Cambios de última hora para levantar un sistema postrado - Alfa y Omega

Cambios de última hora para levantar un sistema postrado

Después de casi dos años de legislatura, el nuevo Gobierno por fin parece tener lista su reforma educativa. Sin embargo, la impermeabilidad del Ejecutivo, a la hora de redactar la nueva ley, ha provocado el rechazo de buena parte de la sociedad e, incluso, una fuerte contestación interna en el PP. A falta de los últimos trámites parlamentarios, aún hay margen para que el Ministerio introduzca los cambios que la ley necesita para garantizar una educación de calidad, exigente y que respete los derechos de los padres

José Antonio Méndez
La vuelta al cole ya no volverá a ser igual: el próximo curso, la LOMCE acabará con algunos errores endémicos de nuestra escuela

A pesar de que el ministro de Educación, don José Ignacio Wert, ha minimizado las protestas sociales que ha generado la LOMCE, al asegurar que, «comparado con países embarcados en reformas educativas, como México o Chile, el nivel de discrepancia en España se puede considerar una fiesta de cumpleaños», tanto dentro del Ministerio como dentro del PP se ha generado una notable preocupación por el futuro que pueda tener la LOMCE, que ha quedado marcada como una ley que nace de espaldas a las aulas, aunque no sea exactamente así. Según explican a Alfa y Omega fuentes próximas al Gabinete del ministro, «después de 30 años de monopolio educativo de la izquierda, era de esperar una contestación fuerte, porque los sindicatos tienen bastante peso en la enseñanza pública, no tanto por número de afiliados, sino por el ruido que montan. Las huelgas y las mareas también las esperábamos, porque la izquierda se moviliza muy rápido y sin escrúpulos, como se ha visto en Baleares, donde ha habido familias que han denunciado ante la Fiscalía que los profesores llevaron a los alumnos a la huelga y a una manifestación sin permiso de los padres, que hace falta tener poca vergüenza. A esa gente no les importa el fracaso y los malos resultados, porque nunca se han manifestado contra el abandono, o por los datos del informe PISA; lo que les interesa es que no se toque la LOE para que no se les desmorone su negocio ideológico. Por eso también esperábamos que los partidos que piensan igual, porque defienden la ideología de género, el marxismo o el nacionalismo, presentaran muchas enmiendas a la LOMCE -se han presentado 727-, y más en esta legislatura, que es en la que más partidos hay en el Congreso de toda la democracia, y todos de izquierdas salvo el PP. Lo que no esperábamos es que hasta el PP presentara 43 enmiendas. ¿Nadie había preguntado al Grupo Popular al hacer la ley, o es que no les hemos hecho caso? Porque hemos quedado fatal y parece que esta ley es tan mala que no la quiere ni el PP…».

Lagunas ignoradas

En efecto, la LOMCE ha sido una de las leyes que más enmiendas ha recibido en esta legislatura, amén de las muchas recomendaciones que sindicatos profesionales, asociaciones familiares y otras entidades educativas han hecho llegar al Ministerio durante la tramitación de la reforma.

Este semanario ha tenido acceso a varios de estos informes que han estado sobre las mesas del Ministerio y que señalaban lagunas graves que, sin embargo, no han llegado a verse subsanadas. Aunque, como la LOMCE aún está en la Comisión de Educación del Congreso, y hasta el 10 de octubre no se remitirá al Consejo de Ministros, aún hay tiempo para introducir los cambios necesarios que levanten un sistema educativo que lleva demasiados años postrado:

1º) ¿Lo mínimo, o lo máximo?

A lo largo de los primeros artículos de la ley, se habla, en varias ocasiones, de «los estándares y resultados de aprendizaje evaluable», sin embargo, no se fijan los criterios de esos estándares, es decir, los contenidos que debe saber un alumno para aprobar. Además, tampoco se corrige una deficiencia endémica de nuestro sistema: no establecer todo lo que debe enseñarse a un estudiante de un determinado curso, sino los contenidos mínimos. Es decir, que el listón de la exigencia sigue situándose a la baja…

2º) División autonómica

Los contenidos de las cerca de 50 asignaturas específicas y de libre configuración autonómica que la LOMCE contempla para Secundaria y Bachillerato dependen por completo de las Comunidades Autónomas, sin que el Ministerio pueda intervenir en ello, ni coordinarlas para garantizar que en toda España se enseñe lo mismo. Así, en cada Autonomía se estudiarán diferentes contenidos (y niveles) de Cultura Clásica, Filosofía o Segunda Lengua Extranjera, entre otras. Además, no hay previstos mecanismos de sanción para exigir que las Comunidades cumplan la ley, y en el caso de las lenguas cooficiales, no se impone que toda Autonomía oferte enseñanza en castellano, sino que si no lo hacen, el Gobierno financiará un centro privado donde sí se oferte.

3º) Nueva versión de EpC

Entre las materias cuyo contenido fijan las Comunidades están Cultura Científica y Valores Éticos y Sociales. Por eso, distintas asociaciones han alertado al Ejecutivo (en vano) de que se permite que las Comunidades gobernadas por el PSOE reediten las asignaturas Educación para la ciudadanía y Ciencias para el mundo contemporáneo, que el PP prometió eliminar durante su campaña electoral y que, efectivamente, desaparecen del currículo en la LOMCE.

4º) Religión: sin garantías

La asignatura de Religión también ha quedado deficientemente tratada con la LOMCE. Primero, los centros pueden no ofertarla en Infantil o en Bachiller, «por no ser tramos de enseñanza obligatoria», según argumentan desde el Ministerio, a pesar de que más del 72 % de los alumnos de Infantil y más del 40 % de los estudiantes de Bachillerato la eligen cada año. Además, el Ministerio recibió propuestas de diferentes entidades y expertos para que no se diese una alternativa entre Religión y Valores Éticos o Valores Sociales, sino que se impartiese una única asignatura, Sociedad, Cultura y Religión, con dos vertientes: confesional y no confesional. De ese modo, no se contrapondrían la ética y los valores sociales a la ética y a los valores de la religión, pues eso minusvalora no sólo el hecho religioso, sino la propia ciudadanía de los creyentes. Además, esta fórmula tendría el aval del Consejo de Estado, pues se propuso en la LOCE de 2002, e incluso en la época del Gobierno de Felipe González, con Suárez Pertierra de ministro.

6º) Religión: evaluable, pero poco

«Religión contará, pero poco»: así explicaba la Secretaria de Estado el papel de la clase Religión para obtener una beca. No será evaluada en los exámenes de final de etapa, ni en las pruebas externas. Para obtener una beca, contará como una más de entre todas las asignaturas que cursa un estudiante y con las que se calcula la nota media. Además, la portavoz de Educación del Grupo Popular, Sandra Moneo, advirtió, en agosto, que el PP está dispuesto a replantearse el que sea evaluable, con lo que no se respetarían los Acuerdos Iglesia-Estado.

7º) Poca exigencia en Primaria

A pesar de que el Congreso aprobó una enmienda del PP al artículo 21 de la LOMCE, el Grupo Popular no ha tocado otro aspecto de ese artículo: algunos expertos alertaron al Ministerio de que en el examen final de 6º de Primaria se evalúan sólo las habilidades matemáticas, lingüísticas y las competencias básicas en ciencia y tecnología, pero no en Ciencias Sociales, aunque esta asignatura también sea troncal. Esta falta de exigencia se suma a la falta de reformas en Infantil y Primaria, aunque es en estos tramos en los que se generan las carencias que derivan en fracaso en Secundaria.

8º) Aprobar con suspensos…

La LOMCE sigue manteniendo uno de los lastres que introdujo la LOGSE que aprobó el PSOE en los años 90: la promoción de un curso al siguiente, e incluso la obtención del título de Secundaria, con dos asignaturas suspensas. De hecho, aunque el PP presentó y aprobó una enmienda del artículo 29 de la LOMCE, no cambió el punto 3, que permite presentarse (¡y aprobar!) a la evaluación final de Secundaria con dos materias suspensas.

9º) Aún más ideología de género

La presencia de la ideología de género en la LOE era constante, y la LOMCE no sólo no lo ha corregido, sino que lo ha aumentado: el artículo 124 de la reforma establecía que serían sancionadas las discriminaciones por razón «de género, sexual, racial, xenófoba o de discapacidad», ante lo cual, hubo expertos que pidieron eliminar la palabra género por religión, pues las discriminaciones por motivos religiosos quedaban sin sanción, y ya se contemplaban las de tipo sexual. Pero el propio PP aprobó una enmienda que incluye el término religión, mantiene el de género y amplía a «orientación o identidad sexual».

10º) Diferenciada, sí pero…

La enseñanza diferenciada queda bien respaldada en la LOMCE, que aclara que este modelo no supone discriminación por sexo. Sin embargo, igual que con la concertada, deja en manos de las Comunidades la posibilidad de alegar falta de recursos para los conciertos, si no está en sus prioridades políticas atender las demandas de estas familias. Más allá de la LOMCE, el problema que debe solucionar ahora el Gobierno es qué ocurre con los centros a los que los Gobiernos de Andalucía y Asturias han retirado el concierto o les han solicitado una fianza de miles de euros para autorizar matriculaciones.

El misterio del Ministerio

Dentro del Partido Popular no son pocos los que muestran su extrañeza ante la actitud que ha mantenido el Ministerio durante la tramitación de la LOMCE: además de «renunciar a algunos planteamientos que en el PP habíamos defendido cuando estuvimos en la oposición -como un Bachillerato de tres años, o acabar con la promoción automática-», explican fuentes del partido, el gabinete del ministro Wert apenas ha aceptado introducir los planteamientos «que proponían nuestros socios naturales, como los sindicatos profesionales ANPE y CSIF, que no son sindicatos políticos; las asociaciones de padres del tipo Concapa, que no está ideologizada como Ceapa; o patronales de centros como FERE, CECE o Fomento, que tienen un peso enorme porque son el 25 % del sistema». Estas mismas fuentes lamentan que «el Ministerio ni siquiera ha tenido demasiado en cuenta las opiniones de Sandra Moneo, que es la que está dando la cara ante todo el mundo en el Congreso y fuera de él, que está demostrando un criterio cada vez más firme, que sabe qué modelo pedagógico quiere mucha gente del partido para mejorar la educación en España, y que no es una trepa, como otros en el Ministerio».

Esta actitud parece que nace de los técnicos ministeriales que se han encargado de redactar la reforma educativa, y que ya estaban en la época del Gobierno Zapatero. Por eso, la LOMCE no es una ley que nazca de cero, ni siquiera una versión actualizada de la LOCE que aprobó el PP en 2002 (aunque nunca entró en vigor), sino una modificación de la LOE socialista. Además, «no es que estos técnicos sean del PSOE, pero comparten la mayoría de sus premisas educativas; y como ni el ministro ni la Secretaria de Estado son personas vinculadas a la enseñanza, sino a la investigación y a la empresa (que está muy bien, pero para esos cargos hace falta algo más), no han sabido distinguir entre todas las voces que han escuchado cuáles eran dignas de crédito y cuáles no».

Lo que para algunos miembros del PP sigue siendo un misterio es «por qué nadie ha cesado a los técnicos anteriores, cuando por encima de ellos se puso a una persona de que tenía por misión, entre otras, evitar que pasara lo que ha pasado». Y añaden: «Si el ministro Wert se va antes de la reforma de las universidades, esperemos que quien venga detrás lleve por fin a cabo el cambio que más falta hace en nuestro sistema educativo: echar a toda la gente de segunda y tercera línea que lleva años en el Ministerio, y que lastran nuestro sistema educativo con las mismas ideas fracasadas sobre educación que tiene el PSOE».