El arzobispo de Valencia: «No hay justificación moral para la secesión» - Alfa y Omega

El arzobispo de Valencia: «No hay justificación moral para la secesión»

Llama a orar por la unidad de España en una carta pastoral: «Pedid por Cataluña»

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Foto: EFE/Jesús Carvajal

El cardenal arzobispo de Valencia, Antonio Cañizares, se convirtió ayer en actor del debate político en torno a las elecciones catalanas, al publicar una carta pastoral en la que llama a los fieles a «rezar por España y su unidad», al tiempo que advierte de que «no hay justificación moral para la secesión». En la carta, firmada por el purpurado y también por el obispo auxiliar de Valencia, monseñor Esteban Escudero, se anuncia una vigilia en la Catedral para el próximo viernes, a las 20 horas, a tal efecto. Asimismo, el arzobispo pide en su carta a todas las parroquias de la diócesis que incluyan oraciones con esta misma intención durante un mes en todas las misas.

Cañizares y Escudero citan en la carta pastoral a la Conferencia Episcopal Española, la Doctrina Social de la Iglesia y a san Juan Pablo II, para asegurar que no hay «ninguna justificación moral» para la secesión.

Aunque el documento asegura que «no entramos en valoraciones políticas», el arzobispo de Valencia añade que «desde el punto de vista moral, lo que suceda el 27 de septiembre plantea unas cuestiones de suma gravedad».

El texto afirma que «los católicos no pueden engrosar el número extenso de lo que alguien ha llamado la «cofradía de los ausentes»: es necesaria su presencia, en virtud de su fe y no a pesar de ella, en la cosa pública para llevar el Evangelio a esta y transformar y renovar desde dentro nuestra sociedad».

Honda repercusión

La intervención del purpurado en el debate sobre el proceso secesionista iniciado por Artur Mas tuvo ayer una honda repercusión. Numerosos medios y agencias de comunicación de todo el mundo se hicieron eco de las palabras de monseñor Cañizares, quien terminaba su texto con una llamada a orar por España y su unidad. «Pidamos por España, pidamos por Cataluña, pidamos por su fidelidad a las raíces que las sustentan, por su progreso, por su bienestar, por cuanto les afecta y necesitan».

Al margen de la carta de Cañizares, los obispos españoles se han referido al nacionalismo en los últimos años en sendos documentos; «Valoración Moral del terrorismo en España, de sus causas y de sus consecuencias», de 2002, y «Orientaciones Morales ante la situación actual de España», del año 2006. Esta instrucción es un documento muy crítico con la mentalidad laicista que impuso entonces el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y su vía libre al soberanismo catalán.

Entonces los obispos españoles afirmaron: «La Iglesia reconoce, en principio, la legitimidad de las posiciones nacionalistas que, sin recurrir a la violencia, por métodos democráticos; pretendan modificar la unidad política de España. Pero enseña también que, en este caso, como en cualquier otro, las propuestas nacionalistas deben ser justificadas con referencia al bien común de toda la población directa o indirectamente afectada. (…) Es un bien importante poder ser simultáneamente ciudadano, en igualdad de derechos, en cualquier territorio o en cualquier ciudad del actual Estado español. ¿Sería justo reducir o suprimir estos bienes y derechos sin que pudiéramos opinar y expresarnos todos los afectados?».

El tono del texto era mucho más suave que el de la instrucción pastoral del año 2002, en el que la amenaza terrorista estaba aún a la orden del día. En diciembre de ese año, los prelados reunidos en Asamblea Plenaria aprobaban un documento en el que aseguraban que «poner en peligro la convivencia de los españoles, negando unilateralmente la soberanía de España, sin valorar las graves consecuencias que esta negación podría acarrear no sería prudente ni moralmente aceptable. Pretender unilateralmente alterar este ordenamiento jurídico en función de una determinada voluntad de poder local o de cualquier otro tipo, es inadmisible».

Los obispos catalanes

Salvo en estos dos documentos, los organismos responsables de tomar decisiones dentro de la Conferencia Episcopal Española siempre se han mantenido al margen del debate soberanista. Su principal preocupación ha sido la deriva secularizadora del nacionalismo. Mientras algunos obispos catalanes dirimen sobre cuestiones políticas, sus iglesias y seminarios están cada vez más vacíos.

L. Daniele y D. Martínez / ABC