Mahler, «aquí hay solo amor, amor, amor». Por eso Balthasar dice que el núcleo de la Revelación de Dios en Cristo solo resulta visible «en su abandono desinteresado, que se revela, se entrega y se vacía». Y ese código de desinterés está por todas partes, la naturaleza es un muestrario de formas gratuitas, en boca de Angelus Silesius, «la rosa es sin porqué/ florece porque florece/ a ella misma no presta atención/ no pregunta si se la mira». Y el desinterés también está en las bellas artes.

No me extraña que Benedicto XVI, en su carta a los artistas de 2009, reprodujera un texto de Balthasar: «quien, en nombre de la belleza crispa los labios en una sonrisa, juzgándola como el juguete exótico de un burgués, de este se puede estar seguro que no es capaz de rezar y, pronto, ni siquiera de amar».

Pero ya te digo, siempre te queda la opción de ver Gran Hermano.