Vuelve el nacionalismo - Alfa y Omega

Vuelve el nacionalismo

Ricardo Benjumea

En este 2014, centenario de la Primera Guerra Mundial, la Iglesia debe hacer examen de conciencia. Desoyendo a san Pío X y a Benedicto XV, los obispos de muchos países se dejaron contaminar por el virus del nacionalismo que condujo a la catástrofe bélica (18 millones de muertos), y llegaron a «decir cosas terribles», reconoció el cardenal Marx, que anunció un gran encuentro europeo de oración el próximo 11 de noviembre en Verdún (Francia), el frente más sangriento de la Gran Guerra. Cien años después -constató-, «en Europa estamos en guerra» nuevamente, con el conflicto de Ucrania. Y en el conjunto del continente, «el resurgimiento del nacionalismo y del populismo» amenaza a «nuestras familias, a nuestros hijos, a nuestra convivencia».

Monseñor Giampaolo Crepaldi, arzobispo de Trieste y Presidente de la Comisión Caritas in veritate, del CCEE, remarcó que la diversidad es una de las grandes riquezas de Europa, pero a menudo «las diferencias son demasiado reafirmadas, demasiado exhibidas», lo cual termina resultando «paralizante». Como dato curioso, la celebración de las Jornadas coincidió con el referéndum escocés de independencia. El Secretario General de la COMECE, el sacerdote irlandés Patrick Daly, acogió «con alivio» el triunfo del No. La victoria del -aclaró- hubiera aumentado las tendencias disgregadoras en otras regiones de Europa.

«La Iglesia ama a Europa», dijo, en la presentación ante la prensa, el cardenal Angelo Bagnasco, arzobispo de Génova y Vicepresidente del CCEE (el Presidente, el cardenal Erdö, no asistió debido a la enfermedad de su hermano gemelo, que falleció finalmente el pasado sábado). La integración europea difícilmente va a contar con mejor abogado que la Iglesia, que eso sí, no se cansa al mismo tiempo de advertir de que hace falta una unidad de fondo, un horizonte de sentido, y no simplemente ir dando respuestas a las urgencias de tipo económico del día a día. «La Europa de las finanzas, de la economía, no puede resistir en pie» si no interioriza una visión» de futuro, subrayó el cardenal Bagnasco.

En la tarde del sábado, se celebró una Vigilia de oración en la catedral de La Almudena, en la que se recordó el histórico discurso de san Juan Pablo II en el acto europeo de Santiago de Compostela, el 9 de noviembre de 1982, con frases como la célebre: «Europa, sé tú misma. Descubre tus orígenes. Aviva tus raíces». El cardenal Rouco aludió también a la Exhortación postsinodal Ecclesia in Europa, en la que el Pontífice polaco puso a los cristianos de Europa «ante el espejo del Apocalipsis, de la necesidad de vivir con la conciencia crítica de que vamos siguiendo al Cordero hasta el día de nuestra victoria final», ya conquistada, pero sin que eso nos vaya a ahorrar hasta entonces tribulaciones y sacrificios. Poco antes, monseñor Juan Antonio Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid y coordinador de las Jornadas, había puesto a los mártires como modelo de la evangelización («¡que no se enfaden en Roma, pero en Madrid hay enterrados tantos mártires como allí, o alguno más!», dijo).

Otro de los participantes, el Secretario General de Cáritas Europa, el español Jorge Nuño, desarrolló la idea de que Europa no puede ser un proyecto cerrado en sí mismo, sino un instrumento para construir un mundo mejor. «En este momento, 800 millones de habitantes de la tierra sufren hambre, la mayoría niños», recordó. «En la crisis de Siria e Irak, cerca de 5 millones de refugiados y desplazados (toda la Comunidad de Madrid) han huido de sus casas». Y, sólo en 2014, «más de 1.800 personas han muerto en el Mediterráneo intentando construirse un futuro mejor». Si estos dramas humanos no nos dicen nada, es que algo está fallando. «El mundo está ardiendo y los cristianos europeos debemos ser portadores de esperanza».