¿Qué ha decidido el Sínodo de los Obispos? - Alfa y Omega

¿Qué ha decidido el Sínodo de los Obispos?

¿El Sínodo de los Obispos sobre la Familia ha aceptado o rechazado la posibilidad de dar la Comunión a los divorciados vueltos a casar? ¿Es verdad que el Sínodo ha adoptado propuestas contra el Papa?

Jesús Colina. Roma
El Papa reza con los obispos en el Aula sinodal el 9 de octubre, día de comienzo del Sínodo

Éstas destacadas en la entradilla son algunas de las preguntas que mucha gente se plantea en estos momentos a raíz de la cobertura de buena parte de los medios informativos sobre el Sínodo de los Obispos. Como suele suceder en estos casos, se trata de informaciones parciales. Este Sínodo tenía por objetivo discutir propuestas pastorales que ayuden a la Iglesia a estar aún más cerca de las personas, en medio de la crisis de la familia que, por distintos factores, se vive prácticamente en todos los continentes. Las manifestaciones de los desafíos que hoy afronta la Iglesia quedan reflejadas en delicadas cuestiones como pueden ser la situación de las personas que se han divorciado y vuelto a casar, las uniones de hecho de tantas parejas que no consideran el matrimonio, las uniones homosexuales, etc.

En casi todos los casos, se trata de situaciones que, con frecuencia, alejan a las personas de la Iglesia, pues se sienten juzgadas o incluso condenadas por ésta. El gran desafío que tenían ante sí los participantes en el Sínodo era comprender cómo en estas circunstancias la Iglesia puede ser madre (acogiendo siempre a sus hijos) y maestra (presentando la enseñanza de Jesucristo sobre el carácter indisoluble y único del matrimonio).

Tras discusiones, debates e incluso tensiones en el aula del Sínodo, las propuestas quedaron recogidas en un único documento, que ha sido bautizado con el nombre de Relación del Sínodo. Cada una de las propuestas, recogidas en un párrafo, fueron sometidas a votación. Este documento, aprobado por la Asamblea, se convierte ahora en el documento de reflexión para toda la Iglesia durante este año y en documento de trabajo para el Sínodo ordinario de los Obispos, que se celebrará en el Vaticano en octubre de 2015, con una participación aún más numerosa de representantes de los episcopados del mundo. Será entonces cuando se podrá saber cuáles serán las decisiones adoptadas por el Papa en respuesta a las propuestas de los obispos.

En el último día de sesiones de trabajo del Sínodo, el 18 de octubre, el Papa Francisco tomó una decisión sin precedentes. Decidió que el Vaticano publicara tal cual el documento con las propuestas presentadas por los obispos y el número de votos a favor o contrarios que cada una de ellas había alcanzado. Hasta tiempos de Juan Pablo II, no se hacían públicos los documentos de los Sínodos, para dar al Papa la libertad de integrarlos después en el documento final que él firma. Benedicto XVI adoptó la práctica de hacer públicos estos documentos, pues de todos modos acababan siendo filtrados por la prensa. Ahora, el Papa no sólo ha decidido publicar la versión aprobada, sino incluso la versión sometida a voto con el apoyo recibido. Hay que tener en cuenta que, para aprobar una propuesta, hacen falta dos terceras partes de los votos de los Padres sinodales, es decir una mayoría cualificada.

Amplio consenso

La inmensa mayoría de los pasajes de la Relación recibió prácticamente todos los votos de la Asamblea. En algún caso, votaron a favor los 179 participantes. En la mayoría de los casos, los votos en contra no superaron los 10.

Hay pasajes importantes en este documento que la prensa ha descuidado. Por ejemplo, en la propuesta 8, que recibió el apoyo de todos los votos menos uno, la Relación del Sínodo lanza una decidida defensa de la mujer. «No hay que olvidar los crecientes fenómenos de violencia de los que son víctimas las mujeres, en ocasiones, por desgracia, incluso dentro de las familias», explica el documento, que en particular denuncia «la grave y difundida mutilación genital de la mujer en algunas culturas».

La propuesta número 5 reconoce, con 177 votos a favor, como aspectos positivos actuales «una mayor libertad de expresión y el mayor reconocimiento de los derechos de la mujer».

En la propuesta número 6, el documento también denuncia los efectos de terribles políticas familiares, alimentadas o justificadas con la crisis económica. Con 175 votos a favor, la propuesta denuncia «la creciente pobreza y precariedad laboral que es vivida en ocasiones como una auténtica pesadilla, o un régimen fiscal demasiado pesado que, ciertamente, no alienta a los jóvenes al matrimonio. Con frecuencia, las familias se sienten abandonadas por la falta de interés o atención de las instituciones».

El Sínodo también ha adoptado, con la práctica unanimidad, resoluciones en defensa de los niños. En particular, la Relación se hace portavoz de los derechos de los niños (número 5), así como de su sufrimiento cuando los pequeños «se convierten en motivo de contienda entre padres», haciendo de los hijos «auténticas víctimas de las laceraciones familiares» (n. 8). Esa misma resolución condena el creciente fenómeno de los niños de la calle en las sociedades marcadas por la violencia. El Sínodo alienta, casi por unanimidad, la promoción de las adopciones de niños como un gesto de amor y responsabilidad, en la resolución 58.

El cardenal Robert Sarah, Presidente del Consejo Pontificio «Cor Unum», en el centro, junto a Jeannette Toure, auditora, y a otros obispos, al finalizar la última sesión del Sínodo

Cuestiones de debate

Los medios informativos, como es lógico, se han concentrado sobre todo en informar sobre cuestiones importantes que hoy crean debate dentro de la Iglesia y del mismo Sínodo. De hecho, de los 62 párrafos de la Relación, tan sólo tres no han logrado al menos dos tercios de los votos, aunque sí han recibido la mayoría absoluta. Dos de ellos, los párrafos 52 y 53, están dedicados a la posibilidad de que las personas que se han divorciado tras un matrimonio cristiano y que se han vuelto a casar civilmente puedan recibir los sacramentos de la Comunión y de la Confesión.

El párrafo 52 es el que más votos contrarios recibió: 104 a favor y 74 en contra. «Varios padres sinodales -se lee en él- han insistido a favor de la disciplina actual, en virtud de la relación constitutiva entre la participación a la Eucaristía y la comunión con la Iglesia, y su enseñanza sobre el matrimonio indisoluble. Otros se han expresado por una acogida no generalizada en el banquete eucarístico, en algunas situaciones particulares y bajo condiciones muy precisas, sobre todo cuando se trata de casos irreversibles y ligados a obligaciones morales ante los hijos, que sufrirían consecuencias injustas. El eventual acceso a los sacramentos debería ser precedido por un camino penitencial bajo la responsabilidad del obispo diocesano».

El párrafo 53, que tampoco fue aprobado (recibió 64 votos contrarios), sugiere que, en vez de la Comunión eucarística, los divorciados vueltos a casar se limiten a hacer una comunión espiritual o de intención. Los Padres sinodales vieron ciertas contradicciones, motivos por los cuales sugieren que se profundice el argumento.

El tercer párrafo no aprobado es el 55, dedicado a la atención que la Iglesia debe dispensar a los homosexuales. Recibió 62 votos contrarios. El pasaje se basaba en dos citas del magisterio precedente, en concreto, un documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe que había firmado el cardenal Joseph Ratzinger. Por una parte, la resolución aclaraba que «no existe fundamento alguno para asimilar o establecer analogías, ni siquiera remotas, entre las uniones homosexuales y el designio de Dios sobre el matrimonio y la familia». Por otro lado, recordaba que «los hombres y mujeres con tendencias homosexuales deben ser acogidos con respeto y delicadeza», evitando toda «injusta discriminación».

¿Cómo es posible que el Sínodo haya rechazado una propuesta basada en el magisterio ya emitido por la Iglesia en el Catecismo? En realidad, los obispos, al no adoptar esa formulación, simplemente están diciendo que la cuestión todavía tiene que ser analizada con más tiempo y profundidad. Y es que el Sínodo no es más que una etapa dentro de un proceso de discernimiento de la Iglesia que culminará el próximo año, con otro Sínodo aún más representativo sobre la familia. Estas cuestiones serán reflexionadas durante este año en las diócesis, Conferencias Episcopales, entre teólogos, y volverán a afrontarse con la importancia y tiempo que requieren en octubre de 2015.

Sólo entonces, después de que el Sínodo haya adoptado un documento común, el Papa escribirá las conclusiones que se convertirán en la brújula pastoral para la Iglesia. Entonces sí podremos responder a la pregunta de cuáles son las propuestas pastorales de la Iglesia para acompañar en el camino de la vida a sus hijos que viven situaciones como la de la ruptura de un matrimonio o la tendencia homosexual.