«Quien no vive para servir, no sirve para vivir» - Alfa y Omega

«Quien no vive para servir, no sirve para vivir»

«El servicio no es ideológico, no se sirve a ideas, sino que se sirve a personas», afirmó el Papa Francisco en su homilía de este domingo durante su primera misa en Cuba, en la Plaza de la Revolución de La Habana, en la que invitó al pueblo cubano a «servir de modo especial a sus hermanos», sin descuidarlos «por proyectos seductores pero que se desentienden del rostro del que está al lado»

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo

En su homilía, el Papa Francisco afirmó que «el Señor también nos hace hoy una pregunta: ¿de qué hablan cotidianamente ustedes? Como a los discípulos de ayer, también a nosotros nos acompaña la misma discusión: ¿quién es el más importante? Una pregunta que nos acompaña toda la vida, no podemos escapar de ella. La Historia de la Humanidad ha estado marcada por el modo en cómo se responde a esta pregunta».

El Papa Francisco subrayó que «Jesús plantea siempre la lógica del amor, una lógica que puede ser vivida por todos, lejos de todo elitismo para unos pocos privilegiados. La oferta de Jesús es para la vida cotidiana, también aquí en nuestra Isla, que hace que cada día tenga un cierto sabor de eternidad».

«El que quiera ser grande, que sirva a los demás, no que se sirva de los demás. Esta es la gran paradoja de Jesús. Como los discípulos de ayer, quizá nosotros nos preocupamos «en quién destacaría en un afán de superioridad sobre los demás, quién escalaría más pronto para ocupar los mejores cargos, pero Jesús nos dice que la vida auténtica se vive sirviendo».

Para el Papa, servir significa «cuidar la fragilidad, cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, los rostros sufrientes, desprotegidos y angustiados a los que Jesús nos invita a amar, en acciones y decisiones. Son personas de carne y hueso, con su fragilidad, a las que Jesús nos invita a defender, cuidar y servir».

«Somos invitados a dejar de lado nuestros deseos de omnipotencia ante la mirada concreta de los más frágiles –continuó el Santo Padre–. Debemos cuidarnos de servirnos de los otros, de beneficiar a los míos en nombre de lo nuestro, dejando fuera a otros y generando una dinámica de exclusión. Todos estamos llamando al servicio que sirve, y no caer en el servicio que se sirve». El servicio, además, «no es ideológico, no se sirve a ideas, sino que se sirve a personas».

«El pueblo que camina en Cuba –afirmó el Papa– tiene gusto por la fiesta, la amistad y las cosas bellas. Es un pueblo que camina, canta y alaba, tiene heridas pero sabe estar con los brazos abiertos. Les invito a que cuiden esa vocación, esos dones que Dios les ha reglado. Les invito a que cuiden y sirvan de modo especial la fragilidad de sus hermanos, no los descuiden por proyectos seductores pero que se desentienden del rostro del que está al lado. No nos olvidemos de la importancia de un pueblo, una persona, se basa en como sirve a sus hermanos. En eso encontramos el fruto de una verdadera humanidad. Quien no vive para servir, no sirve para vivir».