El padre Lombardi apoya los esfuerzos para el control de armas en EE. UU. - Alfa y Omega

El padre Lombardi apoya los esfuerzos para el control de armas en EE. UU.

«Las armas, en todo el mundo, consideradas en parte como instrumento de legitima defensa, son también seguramente el instrumento principal de amedrentamiento, violencia y muerte. Por eso es necesario repetir sin cesar los llamamientos para el desarme, para contrarrestar la producción, el comercio, el contrabando de armas de todo tipo, alimentado por indignos intereses económicos o de poder», ha asegurado el director de la Oficina de Prensa del Vaticano, el padre Federico Lombardi, mientras en EE. UU. se debaten medidas para poner coto a las armas

José Calderero de Aldecoa

El director de la Oficina de Información de la Santa Sede, el padre Federico Lombardi, sj, ha apoyado los esfuerzos del Gobierno y las principales confesiones de EE. UU. para controlar la tenencia de armas. En un editorial para el informativo semanal Octava Dies, del Centro Televisivo Vaticano, el director de la Oficina de Prensa calificó de «paso en la dirección correcta» las «iniciativas anunciadas por la administración estadounidense para la limitación y el control de la difusión y uso de las armas».

Lombardi, sin embargo, considera que «nadie puede ilusionarse con que solo baste limitar el número y uso de las armas para impedir, en el futuro, masacres horrendas como la de Newtown». Sin embargo, deja claro que ésa es la vía. «47 líderes religiosos de varias confesiones y religiones -subraya- han dirigido un llamamiento a los diputados estadounidenses para limitar las armas de fuego que están haciendo pagar a la sociedad un precio inaceptable en cantidad de masacres y muertes insensatas. Estoy con ellos», aseguró Lombardi.

Hace algo más de un mes se produjo el asesinato de 26 personas en la Escuela Elemental Sandy Hook, al que se refería el padre Federico Lombardi. Este crimen volvió a reabrir el debate sobre la necesidad de un mayor control de las armas de fuego. A este respecto, se han pronunciado los obispos de Estados Unidos, reiterando la petición de «medidas que controlen la venta y uso de armas de fuego», petición que ya emitieron en el año 2000. Por su parte, el Vicepresidente Joe Biden ha llamado a 12 líderes religiosos nacionales para pedirles su apoyo en un plan integral para reducir la violencia armada.

Texto íntegro del editorial

En contra de las armas

Las iniciativas anunciadas por la administración estadounidense para la limitación y el control de la difusión y el uso de las armas son ciertamente un paso en la dirección correcta. Se calcula que los estadounidenses posean hoy en día aproximadamente 300 millones de armas de fuego. Nadie puede ilusionarse con que solo baste limitar su número y uso para impedir en el futuro masacres horrendas como aquella de Newtown, que ha sacudido la consciencia estadounidense y mundial, ya sea de niños o de adultos. Pero sería mucho peor contentarse con las palabras. Y si las masacres son perpetradas por personas desequilibradas o arrastradas por el odio, no hay duda que serán efectuadas con las armas. 47 líderes religiosos de varias confesiones y religiones han dirigido un llamamiento a los diputados estadounidenses para limitar las armas de fuego que «están haciendo pagar a la sociedad un precio inaceptable en cantidad de masacres y muertes insensatas». Estoy con ellos.

Pero mientras la sociedad estadounidense está empeñada en este debate de necesario crecimiento civil y moral, no podemos dejar de extender la mirada para recordar que las armas, en todo el mundo, consideradas en parte como instrumento de legitima defensa, son también seguramente el instrumento principal de amedrentamiento, violencia y muerte. Por eso es necesario repetir sin cesar los llamamientos para el desarme, para contrarrestar la producción, el comercio, el contrabando de armas de todo tipo, alimentado por indignos intereses económicos o de poder. Ojalá se alcanzaran resultados, como las adhesiones a las convenciones internacionales, la prohibición de las minas antipersonas y de otras formas de armas mortales, la reducción del número inmenso y desproporcionado de las cabezas nucleares. Pero las armas son y serán siempre demasiadas. Como decía el Papa volando hacia el Líbano, todos estamos consternados por las masacres en Siria, pero las armas continúan llegando. La paz nace del corazón, pero será mas fácil alcanzarla si tendremos menos armas en las manos.