El obispo de los jóvenes - Alfa y Omega

El obispo de los jóvenes

Don Carlos ha tenido siempre una especial predilección por los los jóvenes. «Nos invitaba a encontrarnos con el Señor, llenarnos de Él para luego salir al encuentro de los demás, especialmente de los más necesitados», explica una ovetense de 26 años

José Calderero de Aldecoa
El arzobispo, en la Ruta Gent Jove por la montaña, celebrada en Valencia en marzo de 2013. Foto: AVAN

Desde que es obispo, en 1997, monseñor Osoro ha mantenido la costumbre de celebrar encuentros habituales con los jóvenes. Carmen Álvarez estuvo en seis de esos encuentros. Corría el año 2006 y don Carlos era el titular de la archidiócesis de Oviedo. Convocaba todos los meses a los jóvenes asturianos. «Nos citaba para tener un encuentro, pero el encuentro no era con él. Nos invitaba a encontrarnos con el Señor, llenarnos de Él para luego salir al encuentro de los demás, especialmente de los más necesitados», explica esta ovetense de 26 años. «Escuchábamos la Palabra de Dios, cantábamos, recibíamos catequesis de don Carlos y terminábamos con la adoración al Santísimo».

«Os citaré todos los meses a tener un encuentro conmigo, para encontrarnos con el Señor». Es la invitación que don Carlos hace, en la primera Carta que ha dirigido a su nueva archidiócesis, a los jóvenes de Madrid. «Hay que jugarse la juventud por grandes ideales», les dice el arzobispo
«Os citaré todos los meses a tener un encuentro conmigo, para encontrarnos con el Señor». Es la invitación que don Carlos hace, en la primera Carta que ha dirigido a su nueva archidiócesis, a los jóvenes de Madrid. «Hay que jugarse la juventud por grandes ideales», les dice el arzobispo

Nos hablaba de tú a tú

«Era impresionante ver a tu arzobispo acompañándote, preocupándose por ti. Nos hablaba de tú a tú. Nos hablaba en primera persona: Te animo a…, te digo hoy…», añade Carmen. Y esa cercanía se le quedó grabada y le ayudó a acercarse más al Señor en la oración. «Nos ayudaba mucho a tener un trato personal con el Señor», recuerda.

A la calle, a evangelizar

Don Carlos invita siempre a esos jóvenes a salir a evangelizar. «En el último encuentro al que asistí, nos habló del Evangelio del amigo inoportuno que llama a tu puerta en mitad de la noche. A raíz de ese Evangelio nos habló de la oración y nos presentaba al Señor como un amigo con quien nos podemos encontrar y en quien podemos poner nuestra confianza siempre, a cualquier hora del día y de la noche. Y nos decía que ese encuentro con el Señor nos tenía que llevar a un encuentro con los demás. Nos hablaba de ser testigos de Cristo para los demás».

De norte, a sur

En 2009, Benedicto XVI nombró a don Carlos arzobispo metropolitano de Valencia, y allí comenzó de nuevo una relación especial con la gente joven. «Los encuentros con don Carlos eran muy emotivos y entrañables. Es una persona muy cercana y accesible. Un verdadero pastor de ovejas. Siempre al servicio de los feligreses, del desprotegido, del más débil, de aquel que más lo necesite. Siempre nos escuchaba y atendía nuestras necesidades. Y nunca faltaba un buen consejo, una buena frase, una buena palabra», explica María Teresa Roig, valenciana de 27 años. «Me sentía reconfortada, en paz. Se respiraba un ambiente de bondad. Me ayudó a vivir la fe con más intensidad, con mayor grado de implicación. Sentía que mi fe se fortalecía», añade.

Con él, los jóvenes de la diócesis valenciana han aprendido a hacer oración, a pensar en el prójimo, a salir al encuentro del otro..., y hasta a grabar un disco. Fue tras el terremoto que arrasó Haití en 2010. Don Carlos, compositor y cantor, les pidió ayuda para grabar un CD con cantos compuestos por él mismo y cuyos fondos irían destinados a los damnificados por el terremoto. Foto: AVAN
Con él, los jóvenes de la diócesis valenciana han aprendido a hacer oración, a pensar en el prójimo, a salir al encuentro del otro…, y hasta a grabar un disco. Fue tras el terremoto que arrasó Haití en 2010. Don Carlos, compositor y cantor, les pidió ayuda para grabar un CD con cantos compuestos por él mismo y cuyos fondos irían destinados a los damnificados por el terremoto. Foto: AVAN

Los primeros viernes de mes, don Carlos se reunía con cientos de jóvenes en la basílica de la Virgen, costumbre que ha decidido mantener su sucesor, el cardenal Cañizares». Y explica María Teresa que, «en aquellas Vigilias, nos enviaba a la misión». De ahí surgió el apoyo a iniciativas concretas, como Nightfever (un grupo de jóvenes sale a las calles, habitualmente en zonas de copas, e invita a otros jóvenes a venir a alguna iglesia). «La acogió y se implicó muchísimo. Siempre nos acompañaba en aquellas noches. Se pasaba todo el Nightfever confesando. Hasta cuatro horas en el confesionario. Su confesionario siempre tenía unas colas tremendas», continúa.

Una anécdota se le quedó grabada a María Teresa: en aquellas intensas jornadas de confesionario, los jóvenes se acercaban al arzobispo para ofrecerle una botellita de agua, pero él siempre la rechazaba a pesar del calor. «Decía que estaba a nuestro servicio y que no necesitaba nada», explica.

El último encuentro fue iniciativa de don Carlos y es su herencia más absoluta. Se llama Construir la Nueva Ciudad. «Desde la diócesis, se nos invitaba a los jóvenes a pasar una semana de misión en diferentes parroquias de diferentes localidades valencianas. Don Carlos nos fue visitando a todos los grupos. Nos atendía, se preocupaba por nosotros, nos escuchaba, y todo con mucho cariño. Le estamos súper agradecidos», concluye la joven valenciana.